Amnistía denuncia incremento de tortura e impunidad en México

AGENCIAS

La organización de Derechos Humanos Amnistía Internacional informó el jueves que las denuncias por tortura y malos tratos aumentaron en México en un 600% en la última década, en el marco de la militarización de la seguridad pública provocada por la guerra contra el narcotráfico.

El informe fue elaborado a partir de cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

«El resultado de nuestra investigación muestra que la tortura y los malos tratos son generalizados en México, donde además prevalece la impunidad y el acceso a la justicia es escaso cuando no nulo» dijo Rupert Knox, responsable de investigación de Amnistía Internacional para México.

«El aumento de las denuncias es paralelo al despliegue de las fuerzas armadas durante la guerra contra el narco», añadió.

El informe «Tortura y otros malos tratos en México» muestra que el número de denuncias por tortura y malos tratos aumentó en el país un 600% en los últimos 10 años y que las cifras reales son probablemente más elevadas debido al temor de presentar denuncias.

Sólo en 2013 se presentaron 1.505 denuncias y más de 7.000 quejas en la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Perseo Quiroz, Director Ejecutivo de Amnistía México señaló que el país «cuenta con un sistema institucional que, de funcionar, podría generar cambios efectivos» pero la organización presentó a las víctimas y familiares de tres casos de tortura que ofrecieron sus testimonios e hicieron hincapié en denunciar el uso de la tortura para conseguir autoinculpaciones de inocentes.

En el caso del hondureño Amílcar Colón de 37 años declarado preso de conciencia en julio y respecto a quien Amnistía Internacional cree que se ha ejercido además de tortura, discriminación por su condición de migrante y pertenencia a la comunidad garífuna, la organización denuncia que la única prueba contra él es su confesión, obtenida bajo tortura.

Colón salió de su casa en la costa norte de Honduras en enero de 2009 con el objetivo de llegar a los Estados Unidos y conseguir dinero para tratar a su hijo Ángel, de siete años, enfermo de cáncer.

En marzo del mismo año fue secuestrado por una red de tráfico de personas y encerrado junto a otros migrantes en una casa de seguridad en la ciudad fronteriza de Tijuana. Cuando la policía asaltó la casa, él trato de huir y fue detenido y acusado de pertenecer al crimen organizado, posesión de armas y tenencia de drogas.

Tras su detención fue torturado de manera violenta y obligado a firmar papeles en blanco. Aparentemente se le confundió con un narcotraficante apodado «el negro» debido a que es de raza negra.

Desde entonces continúa en prisión.

AP no pudo conseguir de inmediato una reacción de la Procuraduría General de la República respecto a las acusaciones de Amnistía Internacional.

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