La comunidad empresarial del país está preparada para trabajar con quien gane las elecciones del próximo 1 de julio y buscará la construcción en común de una agenda de país, adelantó Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
El líder empresarial aseveró que rumbo a los comicios nacionales se debaten dos visiones de nación: una que apuesta por la apertura económica y otra que sólo aparenta hacerlo, pues apunta a resolver los problemas “encerrándonos en nosotros mismos”.
No obstante, dijo a El Economista que para los empresarios no sólo es necesario, sino obligado, tender puentes entre ambos proyectos, “porque el 1 de julio pasará, la nación va a seguir viviendo y existe la firme convicción de abonar a la gobernabilidad y unidad del país”.
- Para lograrlo, se requiere un diálogo de calidad en el que es crucial la confianza, entendiendo lo que le toca a cada uno. Los ingredientes para generar confianza son, a su vez, el conocimiento de los temas sobre los que se dialoga y la sinceridad, dijo Castañón. “Podemos diferir, pero también podemos construir en la confianza de que aún en lo que diferimos podemos encontrar caminos”.
- Sobre éstos, añadió, pueden ser “un poco más hacia la izquierda o a la derecha, pero siempre hacia adelante, para que vayamos construyendo juntos ese México en la libertad y en la prosperidad, que se gana con la prosperidad de cada una de las personas”.
—¿Cuál es su visión sobre lo que nos queda vivir en el 2018?
Nos quedan por lo menos tres dimensiones: por un lado, la culminación de una agenda internacional de México, que a la fecha ha sido muy exitosa. Renovamos el TLC con Europa, hicimos el TPP 11, se amplió la Alianza del Pacífico y esto diversifica los mercados y abre opciones para México.
El mundo ha estado muy pendiente de cómo hemos venido manejando la negociación de América del Norte. Si hacemos un balance después de ocho meses, podemos decir que México ha hecho un gran papel en esa negociación. Seguimos sentados en la mesa y existen posibilidades de que en el 2018 podamos tener un acuerdo en principio.
Por otro lado, tenemos una discusión sobre cómo resolver las carencias y los retos en México. Todos estamos de acuerdo en que el gran problema es la pobreza. Que tenemos un problema de seguridad y de corrupción. La cuestión es cómo resolverlos.
Mientras un modelo nos dice: los vamos a resolver encerrándonos en nosotros mismos, hacia adentro, el otro dice “no”, vamos a replicar en el sur-sureste del país el modelo de crecimiento basado en la apertura que ya se aplicó con éxito en el centro-norte.
Estos retos son muy importantes porque ninguna sociedad se maneja con independencia del poder político. Aparentemente los dos modelos están de acuerdo en que la apertura económica continúe, pero uno de ellos hace énfasis en que las soluciones tienen que ser hacia adentro. Una última dimensión tiene que ver con la culminación de las tareas pendientes del actual gobierno.
—¿Hay posibilidades de tender puentes entre los dos proyectos de nación?
Es posible y existe la obligación de hacerlo. En ese proceso los empresarios debemos tener muy claro qué es lo que queremos para México y poder decir a cada proyecto aquí sí, aquí difiero, aquí hace falta profundización, etcétera. Pero uniéndonos todos en el diagnóstico. Sabemos que debemos ser firmes en nuestra visión de nación, porque el 1 de julio pasará y la nación va a seguir viviendo. Y los empresarios tendremos que trabajar con quien resulte ganador en las elecciones.
Teniendo una firme una convicción sobre hacia dónde debemos ir y la convicción de abonar a la gobernabilidad y unidad del país, nosotros tenemos que formar una agenda con las fuerzas políticas que resulten ganadoras en todos los niveles de gobierno.
—Muchas encuestas muestran que una abrumadora mayoría de mexicanos quiere un cambio…
Sí, da la impresión de que 60-70% de los mexicanos quieren un cambio, pero no sabemos para dónde y qué cambio queremos. No está claro que lo queremos hacia la rendición de cuentas, el orden, la transparencia o estamos hablando de un cambio económico o de gobernanza, o político.
Lo que sí sabemos es que es necesario porque el sistema político no nos ha respondido y los que nos representan y nos gobiernan han ofendido a la sociedad, no digo que todos, pero en lo general.
—Existe la percepción de una fisura entre empresarios y sociedad, ¿Cómo resolverla e interpretarla?
Yo creo que algunos actores políticos han alimentado esta división entre sociedad y empresarios y también creo que algunos pseudoempresarios no ayudan y alimentan esa animadversión hacia los empresarios. Sin embargo, más de nueve de cada 10 empleos se generan en la iniciativa privada.
El que genera un empleo es empresario y si 93% de los mexicanos vive todos los días con base en un empleo o algo que emprendemos y nos ligamos con un empresario o con un grupo de empresarios que toma la iniciativa para tener una empresa en la que trabajamos, estamos ligados y somos 90 o 92% de la sociedad, porque las empresas no se hacen sin trabajadores. Por tanto, vamos juntos.
—¿Habrá condiciones para un diálogo entre el empresariado y los políticos tras las elecciones?
Son naturales las diferencias que hay en una campaña electoral. Cada quién se quiere diferenciar y tener muy marcada su visión de país. A nosotros nos interesa dialogar en campaña y después de la campaña y seguir enriqueciendo la discusión pública de México.
—¿Qué le toca a cada quién?
La construcción de la nación en el siglo XXI es con base en lo que cada quién sabemos hacer. En el empresario, generar valor, con responsabilidad y cumplimiento de la ley. Necesitamos progreso y desarrollo económico que en la libertad, empresas y trabajadores tenemos que hacer.
Yo represento a todos los empresarios del país, no sólo a los grandotes. De los empresarios que yo represento, 95% tiene menos de 10 trabajadores, 98%, menos de 50. Crear valor es nuestra función y pagar impuestos. La otra es participar como sociedad para que tengamos una vida pública correcta.
Ahora, del otro lado ¿qué significa actuar en la política? Tener gobiernos eficientes y transparentes, que provean bienes públicos e impulsen el bienestar. Que nos den equidad en la administración de la justicia y seguridad. Lo demás lo hacemos nosotros (los empresarios y trabajadores), en la libertad.
—¿Qué define la calidad del diálogo?
El principal contenido es la confianza y ésta se gana con conocimiento y con sinceridad. Si hay un ambiente de confianza se puede construir. Podemos tener diferencias, pero podemos construir en la confianza de que aún en lo que diferimos podemos encontrar caminos.
—¿Cuál es el mensaje que desea transmitir con claridad a los contendientes políticos?
Los empresarios de México estamos convencidos de que nuestro país tiene un extraordinario futuro. No perdamos la unidad. Nosotros estamos comprometidos con nuestra nación, con el poder Ejecutivo y el Legislativo que nuestras instituciones determinen en su momento que ganaron estos procesos electorales. Trabajaremos con la propuesta, en la unidad, en una visión de futuro que sea viable para todos los mexicanos./ CON INFORMACIÓN DE EL ECONOMISTA