Catástrofes naturales a veces exacerbadas por el cambio climático como huracanes, terremotos, sequías e inundaciones han afectado a 152 millones de personas en toda la región desde el año 2000.
América Latina y el Caribe es la segunda región más propensa a desastres naturales en el mundo, asegura un informe de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios divulgado en enero de 2020.
Desde el 2000, 152 millones de latinoamericanos y caribeños han sido afectados por 1205 desastres entre los que se cuentan inundaciones, huracanes y tormentas, terremotos, sequías, aludes, incendios, temperaturas extremas y eventos volcánicos.
Tormentas y huracanes: mortales y destructivos
Del 2000 a la fecha, la región ha enfrentado un promedio de 17 huracanes anuales y 23 de ellos han sido de categoría 5.
Según la ONU, las tormentas que afectan a Centroamérica y el Caribe son cada vez más poderosas y producen un aumento de las precipitaciones y mayor marejada debido al cambio climático.
- Tormentas más frecuentes e intensas en la región significa que hay menos tiempo para la recuperación entre eventos, como lo atestigua el caso de Dominica.
- El país todavía se estaba recuperando del impacto de la tormenta tropical Erika en 2015, cuando en 2017 fue completamente devastado por el huracán María, que mató a 64 personas y afectó a toda la población estimada viviendo en la isla, unas 71,293 personas.
En los últimos 20 años, los países más afectados por las tormentas en la región han sido Cuba, México y Haití con 110 tormentas, 5000 muertes, 29 millones de personas siniestradas y 39.000 millones de dólares en daños totales.
Es importante tener en cuenta, sin embargo, que más del 85% de esas muertes se registraron en Haití, el país más pobre y vulnerable en el Caribe.
- La de 2017 fue la tercera peor temporada en todos los récords históricos por el número y magnitud de los desastres, pero el huracán más fuerte del Atlántico en registrar un impacto directo a tierra fue Dorian en 2019, que en su punto máximo trajo vientos de más de 350 Km/h y una marejada ciclónica de siete metros sobre las Bahamas.
En su camino de destrucción, Dorian bajó la velocidad y permaneció casi estacionario durante 26 horas en Gran Bahama y las islas Ábaco donde aplastó miles de hogares, derribó la infraestructura energética y de saneamiento y destruyó carreteras. Además, acabó con dos asentamientos donde vivían en su mayoría migrantes haitianos.
- Sin embargo, OCHA aclara que las tormentas “débiles” pueden llegar a ser tan dañinas como las más fuertes: El 28 de octubre de 2015, la tormenta tropical Erika pasó bien al norte de Dominica como una tormenta tropical débil con vientos sostenidos de solo 80 Km/h, pero lo que le faltaba en intensidad, lo compensaba con lluvia.
- Los aguaceros torrenciales (totales máximos de 32 cm) provocaron inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra, dejando 20 muertos y afectando aproximadamente al 40% de la población. Los daños totales causados por Erika ascendieron a 483 millones, o el 90% del PIB del país.
Unos 34 millones de personas en toda la región, especialmente en México y las islas del Caribe, fueron el total de afectados por estos fenómenos naturales en los pasados 20 años.
Terremotos: Chile y Perú han tenido los más fuertes
En el mismo periodo la región ha experimentado 75 terremotos, que han resultado en 226.000 muertes y 339.000 heridos. En total, los fenómenos telúricos han afectado a 14 millones de personas y causado daños de hasta 54.000 millones de dólares.
- La región en general es vulnerable a los terremotos, pero América Central y del Sur tienen una mayor exposición comparadas con el Caribe.
- América Central y la costa oeste del continente sudamericano están situadas dentro del «Anillo de Fuego», un camino ubicado a lo largo del Océano Pacífico caracterizado por volcanes activos y terremotos frecuentes.
- La costa occidental de América del Sur es una de las zonas más sísmicas del mundo: más de una cuarta parte de los terremotos del mundo de magnitud 8,0 o más ocurrieron allí desde el año 2000.
Estudios sismológicos recientes han identificado grandes zonas a lo largo de la costa de Ecuador, Perú y el norte de Chile que podrían producir sismos de gran magnitud en el futuro. Existe la posibilidad de un terremoto de magnitud 9.0 o mayor en esta parte de América del Sur, con la brecha sísmica de Arica en el norte de Chile, identificada como el locus de un terremoto tan intenso.
Los países con mayor riesgo de terremotos son Chile, Ecuador y Guatemala, seguidos por Costa Rica, Nicaragua, y el Salvador.
- De mayor a menor los terremotos más fuertes desde el 2000 en la región han sido: Chile en 2010, de 8,8 en la escala de Richter; Perú en 2001, de 8,4; Chile en 2015, de 8,3; Chile en 2014, de 8,3; Perú en 2007, de 8,0; Ecuador en 2016, de 7,8; El Salvador en 2001, de 7,7; y Haití en el 2010, de 7,0.
Solo Haití representó en 2010 el 98% de las muertes, el 89% de los heridos y el 27% de los afectados por terremotos en las últimas dos décadas en todo el Caribe.
El terremoto de Haití de 2010 fue un evento catastrófico agudizado por la extrema vulnerabilidad de población y la falta de preparación y capacidad de respuesta de las autoridades nacionales. A diferencia de Haití, Chile tiene códigos de construcción rigurosos, realiza simulaciones de evacuación periódicas y tiene sistemas para alertar a la población antes de un terremoto.
Es importante destacar que la alta frecuencia de los sismospequeños y medianos en Chile, que normalmente causan daños limitados, han servido para crear un cultura de preparación para terremotos entre los chilenos de manera cotidiana.
Volcanes: la amenaza latente del “Anillo de Fuego”
Los volcanes activos pueden monitorearse regularmente y su potencial de erupción puede predecirse con precisión. Las erupciones volcánicas generalmente tienen un impacto localizado y pueden conducir a un desplazamiento temporal y a la pérdida de medios de vida, que pueden ser tratados de manera efectiva por las autoridades nacionales.
En algunos casos, sin embargo, las erupciones pueden requerir asistencia internacional si la capacidad de respuesta nacional se ve desbordada, como fue el caso de Ecuador en 2006 y de Guatemala en 2010.
- Muchos países de América Central y del Sur están situados a lo largo del «Anillo de Fuego», que se extiende desde México hasta Chile en la región, exponiéndolos a la actividad volcánica. El Caribe también es vulnerable a la actividad volcánica, con volcanes activos en Montserrat, San Vicente y las Granadinas, Guadalupe y Martinica.
También hay un volcán submarino altamente activo, Kick ‘em Jenny, que se encuentra en la cadena de islas Granadinas,solo 8 km al norte de Granada.
- Las erupciones volcánicas, aunque mucho menos frecuentes, tienen el potencial de causar un 100% de destrucción y, por extensión, conducen a peajes de muerte significativos en las áreas más gravemente afectadas.
- El impacto de una erupción volcánica depende en gran medida del contexto local en el que ocurre. Mientras una erupción en América Central y del Sur podría conducir a una destrucción significativa, desplazamiento temporal y pérdida de vida, un evento similar en el Caribe podría causar consecuencias devastadoras a largo plazo, retrasando años el desarrollo de un país.
El 3 de junio de 2018, el Volcán de Fuego, de 3.763 metros, de Guatemala entró en erupción, matando a más de 200 personas, hiriendo a 27 y dejando a unas 260 personas desaparecidas. La erupción del Volcán de Fuego fue uno de los eventos más devastadores de los últimos años, reforzando la amenaza de actividad volcánica en la región y su potencial de destrucción significativa.
El volcán emitió una corriente de lava caliente de ocho kilómetros y una densa columna de humo negro y cenizas que cubrieron la capital de Guatemala y otras regiones. Las columnas de ceniza y el flujo de lodo del Volcán de Fuego afectaron a 1,7 millones de personas en tres departamentos que rodean el volcán, destruyendo tierras agrícolas y medios de subsistencia. Fue la erupción más grande de ese volcán en 44 años.
Inundaciones y deslizamientos: un peligro recurrente
Las inundaciones son el desastre más común en la región. En los últimos 20 años se han registrado 548 de estos fenómenos, con pérdidas que alcanzan los 1000 millones de dólares. Unos 53 millones de personas fueron afectadas directamente.
- Brasil se encuentra entre los principales países del mundo con mayor población expuesta a estas catástrofes, pero Colombia, Panamá, Costa Rica, Venezuela, Perú, Bolivia, Uruguay y Argentina también han sido afectados. En Colombia, más de 10 millones de personas han sufrido este tipo de desastre en los últimos años, la mayor cantidad de población en la región.
- Las inundaciones se consideran una de las catástrofes naturales más costosas debido a la gran variedad y al alcance de los daños, desde pérdidas directas a activos físicos y ambientales, incluidos pertenencias y vivienda, sistemas ecológicos y producción en todos los sectores económicos, hasta cuestiones relacionadas con la salud y la pérdida de vidas humanas.
Deslizamientos afectaron a Guatemala y Colombia
Desde 2000, América Latina y el Caribe se ha visto afectada por 66 deslizamientos de tierra que causaron casi 3000 muertes. En los últimos años, el el alud en Guatemala en 2015, que causó 350 muertes, y Colombia en 2017, que causó 349 muertes y afectó a más de 45,000 personas, se destacan como eventos de deslaves de tierra particularmente destructivos en la región
Hay muchos tipos diferentes de deslizamientos de tierra y casi siempre tienen múltiples causas, incluidas las precipitaciones, cambios en el nivel del agua, erosión de la corriente, terremotos y actividad volcánica. La actividad humana también puede ser un factor causal de estos desastres. La construcción de carreteras y estructuras sin una adecuada nivelación de las pendientes es la principal causante humana.
Sequía estacionaria
Si bien es difícil medir con precisión su impacto, según los datos disponibles publicados en el informe de OCHA, la sequía ha contribuido a 45 muertes, ha afectado a más de 53 millones de personas y ha provocado más de 13.000 millones de dólares en daños totales.
“Existe un vínculo claro entre ciertos patrones climáticos y la sequía en la región”, destaca el informe.
Existe un vínculo claro entre ciertos patrones climáticos y la sequía en la región.
- El fenómeno de El Niño contribuye a la sequía en América del Sur, incluida la zonas andinas de Ecuador, Perú y Bolivia, así como el noreste de Brasil, y en América Central ocasionó sequías graves que dieron lugar a una crisis prolongada en el Corredor Seco de América Central, específicamente en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
- El evento de El Niño 2015-2016 fue uno de los más fuertes del siglo pasado, originando interrupciones graves en los patrones climáticos que provocaron inundaciones y sequías durante diferentes fases. Estas perturbaciones climáticas recurrentes, que generan períodos secos cíclicos y lluvias torrenciales, han tenido graves consecuencias e impacto en la seguridad alimentaria y la producción agrícola, perjudicando los medios de vida, la salud, el agua, el saneamiento y la educación
Entre junio y agosto de 2018, el Corredor Seco de América Central redujo la producción agrícola hasta un 75%. Como resultado, más de 2,2 millones de personas en estos países padecen inseguridad alimentaria y más de 1,4 millones de personas necesitan asistencia.
Incendios forestales
Los incendios forestales ocurren en toda la región, particularmente donde hay sequía y vientos fuertes, fenómenos que se combinan para intensificarlos y propagarlos. La mayoría de las veces, los incendios forestales ocurren lejos de los asentamientos humanos y se consumen sin causar daños importantes a infraestructura crítica o comunidades.
Sin embargo, los incendios forestales tienen el potencial de ser extremadamente destructivos, como se observó en Brasil cuando arrasaron vastas áreas del Amazonas, y en Bolivia, donde quemaron más de 5 millones de hectáreas de tierra en el este.
BID presenta millonario plan de apoyo a reducción desastres en Centroamérica
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó un plan integral mediante el cual dispone de hasta 1.600 millones de dólares para apoyar por los próximos dos años a Guatemala, Honduras y Nicaragua en sus planes y proyectos para la reducción de desastres.
- Centroamérica, con unos 50 millones de habitantes, es un territorio con costas en el Atlántico y el Pacífico, volcanes y montañas, en cuyas laderas se levantan comunidades pobres y rurales, lo que la hace una de las regiones más vulnerables del mundo a los desastres naturales.
- Los huracanes Eta e Iota, que asolaron a buena parte de Centroamérica en noviembre pasado «remarcaron la necesidad urgente de contar con infraestructura resiliente, la mitigación al cambio climático y la gestión de riesgos en Centroamérica que reduzca el impacto en las poblaciones afectadas», dijo el presidente del BID, Mauricio Claver-Carone.
Los huracanes Eta e Iota tocaron tierra directamente a Nicaragua y Honduras pero también causaron graves afectaciones en el resto del istmo, dejando al menos 200 muertos, desaparecidos, pérdida de cosechas y de millones de dólares en infraestructura.
«Cuando llegaron los huracanes, respondimos de forma inmediata y coordinada con el resto de multilaterales, y hoy presentamos un plan para seguir apoyando a la región», agregó Claver-Carone.
El BID indicó que si bien los países centroamericanos «han desarrollado sistemas de alerta ante desastres naturales, el desafío es avanzar hacia la prevención y manejo de la vulnerabilidad frente» a eventos como los huracanes, «acelerando así la implementación de una agenda de adaptación y desarrollo de infraestructura resiliente».
- La institución afirmó que el plan integral presentado este lunes «se implementará de forma coordinada con otras agencias multilaterales como el Banco Mundial, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), así como otros socios regionales como el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y socios a nivel de cada país».
Además de los recursos financieros puestos a disposición de Honduras, Guatemala y Nicaragua, el BID desarrollará nuevas facilidades financieras para apoyar más, tanto a la atención de las emergencias, como a la cobertura de riesgos y adaptación al cambio climático.
En ese sentido, el multilateral recordó que en diciembre pasado aprobó que se postergara el pago de intereses sobre sus préstamos a raíz de un desastre natural, y se lanzaron como piloto los llamados «bonos por catástrofe», que ofrecen cobertura contra riesgos vinculados a desastres y se adaptan a aquellos riesgos sobre los cuales los países quieran tener cobertura.
- El laboratorio de innovación del Grupo BID, el BID Lab, aprobó con el apoyo de la Fundación Covelo, fondos por 60 millones para beneficiar a 40.000 micro y pequeñas empresas afectadas tanto por la pandemia como por los huracanes, para acceder a préstamos que ayudan a reactivar sus negocios de forma inmediata.
«A manera de tercer y último pilar del plan, el BID trabaja en la generación de una agenda de conocimiento para difundir buenas prácticas en materia de gestión de riesgos, mediante una serie de diálogos en la región, en los que se compartirán lecciones aprendidas en otros países, como, por ejemplo, la experiencia de Nueva Orleans en Estados Unidos», señaló el multilateral a través de una declaración pública difundida en Panamá.
Crearán fondo especial para la atención de desastres naturales en México
El diputado local del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Miguel Ángel Martínez Gómez, señaló que se analizará entre los legisladores la creación de un fondo especial para la atención a los desastres naturales y con ello el estado cuente con recursos para el 2022. “Lo vamos a poner en la mesa, lo vamos a compartir con nuestros compañeras diputadas y diputados y tiene que crearse este fondo especial para que a partir del 2022 el estado de Hidalgo cuente con esa partida”, sostuvo.
Consideró que es impostergable que los diputados empujen la conformación del fondo con recursos, “además de diseñar un presupuesto que atienda las necesidades de las regiones”. Mencionó que las afectaciones por las lluvias en la entidad se han venido presentando desde años atrás y puso como ejemplo la falta de comunicación a través de las carreteras en la región Otomí-Tepehua.
“Podemos prevenir pero si no tenemos los recursos y los medios es muy complicado, yo creo que sí hay voluntad de nuestras compañeras y compañeros diputados”, agregó. Martínez Gómez subrayó que los fenómenos naturales no se pueden detener, “y hoy el cambio climático está haciéndose presente ya por eso es que las lluvias fuertes, torrenciales, están dando como resultado las tragedias”.
Atención a damnificados por Grace
Por su parte, los diputados del Partido Acción Nacional (PAN), Rodrigo Castillo Martínez y Silvia Sánchez García, plantearon un acuerdo económico para exhortar al titular del Poder Ejecutivo Estatal para que realice las gestiones necesarias ante las autoridades de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público del gobierno federal, a fin de que a la brevedad posible se cuente con los recursos necesarios para atender a los damnificados del estado por las inundaciones que ocurridas por el paso del huracán Grace.
- El acuerdo plantea también exhortar al titular del Poder Ejecutivo del estado para que en el Proyecto de Presupuesto de Egresos para el Ejercicio Fiscal del Año 2022 y subsecuentes, se fortalezca el fideicomiso existente en la entidad para atender desastres naturales, priorizando la entrega de los recursos y apoyos a la población que haya sufrido daños en sus viviendas, a los campesinos que hayan perdido sus tierras de cultivo y sus cosechas así como a los comerciantes y personas que hayan perdido sus medios de subsistencia.
De igual modo, los legisladores de Acción Nacional propusieron que se exhorte al titular del Poder Ejecutivo Federal para que se recupere el fondo para atender desastres naturales con las reglas que se consideren necesarias para asegurar el manejo transparente y eficaz de los recursos y que, al mismo tiempo, permita una aplicación inmediata de dichos recursos.
“Asimismo nos sumamos a la propuesta de los diputados federales del PAN para que se recupere como tal el Fondo de Desastres Naturales para cuyo manejo se expidan reglas de operación que contengan estrictas medidas de transparencia y fiscalización”, agregó Castillo Martínez. Finalmente, propuso que a nivel local se fortalezca de manera progresiva el fideicomiso para atender desastres naturales, que en la actualidad cuenta con un monto de dos mil millones 961 mil 102 pesos./Agencias-PUNTOporPUNTO