Cambio Climático origina HAMBRUNA y ENFERMEDAD a la Región de LATINOAMERICA

El impacto directo del clima en la salud, las investigaciones ha encontrado también factores indirectos.

Después de 11 meses consecutivos de altas temperaturas a nivel global, un nuevo estudio encontró que Latinoamérica y el Caribe han sufrido los peores efectos de un mundo más caliente.

  • El hambre y las enfermedades continúan aumentando en nuestro continente después de un año de calor extremo, inundaciones y sequía, según anunció en su último informe la Organización Meteorológica Mundial (OMM.)

El caos climático, causado por una combinación de calentamiento global inducido por las acciones humanas y el fenómeno natural El Niño, muestra su lado más crudo con las inundaciones que sufre Porto Alegre, en el sur de Brasil, y al cerrar el mes de abril más caliente de la historia de la humanidad.

  • Pero también aprieta en México que atraviesa la tercera ola de calor con el recuerdo fresco de la tragedia que dejó el primer huracán de categoría 5 que tocó Acapulco, en octubre pasado.
  • Mientras no da tregua en el Canal de Panamá, donde hubo 41% menos de precipitaciones que lo normal, lo que causó dificultades en uno de los principales puertos de comercio mundial.
  • En tanto, también hubo inundaciones en Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú y Bolivia que se cobraron vidas, anegaron cultivos y afectaron a miles de familias. En conclusión, 2023 se recordará como un triste año para Latinoamérica.

Problemas concretos

La Organización Meteorológica Mundial aseguró que los desastres y el cambio climático, junto con los shocks socioeconómicos, son las principales causas de la inseguridad alimentaria que ya afecta a 13.8 millones de personas de nuestra región.

  • Es que América Latina es una de las zonas de producción de alimentos más importantes del mundo y este contexto la toca de manera negativa. Por ejemplo, la producción de trigo en Argentina cayó 30% por debajo del promedio de cinco años, y se espera una pérdida similar en la cosecha del grano en el estado brasileño de Paraná y Río Grande del Sur. Con este desbalance, los precios de los alimentos están aumentando.

Al mismo tiempo, al tener un planeta cada vez más caliente, las enfermedades se esparcen por territorios cada vez más amplios. La OMM comprobó más de 3 millones de casos de dengue sólo en los primeros siete meses de 2023, cifra que superó el récord del año anterior en el continente. Incluso Uruguay registró sus primeros casos de chikungunya mientras que Chile dio la alerta por la presencia del mosquito Aedes aegypti, vector del dengue.

Otra consecuencia del calor extremo son las miles de muertes que ocasiona y que vienen subiendo de a miles, año a año. Si bien aún no se tienen las cifras de 2023, se espera que haya habido un pico de casos fatales.

Como dijo Profesor José Marengo, autor principal del reporte y director del Centro Nacional de Monitoreo y Alerta Temprana de Desastres Naturales de Brasil, “Lamentablemente esto es sólo el comienzo. Eventos como estos son cada vez más frecuentes y tienen período de retorno más corto”.

Fiebre oropouche, la enfermedad que ha reaparecido en América Latina

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva desde el comienzo de año advirtiendo de la reaparición de fiebre del Oropuche en algunos países de América del Sur. Tal y como explica este mismo organismo, es una infección provocada por el virus Oropouche orthobunyavirus, que es endémico de las áreas tropicales y subtropicales de Sudamérica y Centroamérica como Cuba, Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá y Perú.

  • La enfermedad se transmite por la picadura de mosquitos vectores y hasta el momento no se ha documentado ningún caso de transmisión de persona a persona. Los especialistas advierten de que la causa principal de su reaparición está relacionada con el cambio climático y el aumento de las temperaturas, ya que esto está propiciando la expansión de muchas enfermedades antaño circunscritas a las áreas de clima tropical, a medida que aumenta el hábitat de su principal vector: los mosquitos.

Sus síntomas son muy parecidos al de el dengue: aparición repentina de fiebre alta, dolor de cabeza, mialgias, erupción cutánea, dolor en las articulaciones, vómitos. Tiene una duración de entre tres y seis días, y normalmente de carácter leve (aunque, en ocasiones, provoca complicaciones graves). A menudo se produce una breve reaparición de los síntomas y, en pocos casos, provoca una meningitis aséptica con signos como dolor de cabeza, fiebre, rigidez en el cuello, malestar general, fatiga o sarpullido.

  • No existe actualmente ningún tratamiento específico para la fiebre del Oropouche, por lo que el abordaje se centra en el alivio sintomático del enfermo (reposición de líquidos, control de la temperatura corporal, administración de analgésicos…) y en el control de las complicaciones que puedan surgir.
  • Los esfuerzos, por tanto, se centran más en el ámbito de la prevención. En este sentido, son importantes medidas como el uso de repelentes para insectos y telas mosquiteras, la correcta gestión de las aguas y la fumigación y eliminación de los criaderos de mosquitos vectores cercanos a las áreas habitadas.

Otras enfermedades reemergentes en América Latina

La lepra es una enfermedad infecciosa crónica causada por la bacteria Mycobacterium leprae, que afecta principalmente a la piel y al sistema nervioso periférico. Aunque se ha logrado reducir su incidencia en muchos países, aún está presente en más de 120 naciones, y se notifican más de 200.000 nuevos casos de personas con lepra en todo el mundo cada año.

  • Recientemente, en México se han reportado aumentos en los casos de lepra, especialmente en 12 municipios que son objeto de vigilancia prioritaria debido al aumento de pacientes con la enfermedad.

La transmisión de la lepra no es fácil, y puede pasar mucho tiempo antes de que aparezcan los síntomas, lo que dificulta el rastreo del origen de la infección. Los expertos creen que la bacteria se disemina a través de pequeñas gotas en el aire liberadas cuando una persona con lepra tose o estornuda. También puede transmitirse por contacto con los líquidos nasales de un paciente. Sin embargo, la lepra es tratable con una combinación de antibióticos, lo que permite que los pacientes sigan con su vida normal y ya no requieran reclusión en leprosarios.

Tuberculosis

La tuberculosis, por su parte, es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis y generalmente afecta los pulmones, aunque también puede atacar otros órganos como los riñones, la columna vertebral y el cerebro. Aunque los esfuerzos para controlar la tuberculosis han sido efectivos en ciertas áreas, sigue siendo una endemia en la región.

  • En 2021, se registraron 309,000 casos de tuberculosis en todo el mundo, y 32,000 personas murieron a causa de esta enfermedad. Esto representa un aumento en comparación con los años anteriores, lo que indica la necesidad de continuar con los esfuerzos de prevención y tratamiento.

En Perú y Argentina, la tuberculosis sigue siendo un problema significativo. Perú reportó 3,519 casos de tuberculosis en menores de 15 años para 2020, con una tasa de incidencia de 31 casos por cada 100,000 habitantes, la segunda más alta en la región.

En Argentina, se notificaron 12,569 casos de tuberculosis en 2021, con una tasa nacional de 27 por cada 100,000 habitantes, un 15.3% más alta que en 2020. Aunque hubo marcadas diferencias entre las jurisdicciones, todas presentaron casos de tuberculosis.

Más parásitos, virus, bacterias y mosquitos

El Niño se caracteriza por el calentamiento de las aguas en el centro y este del Pacífico ecuatorial, que provoca que los vientos se debiliten, la masa de agua caliente no circule, libere más calor a la atmósfera y favorezca la aparición de lluvias en la región. En otras zonas, al mismo tiempo, puede generar sequías.

Pese a tomar forma en el Pacífico, tiene influencia en el clima de diversas partes del mundo. “En la América Latina, El Niño produce un aumento de temperatura y lluvias en la costa del Pacífico, sur y sudeste del Brasil y norte de la Argentina, mientras provoca sequías en la América Central, parte del Caribe y en el norte de Sudamérica”, señala Christovam Barcellos, del Departamento de Información y Salud de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), en Brasil.

Paulo Artaxo, del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo, en Brasil, agrega que esos cambios afectan la incidencia de enfermedades infecciosas. Sin embargo, señala que es difícil decir cuáles se destacarán porque el clima no es el único factor involucrado. “Los riesgos a la salud asociados al El Niño varían según la región, el país y la época del año”.

  • Además del impacto directo del clima en la salud, las investigaciones ha encontrado también factores indirectos. Un reciente trabajo publicado en PNAS halló que en parte de la región pan-amazónica El Niño puede interferir en el patrón de caza de ciertos animales consumidos por las poblaciones indígenas y rurales, favoreciendo la transmisión y propagación de la equinococosis poliquística.
  • Esta enfermedad desatendida es causada por el gusano Echinococcus vogeli, que infecta usualmente a pacas (Cuniculus paca) y agutíes (Dasyprocta leporina), comúnmente cazados en la región.
  • Los cazadores suelen descartar las vísceras crudas en el ambiente o las usan como alimento para perros domésticos, “que se infectan y eliminan los huevos del gusano en sus heces, contaminando el suelo, los alimentos y las aguas consumidas por los humanos”, explicó el biólogo Leandro Siqueira de Souza, de la Fundación Fiocruz, que estudia la enfermedad en el norte de Brasil.

El estudio internacional analizó más de 400 casos de equinococosis poliquística en la región y datos sobre prácticas de caza registrados en 55 áreas en los últimos 55 años.

“En algunas áreas, la sequía causada por el fenómeno podría afectar la pesca, obligando los lugareños a recurrir a la caza de pacas y agutíes, aumentando el riesgo de contaminación por E. vogeli”, dijo a SciDev.Net Adrià San José, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), en España, un de los autores del artículo.

“El estado del Acre, en Brasil, y Perú albergan las áreas con mayor potencial de circulación del parásito”, dijo a SciDev.Net Xavier Rodó, también del ISGlobal y otro de los autores del trabajo.

  • El Niño también puede producir lluvias intensas e inundaciones, y aumentar la ocurrencia de enfermedades relacionadas con el consumo de agua, como esquistosomiasis, hepatitis A y enfermedades diarreicas.

“En barrios marginales urbanos, debido a la mala recolección de basura y al drenaje deficiente, esos eventos poden desencadenar brotes de leptospirosis”, comentó a SciDev.Net Creuza Rachel Vicente, del Departamento de Medicina Social de la Universidad Federal del Espírito Santo, en Brasil.

Esas lluvias contribuyen a la formación de charcos de agua estancada donde crecen mosquitos Aedes aegypti, causante del dengue, zika y chikungunya.

  • “En el dengue, las temperaturas más cálidas aumentan la velocidad de replicación del virus (que causa la enfermedad), así como la supervivencia, reproducción y picadura del vector”, señaló Rachel Lowe, investigadora de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, en Reino Unido.
  • La incidencia del dengue creció significativamente en las últimas dos décadas. Mientras en 2000 se registraron 505.000 casos en diferentes partes del mundo, en el primer semestre de 2023 solo las Américas registraron más de tres millones, lo que superó los 2,8 millones de casos de 2022.

Brasil reúne más de 2,3 millones de casos, seguido por Perú (más de 215 000) y Bolivia (más de 133 00). En Argentina, que transita la peor epidemia de dengue, el boletín epidemiológico más reciente indica que ya causó 66 muertes y más de 129.000 casos.

Más de 43 millones de personas padecen hambre en América Latina

  • Un informe de las Naciones Unidas (ONU) revela datos muy alarmantes sobre los niveles de hambruna e inseguridad alimentaria en la región de América Latina y el Caribe. Según los datos extraídos del documento Panorama de la seguridad alimentaria y la nutrición 2023, se estima que el 6,5 % de la población sufre hambre.
  • Ese porcentaje obedecería a que 43,2 millones de personas estarían en esa situación en la región. La cifra supondría una mejora de 0,5 puntos porcentuales de acuerdo con el año anterior, pero se situaría en 0,9 puntos porcentuales por encima de los datos de 2019, justo antes de la pandemia del COVID-19.
  • La situación; sin embargo, es diferente según la zona geografía donde se analice. El documento explica que en Sudamérica, esa cifra se redujo en 3,5 millones entre 2021 y 2022, pero se han añadido 6 millones de personas subalimentadas desde antes de la pandemia.

En Mesoamérica, 9,1 millones de personas sufrieron hambre en 2022, es decir, el 5,1 %, un porcentaje que prácticamente no ha variado desde el ejercicio anterior. En cambio, en el Caribe se constata que 7,2 millones de personas padecieron hambre. Supone un aumento de 700.000 personas, siendo Haití el país con más personas en esta situación.

  • El subdirector general y representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) para América Latina y el Caribe, Mario Lubetkin, asegura que esas cifras “continúan siendo preocupantes” y, según los pronósticos, es difícil cambiar el panorama.

“Vemos como cada vez más nos alejamos más del cumplimiento de la agenda 2030 y no logramos mejorar aún las cifras previas a la crisis desatada por la pandemia de COVID-19. Nuestra región tiene desafíos persistentes como la desigualdad, la pobreza y el cambio climático, que han revertido al menos en 12 años el progreso en la lucha contra el hambre”, dijo convencido de que “este escenario nos obliga a trabajar de manera conjunta y actuar cuanto antes”.

  • Ocurre en América Latina, pero también en otras regiones del planeta. Varias entidades, entre ellas el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), están en la misma línea y alertan que la situación puede empeorar en un futuro cercano.
  • “En los últimos dos años, incluso antes de la crisis de Ucrania, 150 millones de personas han vuelto otra vez a la pobreza o a la inseguridad alimentaria”.
  • Estimaciones indican que “3.000 millones de personas en el mundo no tienen una dieta sana en su alimentación y en muchos casos son nuestros propios pequeños agricultores que no se la pueden permitir”, unas cifras que, a su juicio, “son escandalosas”.

“Sabemos que en muchos casos la inseguridad alimentaria (en América Latina) ha pasado de un veintitantos por ciento dependiendo del país a más de un treinta por ciento (…) las cifras son muy alarmantes”, insiste el máximo responsable de FIDA, un órgano dependiente de las Naciones Unidas.

  • La ONU justifica “una confluencia de crisis causadas por las alteraciones climáticas, los conflictos y las presiones económicas” como las principales causas de esta escalada de hambruna en todo el planeta.
  • “La realidad es muy dura ya que habíamos visto una tendencia a la baja, que tanto la pobreza como la inseguridad alimentaria iba reduciéndose. Pero creo que desde los cuatro o cinco años la tendencia ha revertido a una situación mucho peor”, dijo Lario.

En esa línea, Lola Castro, directora regional del Programa Mundial de Alimentos (WFP, en inglés) defiende la implementación de políticas para frenar y minimizar esta tendencia. “Es necesario mantener a las personas en el centro del conjunto de soluciones frente a la inseguridad alimentaria y la malnutrición, particularmente en el contexto actual de emergencia climática”.

“En apoyo a los gobiernos de las región, estamos promoviendo acciones que protegen a las personas más vulnerables y transforman los sistemas alimentarios, para que sean más resilientes, además de acompañar los esfuerzos a través de políticas públicas holísticas para promover dietas saludables y asequibles”.

  • El informe también señala que en 2022, aproximadamente 247,8 millones de personas en la región experimentaron niveles moderados o graves de inseguridad alimentaria. Esto implica que tuvieron que reducir la calidad o cantidad de alimentos consumidos, llegando incluso a pasar hambre y días sin comer, poniendo en riesgo su salud. Aunque esta cifra representó una disminución de 16,5 millones en comparación con 2021, las desigualdades persisten.

“En 2022, la inseguridad alimentaria moderada o grave en las zonas rurales fue 8,3 puntos porcentuales mayor que en las áreas urbanas. Una vez más, son las poblaciones rurales quienes se están quedando atrás, y por eso debemos priorizarlas en los programas y políticas públicas”, aseveró Rossana Polastri, directora regional del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de las Naciones Unidas (FIDA) para América Latina y el Caribe./Agencias-PUNTOporPUNTO

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