TEXTO ÍNTEGRO: NARCO aumenta RECLUTAMIENTO de MENORES a falta de un Plan de Inclusión Social

Los expertos explican que, aunque la delincuencia organizada se considera una forma de escapar de la pobreza, conlleva riesgos y peligros inherentes derivados de sus enfrentamientos, a menudo violentos, con sus rivales; ello, a consecuencia de políticas públicas inacabadas del propio Gobierno

En la escuela de Alberto se movía mucha droga, tenía apenas 10 años cuando comenzó a fumar y poco después a consumir otras sustancias, “uno ya no iba a estudiar, sino a platicar con chicas y a consumir o fumar cigarro. Yo creo que quien no fumaba y no andaba mal, no se divertía porque es lo que te inculcan si te quieres divertir”.

  • Su padre lo abandonó desde pequeño y cuando tenía 12 años falleció su mamá, quedando a cargo de su hermana de 14 años y el bebé que esperaba. Asegura que tras las circunstancias, fue la adicción que desarrolló a las drogas la que marcó el camino hacia su reclutamiento por la delincuencia organizada.

“Te dan una moto y ven que te pones las pilas. Yo siempre he sido inteligente. Iba y venía y andaba al 100, bien motivado, por eso me cambiaron de grupo. Ya no era de la plaza, era roba Pemex: de los que roban gasolina, diésel y eso. Y así me mandaron otra vez a un punto, pero ahí ya ganaba más; ganaba hasta mil 800 pesos al día pero que, como dicen, se lo mandaba a la capa de ozono porque todo me los fumaba. De ahí me mandaron a chamaquear (engañar), a meter camionetas al tubo de Pemex. Yo estaba muy morro (niño). Me decían: ‘estás bien niño y estás dentro’. Bien asustados todos y yo como si nada, ahí riéndome y contando chistes”.

Aunque no hay cifras oficiales sobre los niños, niñas y adolescentes que al día de hoy desempeñan actividades para el crimen organizado, testimonios de jóvenes que fueron reclutados a temprana edad dan cuenta de una terrible realidad a la que se enfrentan hasta 250 mil menores de edad al no contar con alternativas para construirse un futuro libre de violencia. Alberto, Juan Antonio y Carmen narraron sus historias, en las que dejan ver los múltiples factores que los colocaron en una situación vulnerable frente a estos grupos.

  • Juan Antonio se unió al crimen organizado a los 12 años porque le gustaba el dinero y el poder, varios de sus amigos también se habían integrado a otras organizaciones criminales que operaban cerca del Estado de México, Aguascalientes, Zacatecas, Tamaulipas, Durango y Nuevo León.

“Yo quería pertenecer, yo quería estar ahí”, recuerda.

Entró para vender droga y ascendió a Halcón, después lo entrenaron para ser sicario y aprendió a “defenderse en una balacera” y a “reventar un cantón”. “Lo que hacía como sicario era ir por personas contrarias y matarlos. Era mi tarea. No sólo matarlos, sino descuartizarlos”.

  • Carmen aún no se involucra directamente en el crimen organizado, pero todo su entorno y su grupo de amigos ya forman parte de él, a ella todavía no la obligan a permanecer contra su voluntad, pero ya le han ofrecido cuidar de la droga a cambio de un apoyo. Ella cree que esas personas la quieren ayudar.
  • Se refugia en las drogas a consecuencia de la violencia sexual que sufrió por parte de su abuelo, a quien la familia le pidió no denunciar porque era el que mantenía la casa.
  • Ella es uno de los casos que actualmente son tratados por activistas y organizaciones de la sociedad civil, encargados de la recuperación de niños, niñas y adolescentes en riesgo de ser reclutados.

Son esos “otros nuevos amigos” que intentan ayudarla para que busque un camino diferente. “A mí me gusta estar aquí, me gusta regarla porque así soy yo. Quiero hacer desmadre porque a mí me hicieron un desmadre”, refiere Carmen.

Los testimonios forman parte de una serie de reportajes institucionales de la Red por los Derechos de la Infancia en México para visibilizar un delito que aún no está tipificado en la legislación, pese a que en 2019 el Estado mexicano se comprometió a la detección y prevención del reclutamiento de niñas, niños y adolescentes por la delincuencia organizada como parte del Plan de Acción 2019 – 2024 de México en Alianza Global para poner fin a la violencia contra la niñez.

  • De acuerdo con el estudio “Reclutamiento y utilización de niñas, niños y adolescentes por grupos delictivos en México” de la Redim y el Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad (ONC), existen entre 145 mil y 250 mil niñas, niños y adolescentes que están en riesgo de ser reclutados o utilizados por grupos delictivos en México, debido a los múltiples factores de riesgo y desigualdades que enfrentan, como la violencia y la falta de acceso a derechos, entre otros más, que los ponen en una situación de mayor vulnerabilidad frente a las asociaciones delictivas o grupos del crimen organizado.

No obstante, México carece de políticas públicas que puedan atender y prevenir, de manera integral, el reclutamiento y la utilización de esta población por parte de grupos delictivos y el crimen organizado.

30 mil niños, niñas y adolescentes que han sido reclutados

La protección de las infancias ha sido durante décadas un tema que autoridades de los tres niveles de gobierno, a través de distintas administraciones, han dejado pendiente de atender, situación que se refleja en los al menos 30 mil niños, niñas y adolescentes que han sido reclutados por el crimen organizado de acuerdo con datos de la organización sin fines de lucro, Reinserta.

  • La organización civil fundada por Saskia Niño de Rivera y Mercedes Castañeda Gómez-Mont advirtió sobre la preocupante situación en la que se encuentras las y los infantes mexicanos; y es que, además de los 30 mil reclutados por el crimen organizado, se estima que al menos 20 mil son víctimas de trata al año.

“La explotación sexual infantil, la trata y la corrupción de menores, son temas dolorosos y pendientes en materia jurídica en nuestro país”, advierte la organización civil Reinserta en un pronunciamiento publicado a través de sus redes sociales.

  • De acuerdo con el estudio Niñas, Niños y Adolescentes Reclutados Por la Delincuencia Organizada elaborado por Reinserta en 2021, los grupos criminales reclutan a infantes y jóvenes por su disponibilidad y maleabilidad, ya que acatan órdenes de manera adecuada, no exigen tanto como un adulto y transportan y usan con facilidad las armas y municiones que se les brindan.

Además, otra de las ventajas que integrantes de grupos delictivos encuentran en sus reclutamientos de niños, niñas y adolescentes es que el sistema de justicia especializado es mucho menos severo que el que se aplica a los mayores de 18 años.

  • De este modo, niñas, niños y adolescentes ejecutan más de 22 tipos de delitos, entre los que destacan el tráfico de drogas, secuestro, trata de personas, corrupción y piratería, según apuntan datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

Un cruce de información proporcionada por la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), el Fondo de las Naciones Unidas por la Infancia (Unicef) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) realizado por Reinserta da cuenta de que hay al menos 30 mil niñas, niños y adolescentes participando como espías, combatientes, mensajeros, cocineros y explotados sexualmente.

  • “Algunos han sido secuestrados por diferentes fuerzas, otros se incorporan de manera voluntaria, pues se les manipula con ganancias económicas, mientras que unos cuantos más han tenido la necesidad de unirse a causa de la pobreza, la exclusión y la discriminación en la que se encuentran”, puntualiza el estudio realizado por la organización sin fines de lucro que busca romper los círculos de delincuencia trabajando con el sistema penitenciario.
  • Bajo ese tenor, en su estudio publicado en 2021 Reinserta hace un especial énfasis en señalar que los niños, niñas y adolescentes reclutados por el crimen organizado no solo son agresores sino que también son víctimas de la delincuencia y de las propias circunstancias que se conjugan desde mucho antes de pertenecer a ella, las cuales son atribuibles al Estado y a la sociedad misma.

Con dichos precedentes, la organización civil hizo un llamado a las autoridades el pasado 31 de julio para atender tajantemente la problemática de la falta de protección a las infancias ya que, señalan, las consecuencias para un niño o una niña son de por vida.

  • Del mismo modo, Reinserta apuntó que es la primera vez en la historia que México reconoce por medio del Observatorio nacional para la prevención del reclutamiento de niñas, niños y adolescentes (ONPRENNA) el reclutamiento infantil; sin embargo, consideran que hay muy pocas acciones que se están haciendo al respecto a nivel gubernamental para que se proteja y erradique la trata y la corrupción de menores.

“Hacemos un llamado a fortalecer el sistema de justicia penal, ya que no hay menores acusados por delincuencia organizada, si bien la ley mandata que usar a menores para cualquier tipo de delito está determinado como trata, no hay una sola persona acusada por este delito. La falta de fortalecimiento del sistema educativo y de las escuelas, para que la delincuencia no sea una alternativa para los niños en México”, finaliza el comunicado de Reinserta difundido a través de sus redes sociales.

Jóvenes, ‘la carne de cañón’

En la vorágine violenta que se vive en México desde hace 15 años a causa del crimen organizado, los jóvenes son ‘la carne de cañón’ de este conflicto, pues son los que aportan la mayor cantidad de víctimas fatales, según las cifras más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

  • De las 32.223 víctimas de homicidio que registraron las autoridades en 2022, el 49,7% (16.021) tenía menos de 35 años y el 61,5% (18.832) tenía menos de 40 años. En tanto, las víctimas de homicidio de entre 15 y 19 años de edad en 2022 sumaron un total de 2.233.
  • Entre los de 10 a 14 años hubo 198 víctimas; entre los de 5 a 9 años, 88; en la franja etaria de 1 a 4 años de edad, 68, mientras que 61 menores de un año fueron víctimas de asesinato el año pasado.
  • La franja de edad con mayor número de víctimas de homicidio es la de 25 a 29 años de edad, con 4.767 personas muertas en 2022, seguido por los de edades de entre 30 a 34 años, con 4.460 fallecimientos, y por los de 20 a 24, con 4.157 defunciones.

Solo en estas tres franjas de edad; es decir, las personas entre 20 y 34 años de edad, el Inegi reporta 13.384 víctimas de homicidio en 2022, un 41,5% del total de defunciones.

Estos jóvenes, de 20 a 34 años, son los que han aportado el mayor número de muertos por homicidio desde 2010, cuando hubo un aumento drástico en el número de asesinatos en el marco de la violencia vinculada con grupos de la delincuencia organizada durante la Administración del expresidente Felipe Calderón (2006-2012).

  • Solo en la franja de edades entre 25 y 29 años de edad, se registran 64.620 víctimas de homicidio de 2006 a 2022, una cifra que hace trizas las esperanzas puestas en el llamado bono demográfico en México, un concepto según el cual, a inicios del siglo XXI, México iba a tener la oportunidad de detonar un crecimiento económico debido a que la mayor parte de su población estaría en una edad productiva.
  • «Las y los jóvenes son la carne de cañón del conflicto armado interno que vive México», afirma Carlos Cruz Santiago, fundador y presidente de la asociación civil Cauce Ciudadano, que desarrolla acciones de prevención social de la violencia en varios estados del país.
  • «A las juventudes se les sigue quedando a deber», dice el activista, quien recomienda ver las cifras de homicidio de jóvenes, no de manera aislada, sino en conjunto con otros indicadores como el reclutamiento forzado, las desapariciones y el aumento en los casos de explotación sexual y pornografía, en la que la mayoría de las víctimas son jóvenes.

«La gente siempre dice que los jóvenes son peligrosos, pero no: los jóvenes están en peligro y esto es lo que venimos diciendo desde hace años y es lo que estamos observando en este momento», advierte el activista.

  • De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y no Localizadas (RNPDNO) de la Comisión Nacional de Búsqueda de Gobernación (SEGOB), hasta el 30 de julio de este año había 65.056 personas menores de 34 años de edad en esta condición en el país; es decir, 58,6% de 110.970 personas registradas por autoridades.

Para Carlos Cruz, es posible que los programas del Gobierno federal como las becas para estudiantes o Jóvenes Construyendo el Futuro se hayan quedado en sectores de clase media y no estén llegando a las poblaciones rurales del país.

  • «La criminalidad cambió y tiene una presencia de un tipo en las zonas urbanas y una mucho más violenta y criminal en las zonas rurales», explica en referencia a poblaciones de menos de 30.000 habitantes, donde, dice, hay «otro nivel de daño» frente al crimen organizado, al reclutamiento forzado, la desaparición y el homicidio de personas jóvenes.
  • Pero más allá del debate sobre si los programas sociales destinados a jóvenes están funcionando, Cruz hace énfasis en que hay diversos territorios en donde la fuerza criminal es mucho más contundente que la del Estado mexicano, entendiendo el Estado no solo como el Gobierno, sino como la sociedad civil, las Fuerzas Armadas, la Policía, el capital (las empresas) y los empresarios.

«Y a pesar de tener todos estos instrumentos, hay lugares en donde la violencia criminal es mucho más fuerte que el Estado mexicano», dice el activista.

«Y también hay que decir —afirma Cruz— que son jóvenes asesinando jóvenes, jóvenes desapareciendo jóvenes y jóvenes reclutando jóvenes».

  • Para este activista, quien en algún momento formó parte de una pandilla, y que lleva años trabajando con jóvenes en conflicto con la ley, junto con los programas sociales también debe haber una acción judicial en contra de los grupos criminales, desmantelamiento financiero y patrimonial de estas organizaciones, y que estas investigaciones e inteligencia también lleven a rescatar a los jóvenes.

Si hay indicios de que en alguna zona del país se está reclutando a jóvenes, tiene que haber una intervención inmediata de las autoridades, señala el experto.

  • A veces, dice, la entrada de los jóvenes a los grupos criminales es el único mecanismo por el cual encuentran protección, porque hay muchos adolescentes y jóvenes que se involucran por miedo.
  • «La construcción de la seguridad en México y en América Latina está basada en el miedo y no hay una construcción de la seguridad basada en romper el miedo para poder vivir en libertad», observa.

La era del narcoterrorismo: secuestran a jóvenes… y los hacen pelear a muerte

En Lagos de Moreno, un municipio de Jalisco de más de 172 mil habitantes y localizado en los límites con Guanajuato, cinco jóvenes desaparecieron (Dante, Diego, Jaime, Roberto y Uriel) desde el 11 de agosto, lo cual no sólo deja en evidencia la ola de inseguridad que vive México, sino el secuestro y reclutamiento forzado por parte de grupos del crimen organizado… y hasta peleas al estilo del Coliseo Romano, ¿todo esto es narcoterrorismo?.

  • Diferentes cárteles tienen presencia en aquella zona del occidente de México, sobre todo el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), así como bandas locales como Los Puga o La Banda del JJ. Y justo Lagos de Moreno es uno de los municipios con mayor cantidad de personas desaparecidas (entre 500 y 1,000), según datos del Sistema de Información sobre Víctimas de Desaparición (Sisovid).
  • Los cárteles mexicanos suelen recurrir al reclutamiento forzado de niñas, niños, jóvenes y hasta adultos, sobre todo para trabajar en sitios como laboratorios clandestinos o volverse sicarios. Las víctimas no sólo se exponen a sufrir lesiones físicas, psicológicas o ser asesinadas, sino que también «son obligados a presenciar o cometer actos que atentan contra su integridad física y su vida», advierte Unicef México.

A su vez que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) afirma que las niñas, niños y jóvenes tienen diferentes funciones dentro de la jerarquía de los grupos criminales, ya que pueden empezar como ‘halcones’ (vigilantes), para luego hacer labores enfocadas en el tráfico de estupefacientes o volverse sicarios.

  • Jalisco figura como una de las entidades donde existe un mayor riesgo de niñas, niños y jóvenes sean reclutados por el crimen organizado; se calcula que existen entre 12 mil 441 y 21 mil 521 casos, aparte de que 250 mil se encuentran en riesgo, de acuerdo con datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) y el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).

La periodista independiente Mónica Cerbón, en una entrevista ofrecida a IMER, explicó que en Lagos de Moreno, sobre todo en la zona llamada cuevas de Comanja de Corona, los grupos delictivos tiene un centro de reclutamiento forzado y donde se llega a producir cristal en narcolaboratorios.

  • Cárteles organizan peleas entre los secuestrados. En el caso de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno también salió a relucir otra problemática, ya que se ha difundido una grabación donde personas retenidas por los cárteles son obligadas a cometer actos inhumanos e incluso asesinarse entre ellas. La relación de este material con el caso de los jóvenes ya es investigada por la Fiscalía de Jalisco.

El video en cuestión fue descrito por el Blog de Narco de la siguiente forma: uno de los jóvenes agredió a otro con una piedra mientras yace amarrado. Acto seguido, los sicarios le dan un cuchillo para que decapite a la persona que se encuentra indefensa, mientras se observan otros cadáveres en el suelo.

  • Esta práctica violenta no es nueva: en 2011, el portal Houston Chronicle entrevistó a un presunto integrante de Los Zetas, quien les reveló que las personas secuestradas eran obligadas a pelear entre ellas a muerte, tal como si se tratara de una lucha entre gladiadores en el Coliseo Romano.
  • Para 2019, Telemundo entrevistó a una persona que supuestamente fue entrenada en un campo del Cártel de Jalisco Nueva Generación y reveló que los ‘reclutas’ eran obligados a cometer atrocidades, como degollar a personas e incluso cometer actos de canibalismo, con la finalidad de ser ‘insensibles’.

¿Y por qué se comportan así estos grupos delictivos? La doctora Arcelia Vázquez Ramírez, quien realizó la investigación ‘Personalidad, valores y motivación criminal del sicario en México’, consideró que hay cuatro perfiles de sicarios en México, entre los que se encuentra el psicopático, aquel que se desarrolló en ambientes con tendencias al crimen y no muestra sentimientos de culpa si mata a una familia, un infante o una mujer embarazada.

Pero también hay sicarios con perfil sádico, quienes disfrutan de torturar y ejecutar con mayor crueldad a sus víctimas; suelen grabar o tomar fotografías de los asesinatos, además de que pueden coleccionar partes amputadas, «sólo buscar tener víctimas y saciar sus necesidades de sadismo», de acuerdo con la investigadora.

¿Vivimos en la era del narcoterrorismo?

El especialista en temas de seguridad David Saucedo consideró que la desaparición de los jóvenes en Lagos de Moreno es un acto de narcoterrorismo, ya que los grupos de la delincuencia organizada tratan de amedrentar a la población y demostrar su poderío, esto en una entrevista con Juan Becerra Acosta, para Grupo Fórmula.

Para David Saucedo, los grupos delictivos difunden estos materiales «para generar impacto y provocar pánico entre la población», e ahí que lo considere como un acto de narcoterrorismo. Propuso que las autoridades cambien el modo en que se enfrentan a esta problemática, pues aseguró que se requiere de «un tratamiento especial y un cambio drástico».

  • En ocasiones videograban las sesiones de tortura y asesinato de las personas que secuestran (…) con varios objetivos, en primer término para mandar un mensaje a las organizaciones rivales, provocar la dispersión y el temor de las células de la competencia (…) es una lógica macabra y perversa», afirma David Saucedo.

Por su parte, Mario Amparo Casar, presidenta ejecutiva de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), considera que las organizaciones criminales cometen «actos que provocan terror entre la población» y pidió no tomar la palabra terrorismo a la ligera, ya que lleva una carga ideológica como en el caso del terrorismo de Estado. Lo anterior en palabras que ofreció a José Cárdenas, para Grupo Fórmula, en agosto de 2022.

  • La especialista también consideró que las autoridades mexicanas no deben minimizar las acciones violentas del narcotráfico en contra de la población, «estamos tratando mal este problema», remarcó y agregó que no se estaban usando las herramientas apegadas a la ley para enfrentar al narcotráfico.

Previo a la desaparición de los jóvenes en Lagos de Moreno, en marzo de 2023, el senador de los Estados Unidos, Lindsay Graham, propuso designar a los cárteles mexicanos como terroristas. Esta propuesta fue rechazada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien acusó injerencismo por parte de los políticos republicanos.

  • Fiscalía reporta hallazgo de 4 cráneos calcinados. La Fiscalía del Estado de Jalisco confirmó la localización de restos óseos calcinados, entre ellos cuatro cráneos, en el interior de un inmueble en Lagos de Moreno.
  • En un comunicado emitido este 17 de agosto, la Fiscalía informó que no se pudieron determinar rasgos físicos, edad o sexo, debido al nivel de calcinación de los restos.
  • El pasado miércoles, las autoridades acudieron a una finca en el municipio de Jalisco, en respuesta a un reporte realizado el mismo 16 de agosto, en el que señalaron el hallazgo de, los que parecían ser, restos humanos, manchas de sangre y ropa.

A través de la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas (FEPD), las autoridades ministeriales de Jalisco informaron que el inmueble asegurado en la colonia Orilla del Agua de Lagos de Moreno y los indicios encontrados se agregarán a la carpeta de investigación sobre la desaparición de cinco jóvenes el pasado fin de semana.

“Peritos del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses #IJCF coadyuva en la fijación y recolección de los indicios, donde ya trabajan con los dictámenes forenses correspondientes para identificar a las víctimas“, señaló la fiscalía.

Jalisco es uno de los estados con más reclutamiento

Jalisco es uno de los estados donde los jóvenes son más vulnerables, pues coincide con la entidad con mayor reclutamiento forzado a menores de edad por parte del crimen organizado, de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM).

  • REDIM detalla que entre 30 a 40 mil adolescentes son reclutados cada año y aproximadamente 250 mil están en situación de riesgo.
  • Según la Universidad de Guadalajara (UdeG), dicha situación se agravó con el inicio de la guerra contra los cárteles en el sexenio de Felipe Calderón.

“Es importante mencionar que, en muchas ocasiones, los incentivos que tienen las niñas, niños y adolescentes de participar en actividades delictivas son de corte aspiracionista y se suelen desprender de su percepción de desigualdad, así como de la falta de alternativas para un proyecto de vida”, explica el Observatorio Nacional Ciudadano (ONC).

Jóvenes reclutados por el Crimen Organizado Escalan en Violencia

Investigadores concluyeron que las organizaciones mexicanas dedicadas al narcotráfico experimentan un rápido desgaste durante enfrentamientos con Fuerzas Armadas y otros grupos criminales.

  • Ello dio lugar a una necesidad continua de reclutar personal para diversas actividades delictivas desde diciembre de 2006, cuando Felipe Calderón decretó la “guerra” al narcotráfico. Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador expuso el pasado 23 de mayo que el reclutamiento de jóvenes por parte de la delincuencia organizada ya está disminuyendo.

“Entrevistas con exmiembros de Los Zetas, Jalisco Nueva Generación, Los Ojos, La Familia Michoacana, Caballeros Templarios, Los Ateos, Cártel del Milenio, Cártel de Sinaloa, La Unión de Tepito y Beltrán Leyva, apuntan a la desigualdad estructural y a las oportunidades ilícitas como condiciones sociales concomitantes que aumentan el impulso y el atractivo del crimen organizado como vehículo para el éxito”, asegura el análisis Más allá del dinero, el poder y la masculinidad: Hacia una perspectiva analítica del reclutamiento en las organizaciones mexicanas de narcotraficantes.

  • Y agrega: “nuestros entrevistados, presos en San Fernando, Centro Especializado para Adolescentes Alfonso Quiroz Cuarón, Comunidad de Mujeres, Reclusorio Norte, y El Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 13, de Oaxaca, no sólo estaban empobrecidos, sino que residían en barrios caracterizados por la omnipresencia del crimen organizado y la ausencia de oportunidades económicas legítimas”.

El estudio –escrito por los investigadores Elena Azaola, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS); Piotr A Chomczyński, del Centro de Análisis de Datos, Modelización y Ciencias Computacionales, Universidad de Lodz, Polonia; y Roger Guy, del Departamento de Justicia Penal, Universidad Estatal de Nueva York– señala que el proceso de reclutamiento se convierte en un medio de intercambio que encarna los significados subjetivos que los reclutas atribuyen a sus situaciones presentes y futuras y que está vinculado simultáneamente a su grupo social inmediato que forma una organización criminal.

De los 79 sujetos entrevistados entre 2015 y 2020 por los académicos, cuatro eran jefes de plaza [supervisores del narcotráfico en una zona geográfica], dos subjefes, 22 halcones (vigías), 14 traficantes/contrabandistas, 12 sicarios y/o secuestradores, dos especialistas en logística/suministros, tres que realizaban trabajos misceláneos (compra de coches, reparto de comida), dos expolicías que no quisieron revelar su papel en la organización, 10 narcotraficantes independientes que utilizaban una organización mexicana de narcotraficantes (OTD) como proveedor y otros ocho asociados.

  • Señalan que desde el 2006, las bandas han tenido una necesidad constante de personal impulsada por una escalada de violencia entre cárteles y la competencia por los puntos de distribución de drogas comúnmente conocidos como plazas. “Este conflicto con las OTD rivales creó una demanda insaciable de nuevos miembros a través de métodos manifiestos (por ejemplo, volantes en papel, grafiti, redes sociales y caridad) en el vecindario”.
  • “Los reclutadores apelan directamente a las aspiraciones materiales y pruriginosas de los desaventajados al equiparar experiencias placenteras (por ejemplo, prestigio social, éxito material y masculinidad) con una OTD. De este modo, los reclutadores ofrecen la vida en un cártel y ser un narco como solución a sus problemas cotidianos, sincronizando sus aspiraciones con una oportunidad tangible de hacerlas realidad”, destacan los autores.

No obstante, en su conferencia del 23 de mayo pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador indicó: “ya estamos notando también que en las bandas de la delincuencia cada vez hay menos jóvenes: en las detenciones, cada vez menos jóvenes, y eso es muy bueno.

  • Nos está ayudando toda la familia, nos ayudan los papás, los abuelos, y los jóvenes que están recibiendo apoyos, que tienen garantizado el derecho al estudio, el derecho al trabajo. Ese es el camino, no sólo medidas coercitivas, lo más importante es atender las causas, que haya oportunidades de estudio, que haya trabajo, que el ingreso alcance, y los valores, el amor en la familia, eso es importantísimo, y que nos mantengamos muy unidos”.

Reclutas, demanda insaciable de organizaciones criminales

Al investigar sobre el contexto social del reclutamiento y las vías de motivación en las organizaciones de narcotráfico –a través de entrevistas en profundidad con 79 miembros actuales y antiguos de los cárteles–, los investigadores encontraron que algunos reclutas fueron motivados por aspiraciones de éxito económico y nociones de masculinidad, pero también influidos por el apego a grupos sociales y experiencias compartidas. También, que las decisiones individuales de unirse a organizaciones delictivas se consideran en términos colectivos, es decir, en conexión con miembros de su grupo social inmediato.

La investigación sugiere que el reclutamiento en organizaciones criminales está influido por las relaciones sociales, pero los factores específicos que conducen a la participación son más oscuros. Sin embargo, intenta arrojar luz sobre el reclutamiento a través de experiencias personales de miembros actuales y antiguos de las OTD que comenzaron durante observaciones de campo en comunidades caracterizadas por altos niveles de delincuencia organizada.

Las entrevistas sugieren que el camino hacia la pertenencia a organizaciones delictivas es un proceso polifacético en el que intervienen intereses morbosos y materiales de un recluta, así como la importancia que atribuyen a la pertenencia a un grupo, y la perspectiva de los participantes se basa en la experiencia adquirida a lo largo de los años como miembros, reclutadores o personas de contacto de un cártel.

  • Entre la motivación para trabajar para una OTD destacan los incentivos financieros, el empoderamiento masculino y el atractivo emocional de ser un narco entre los jóvenes empobrecidos, del país.
  • Las experiencias tempranas de los reclutas con la delincuencia entre grupos íntimos se ven reforzadas por la pertenencia a organizaciones delictivas, fenómeno que los investigadores denominan como trayectoria colectiva (TC), que ubican en las experiencias grupales y el significado cultural del colectivismo en México.
  • En la región de Michoacán, por ejemplo, donde operan múltiples OTD [Familia Michoacana, Caballeros Templarios, Cárteles Unidos], se descubrió que sus intereses interrelacionados crean un contexto social para el negocio de la droga que vincula los incentivos financieros con el reclutamiento.

“Al examinar la región de Michoacán, donde operan múltiples OTD, se descubrió que sus intereses interrelacionados crean un contexto social para el negocio de las drogas que vincula los incentivos financieros con el reclutamiento de inmigrantes”, refieren.

A lo largo de la investigación, el equipo contó con la ayuda de miembros de organizaciones no gubernamentales (ONG), y funcionarios de prisiones que ayudaron a identificar a los participantes en los centros penitenciarios.

  • Los reclusos fueron seleccionados: un grupo por los funcionarios de prisiones en función del delito y la voluntad de participar; referencias de otros reclusos similares al muestreo de bola de nieve; y, finalmente, sugerencias de organizaciones sin fines de lucro involucradas en los derechos de los reclusos.
  • La duración de las entrevistas varió de 40 minutos y se realizaron con el consentimiento de los internos y el permiso respectivo. Los nombres utilizados en la investigación son seudónimos y, cuando fue necesario, se restringió la longitud y el contenido de las citas para proteger a los entrevistados.
  • Los participantes eran exclusivamente varones que, según admitieron ellos mismos, procedían de comunidades rurales y urbanas empobrecidas con una presencia continua de delincuencia organizada. Tenían edades comprendidas entre los 15 y los 67 años y desempeñaban distintas funciones en una organización criminal.

Aunque por lo general se encontraban en la adolescencia, los sujetos tenían dificultades para recordar el año exacto de su inicio delictivo o cuándo fueron reclutados por una OTD, debido a que estuvieron expuestos a actividad delictiva a una edad temprana ayudando a otras personas (por ejemplo, o sus padres a empaquetar o vender droga); algo que no clasificaron en términos delictivos. Sin embargo, de sus biografías se desprende claramente que la transición de la delincuencia menor a la afiliación a las OTD se produjo en la adolescencia.

Escapar de la pobreza y éxito financiero

Los expertos explican que, aunque la delincuencia organizada se considera una forma de escapar de la pobreza, conlleva riesgos y peligros inherentes derivados de sus enfrentamientos, a menudo violentos, con sus rivales. Los reclutadores sortean la inquietud visceral de pertenecer a una OTD con ostentosas exhibiciones de riqueza material, poder y destreza, y hablando sin tapujos.

  • Para Pedro, que pertenecía a La Familia Michoacana, la ostentación triunfa sobre el miedo a la hora de reclutar miembros potenciales. Expresó la importancia de aprovechar la oportunidad de conseguir dinero fácil cuando se habla con ellos. A la gente le deslumbran los lujos, las mujeres guapas, los coches de lujo. “Todo el mundo quiere tener las mismas cosas”.
  • Jorge, habitante de Tepito, confirmó que “los niños de Tepito se sienten atraídos por todo este dinero y quieren trabajar para ellos (La Unión de Tepito) para tener las mismas cosas”. Un miembro del cártel de Los Ateos declaró: “Todos tenemos un precio, y se nos puede convencer con dinero”. Las OTD ofrecen a los nuevos reclutas la promesa de un éxito financiero normalmente inalcanzable para las clases bajas.

Otro socio de La Familia Michoacana, Alberto, vinculó el poder inherente derivado de la ganancia financiera que en el contexto lícito es comúnmente aceptado cuando afirmó que “el dinero y el poder son la razón para trabajar para un cártel”. Estos valores de logro, considerados envidiables en abstracto, se utilizan con éxito para reclutar a personas de las clases más desfavorecidas.

Reclutas, sin alternativa social

Azaola, Chomczyński y Roger Guy sostienen que los cárteles ofrecen a los delincuentes asociados lo que el empleo legítimo en la sociedad mexicana no puede ofrecer. “En los barrios que estudiamos, la puerta del cártel siempre estaba abierta y el camino era fácil”, señalan.

  • Explican que los reclutadores también se benefician de las concepciones culturales asociadas a ser un narco en las que el poder es una extensión del éxito pecuniario, y los infames jefes de las organizaciones criminales son omnipresentes en la narcocultura.
  • Roberto, que cumplía 6 años de condena por narcotráfico en el Reclusorio Norte, recordaba cómo atraía a los novatos a las OTD. En su opinión, la narcocultura cumple la promesa de una vida inalcanzable para los jóvenes de familias empobrecidas.
  • “Ellos [los reclutas] piensan que los jefes tienen poder, ‘Quiero ser grande como él. Voy a crecer como él. Él lo tiene todo’. Se imaginan el estilo de vida que [tendrán], ven a gente como El Chapo Guzmán, y dicen: ‘cuando crezca, quiero ser como él’“.

Pequeño recordaba que idolatraba a los líderes de los cárteles porque emanaban el prestigio y el poder encarnados en los narcocorridos [baladas que a menudo glorifican a los líderes de los cárteles padrinos y el estilo de vida narco].

Pedro, un halcón (vigía) del grupo delictivo de Los Ateos, relató que la mayoría de ellos [los nuevos miembros] se sienten atraídos por la narcocultura incluso en el país. “Vas a Sinaloa y le preguntas a un chico qué quiere ser, y te dice ‘sicario’. ¿Por qué? Creen que tienen el poder. Lo tienen todo”.

  • La relación entre un estilo de vida lucrativo y el trabajo en los cárteles rara vez se omitió en las conversaciones con los sujetos y con los residentes de los barrios de estudio. Junto con la promesa de un estatus económico y una posición social más altos, vienen los beneficios concurrentes del prestigio y el privilegio, que alimentan las aspiraciones financieras y de estatus de los reclutas, que en principio parecen estar más allá de su capacidad para satisfacer sus deseos.
  • Andrés, un miembro de la OTD de Tepito, declaró: “Nunca hay suficiente dinero. En cuanto lo ganas, lo gastas”. Los jóvenes con penurias son especialmente susceptibles a las promesas de riqueza material, estabilidad y poder, aparentemente inalcanzables por medios legítimos en la sociedad mexicana. Con el tiempo, ganar y gastar es un ciclo interminable que conduce a una implicación gradual y más profunda con el trabajo de las OTD.

El atractivo de pertenecer a una organización criminal va más allá de los intereses materiales y lascivos al ofrecer visiones idealistas de la masculinidad y la estabilidad familiar.

  • Esto atrae a los jóvenes empobrecidos que rara vez tienen familias intactas, como señaló Manuel, miembro de La Familia Michoacana: “La mayoría de los niños trabajan para un cártel porque no tienen familia”. Su afirmación implica que el crimen organizado conlleva la satisfacción de necesidades emocionales y ganancias materiales.
  • El apoyo económico a la familia era de importancia primordial, así como un factor de motivación para considerar la delincuencia organizada como una opción viable para obtener ingresos, como en el caso de Heriberto.
  • Miembro activo del cártel de los Caballeros Templarios que cumplía condena por secuestro, Heriberto inicialmente se sintió atraído por el crimen organizado porque su padre no podía mantener a la familia. A los 14 años trabajó en una armería dirigida por los Caballeros para obtener ingresos adicionales para su familia.

Luego pasó a actividades más arriesgadas en su nombre. “Conocí a una persona de los Caballeros Templarios en la armería. Me llamó de Tijuana para hacer un jale (ayudar en un secuestro). Después de un tiempo me volvió a llamar para hacer un secuestro en Zacatecas”.

Para Heriberto, mantener a su familia con ingresos adicionales procedentes del crimen organizado colmaba las expectativas de hombría que le faltaban a su propio padre, un campesino rural. /PUNTOporPUNTO

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https://insightcrime.org/wp-content/uploads/2023/05/Recruitment-Mexican-drug-trafficking-orgs.pdf

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