AUMENTO de RECURSOS a SEGURIDAD NACIONAL, no ha bajado VIOLENCIA: Expertos

El Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), acusa que la principal falla de la actual administración a la hora de querer hacer frente a la crisis de violencia por la que atraviesa el país, es no contar con una estrategia de seguridad clara.

El incremento al presupuesto que se destina al rubro de seguridad nacional en México no se ha reflejado en un menor nivel de violencia en el país, destacó el Grupo de Trabajo para la Transición Hacendaria de la Cámara de Diputados.

En reunión virtual para hablar sobre el tema de los requerimientos de gasto en seguridad, analistas y legisladores coincidieron en que no sólo se trata de incrementar el presupuesto a este rubro, sino también a implementar estrategias para combatir la violencia e inseguridad que existe en varias partes de la República.

“No sólo queremos plasmar nuevos montos y fondos específicos, sino también ideas y propuestas para enriquecer la estrategia de seguridad pública y garantizar la pacificación del país”, dijo Alfonso Ramírez Cuéllar, presidente del grupo de trabajo.

Eduardo Guerrero Gutiérrez, director general de Lantia Intelligence, señaló que es necesario que se realicen auditorías sobre el ejercicio del gasto en seguridad para verificar su incidencia para contener la violencia en el país.

En este sentido, Dania Toledo, directora de Finanzas Públicas y Anticorrupción de Ethos, señaló que se deben establecer candados en el gasto ya que, de no hacerlo, “la mayor inversión no se reflejará en mejores resultados en materia de violencia”.

“En lo que respecta a la Guardia Nacional no existen indicadores, no tenemos manera de medir cómo se están obteniendo recursos con toda la inversión que se está haciendo”, agregó.

De los más bajos en la OCDE

El grupo de trabajo de San Lázaro destacó en su análisis que, del 2010 al 2017, el presupuesto a seguridad ha representado sólo 0.8% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que coloca a México como el país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con menor nivel.

De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021, este año se aprobaron recursos a la seguridad nacional por 136,081 millones de pesos, lo que representa un incremento de 14.4% en comparación con lo aprobado para el año pasado.

En el caso de asuntos de orden público y de seguridad interior, se aprobó un presupuesto de 46,232 millones de pesos, lo que significa un crecimiento de 3.8% en comparación con el año previo.

“En 2020 se estimó que el impacto económico de la violencia fue de 4.7 billones de pesos, es decir el 22 por ciento del PIB, o el equivalente a 15 veces al gasto en seguridad, que es de 36, 893 pesos por persona”, destacó el Grupo de Trabajo.

Gobierno sin plan de seguridad

Francisco Rivas, director general del Observatorio Nacional Ciudadano (ONC), acusa que la principal falla de la actual administración a la hora de querer hacer frente a la crisis de violencia por la que atraviesa el país, es no contar con una estrategia de seguridad clara.

“El primer problema es que no existe una estrategia de seguridad en el país. Una estrategia significa tener claros una serie de pasos para alcanzar un objetivo determinado, sin embargo, lo que tenemos hoy, son una serie de esfuerzos aislados que no conducen a ningún lado.

“El despunte de la violencia no empieza en este gobierno, se da particularmente durante los últimos tres años de la administración de Enrique Peña Nieto. No obstante, hoy tenemos un crecimiento significativo.

  • “Nos encontramos en un momento en donde no sólo estamos hablando de la violencia en torno a los homicidios dolosos, sino que además tenemos serios retos por delante en aristas como la trata de personas, la violación, los feminicidios, las masacres y las desapariciones —las cuales se han multiplicado durante este sexenio-”.
  • Para poder revertir la realidad que enfrenta México, el director general del Observatorio Nacional Ciudadano, advierte que el Gobierno federal no puede trabajar solo. Tiene que coordinarse con todos los niveles de gobierno y dotar de recursos a las instituciones especializadas en esta materia.

“No puedes pensar que vas a ganar esta batalla por tu cuenta, hay muchos retos que son de competencia local. Se necesita una estrategia que haga copartícipes a diversas autoridades de los tres niveles de gobierno, por lo que se deben asignar los recursos suficientes, de lo contrario, además de carecer de un plan, las pocas acciones aisladas que se llevan a cabo, tampoco contarán con los recursos para operar correctamente.

“¿De qué te sirve crear una Guardia Nacional, la cual además está llena de deficiencias, si limitas los recursos para la procuración de justicia, de los policías locales y su capacitación. Recortas drásticamente los recursos de la FGR y además reformas su Ley General para ponerla en una situación aún más endeble de la que ya se encontraba?”, cuestiona Rivas.

Rol ambiguo contra la violencia

Para el director general del ONC, la falta de un posicionamiento claro por parte del Gobierno federal en torno a la postura que se debe tomar con los distintos grupos del crimen organizado, dificulta que las autoridades puedan cumplir a cabalidad con sus responsabilidades.

  • “En este momento, como pocas veces, para alguien que integra las Fuerzas federales debe ser extremadamente difícil saber si puede o no detener a ciertos grupos delictivos debido a que el presidente ha sido muy ambiguo en cuanto al rol que juega el Estado en relación con los delincuentes.

“Para ellos reserva un trato que no le da ni a la sociedad civil, a la cual critica y golpea todos los días, mientras que a los delincuentes les agradece y los felicita por portarse bien en las elecciones”.

Rivas acota que a pesar de que no siempre se puede relacionar de manera directa el aumento de la violencia con el fortalecimiento de las organizaciones criminales, en este caso sí hay una relación muy estrecha.

López Obrador descartar cambiar estrategia

México está en plena espiral de violencia. La guerra entre grupos criminales no cesa en Michoacán, dejando a su paso una estela de asesinatos, balaceras y bloqueos por el control del tráfico de drogas en la costa del Pacífico.

Las comunidades indígenas de Chiapas, en el sur del país, están a merced de extorsiones, amenazas y saqueos, mientras la formación de grupos civiles de autodefensa no ha frenado el éxodo de miles de personas para huir del conflicto.

El hartazgo también ha pasado factura en Oaxaca, donde 22 elementos de la Guardia Nacional fueron retenidos por pobladores durante tres días. En Tamaulipas, en la frontera con Estados Unidos, fue hallada esta semana una narcofosa con los restos de al menos 21 personas, como las cuatro fosas comunes que ya se encontraron en Quintana Roo, la joya turística del Caribe mexicano. Todo, esta semana.

  • El presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha atraído la atención en su conferencia de prensa de este viernes sobre la situación que se vive en el central Estado de Guanajuato y ha exigido a las autoridades locales que hagan algo para combatir la escalada de homicidios violentos. Pero las noticias sobre el último pico que ha teñido de rojo al país llegan desde los cuatro puntos cardinales.
  • Cuestionado por la crisis, el mandatario ha descartado cambios de fondo a su estrategia de seguridad y busca crear un frente común con los gobernadores bajo la promesa de pacificar al país: una pacificación ampliamente anhelada, pero que no ha llegado tras más de 15 años de guerra contra el narcotráfico que se ha extendido por Gobiernos de tres partidos diferentes.

López Obrador ha dado un giro al discurso sobre la violencia en comparación con sus predecesores: ya no se centra en comunicar la captura y el abatimiento de los cabecillas de los carteles, sino en mandar mensajes de conciliación.

“Abrazos, no balazos” es el lema de su mandato para sintetizar ese vuelco discursivo, que contrasta con el papel omnipresente que ha dado al Ejército en la vida pública del país: desde hacerse cargo de las tareas de seguridad hasta asumir la distribución de las vacunas contra la covid-19.

  • Los sucesos de los últimos días, sin embargo, han llevado el tema a ocupar un lugar central en la tribuna presidencial de las ruedas de prensa matutinas. En pleno ecuador de su mandato, el presidente ha reconocido que gran parte de su legado dependerá de su capacidad para apaciguar al país.
  • “Si no terminamos de pacificar a México, por más que se haya hecho, no vamos a poder acreditar históricamente a nuestro Gobierno”, admitió López Obrador tras la reunión con los gobernadores el pasado miércoles.

Tras las elecciones del pasado 6 de junio, que dieron paso a la configuración de un nuevo tablero político en el país, fueron convocados 16 de los 32 gobernadores para analizar el plan de combate a la inseguridad en el Palacio Nacional, la residencia oficial.

  • El acercamiento vino primero con los gobernadores de su partido, Morena, para suscribir el compromiso de bajar los homicidios dolosos en 50 municipios del país, aunque no se han dado más detalles.
  • Los asistentes declararon que observaron las estadísticas, entablaron conversaciones con el Gabinete de Seguridad y dijeron que se les instó a participar en las mesas estatales que dan seguimiento diario a la incidencia delictiva. El pacto que busca el presidente no se cierra solo a sus aliados. López Obrador ha dicho que se reunirá con el resto “poco a poco”.

Los grandes ausentes han sido Silvano Aureoles y Francisco García Cabeza de Vaca, los mandatarios opositores de Michoacán y Tamaulipas, dos de los principales focos rojos. A pregunta expresa de la prensa y tras un largo historial de encontronazos, López Obrador ha afirmado que, de momento, las puertas del Palacio Nacional están cerradas para ambos. “No quiero que se produzcan debates ríspidos ni espectáculo”, dijo el presidente. “Hay que respetar la investidura presidencial”, ha agregado.

  • Cabeza de Vaca, al frente de Tamaulipas desde 2016, ha estado en la diana presidencial desde hace varios meses, acusado de lavado de dinero y delincuencia organizada. El gobernador, “delincuente confeso” a los ojos del presidente, no se ha enfrentado a la justicia, a pesar de que la Cámara de Diputados lo despojó de su inmunidad política en abril, porque el Congreso local frenó el proceso, en una controversia que llegó hasta la Suprema Corte. “Hay un asunto legal y no quiero que se mezcle”, señaló el presidente sobre su negativa a reunirse con el gobernador tamaulipeco.

En el trasfondo de la confrontación política están las demostraciones de fuerza de la delincuencia organizada. Además de la fosa que se encontró en Reynosa, esta misma semana un comando armado irrumpió en las oficinas de la Fiscalía estatal y liberó a un capo del Cartel del Golfo en medio de balaceras y bloqueos en esa ciudad fronteriza, el mismo sitio donde hubo matanzas de civiles al azar por parte del narcotráfico hace menos de un mes.

Y las alertas de viaje han llegado desde Estados Unidos, pero también del Estado vecino de Nuevo León ante los reportes de asesinatos, enfrentamientos con armas largas y desapariciones. En el enésimo pico de violencia de la entidad, en una crisis que se ha extendido por más de 15 años, Tamaulipas no se sentará en la mesa de seguridad del presidente.

  • Michoacán es el mismo caso. Aureoles, del Partido de la Revolución Democrática, ha asegurado que grupos del crimen organizado estuvieron involucrados en las elecciones que dieron como vencedor a Alfredo Ramírez Bedolla, el candidato de Morena a la gubernatura, y se plantó a finales de junio afuera de la residencia oficial del presidente con una carpeta en la que, decía, tenía las pruebas para demostrarlo.

“Con todo respeto, le mando a decir al gobernador de Michoacán que no lo puedo recibir porque hay mucha politización y yo no me quiero meter en esas cosas”, dijo el mandatario en una de sus conferencias matutinas. El presidente abrió la puerta a que tal vez lo llamaría cuando se resolviera el resultado de las votaciones y las impugnaciones en los tribunales, aunque Aureoles está a poco más de dos meses de dejar el poder.

Mientras se discute la posibilidad lejana de una reunión, las noticias desde Aguililla, el último frente de guerra entre carteles, dan cuenta del asedio y las protestas de la población por un territorio que, para todo fin práctico, se ha vuelto ingobernable.

Las mesas de diálogo propuestas por el Gobierno se han tenido que suspender por la ausencia de garantías de seguridad y los ataques contra el Ejército y la policía local, los bloqueos de carreteras y los toques de queda no han parado. Y la violencia se ha extendido a otros puntos de Michoacán, con el ataque con bombas molotov de gatilleros vestidos de civiles a las oficinas gubernamentales en Tarécuaro, una localidad de menos de 7.000 habitantes.

  • Está por verse el alcance del plan que quiere concretar el presidente y a cuántos gobernadores de la oposición podrá sumar. Lo más importante será si, más allá del discurso, la ola de violencia cederá a partir de las acciones lideradas desde el Gobierno federal, una encomienda que López Obrador dice haber asumido como uno de sus principales retos políticos.

“Se ríen, se burlan de que he dicho ‘abrazos, no balazos”, señaló el presidente, “vamos a demostrar que funciona”. El presidente asegura que los resultados llegarán “poco a poco”, aunque las tragedias, cada vez más recientes y cotidianas, siguen poniendo la estrategia en entredicho./Agencias-PUNTOporPUNTO

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