Irene Licona Ocaña
Se calcula que alrededor del 18 por ciento de la población mundial sufre de vejiga hiperactiva (VH), lo que significa que una de cada seis personas tiene este problema, el cual afecta gravemente la calidad de vida de quien lo padece y su familia.
Aunque no es el padecimiento mortal, sí representa un problema de salud pública común y de gran afectación emocional, el cual se incrementa con la edad; es más frecuente entre la población femenina y en personas con algún trastorno neurológico, debido a que el control de la vejiga se realiza desde el cerebro.
Según la International Continence Society (ICS), el síndrome de VH es una disfunción del trato urinario inferior, caracterizado por la necesidad urgente de orinar, con un aumento en la frecuencia de ir al baño de día como de noche (nicturia), acompañado en algunas ocasiones de escapes involuntarios de orina.
Lo anterior se puso de manifiesto –en conferencia de prensa- en el marco del Curso Internacional de Neuro-urología y Disfunción del Piso Pélvico 2016, que se desarrolla en la Ciudad de México, desde el pasado 9 hasta este 11 de junio, que reúne a cerca de 150 especialistas urólogos, ginecólogos, neuro-urólogos y uro-ginecólogos para compartir experiencias, conocer más de esta enfermedad, así como de las nuevas herramientas en el tratamiento de VH.
En este encuentro, avalado por la Sociedad Mexicana de Urología (SMU), los urólogos coincidieron en que se desconoce la causa de la VH, siendo muchas las teorías para explicar este padecimiento, sin embargo el diagnóstico se realiza descartando infecciones urinarias, cuerpos extraños, e incluso cáncer en la vejiga.
Jesús Torres, presidente de la SMU explicó que para identificar este problema, se debe cuestionar al paciente sobre la necesidad repentina y urgente de orinar y contar el número de veces que acude una persona al sanitario para ello.
El promedio normal es de 7 ocasiones durante el día y a partir de la visita 8 puede ser considerado como un problema de frecuencia. Además, si una persona no puede dormir sus ocho horas sin acudir al baño también puede ser un signo de VH; no obstante habrá de estudiarse debidamente el caso para poder prescribir el tratamiento correcto, detalló.
Otro grupo de población que es afectado por la VH son las personas adultas mayores, quienes por el envejecimiento de su vejiga van perdiendo elementos propios de la vejiga que le dan la propiedad de distensión adecuada (colágeno y elementos viscoelásticos), siendo además del envejecimiento, la mala circulación (baja oxigenación) de este órgano (la vejiga) lo que disminuye la capacidad del volumen vesical, y por ende la capacidad de retener la orina.
“Hay casos muy graves de VH, ya que en la consulta hemos detectado pacientes que acuden hasta 25 veces al baño en el día y 15 veces por la noche”; lo que se traduce en un severo daño en su calidad de vida, ya que viven pendientes de la disponibilidad de sanitarios para hacer su vida diaria, además de que no pueden descansar por tener que levantarse constantemente de su cama; a la larga, esto se vuelve un serio problema de salud que afecta todo su entorno familiar y social.
En su oportunidad, Daniel García, director general de Urocontinent –con subespecialidad en neuro-urología informó que el síndrome de VH se clasifica en dos variantes: la húmeda, aquella donde hay presencia de incontinencia urinaria y la VH seca, donde no la hay. Las ganas frecuentes y la urgencia de ir al baño son ocasionadas por contracciones involuntarias de la vejiga en diferente intensidad y duración.
Estadísticas internacionales revelan que el síndrome VH se presenta en ambos sexos, sin embargo es más común en las mujeres. La prevalencia varía del 14 al 40.5 por ciento, dependiendo de la edad de la persona que la padece. En Estados Unidos y Europa la prevalencia es de 35 por ciento en mujeres mayores de 18 años.
En cuanto al tratamiento de este trastorno urológico, este va de medidas higiénicas, dietéticas (evitar el uso de irritantes) exámenes de diagnóstico y terapias farmacológicas.
Los especialistas coincidieron que los trastornos de la vejiga y en especial la disfunción del piso pélvico como la VH son poco diagnosticados por el temor y pena de los pacientes, quienes evitan hablar del tema y prefieren callar estos problemas; sin embargo, entre más tarden en ir con el especialista para tratarlos, sus síntomas pueden agravarse e intensificarse. Por eso invitaron a la población a acudir con su urólogo y recibir la terapia indicada para esta enfermedad.
El curso contó con la participación de investigadores internacionales como el David Castro Díaz, presidente de la Sociedad Iberoamericana de Neuro-urología y Urología Ginecológica (SINUG) de España; Paulo Palma, profesor de la Universidad de Campinas y fundador y presidente de la Asociación Latinoamericana de Piso Pélvico (ALAPP) de Brasil; Ervin Kocjancic, Chairman de Educación de la International Continent Society (ICS) y Adrián Gutiérrez, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario de Nuevo León (México).
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