TEXTO ÍNTEGRO: EMPRESAS de ENERGÍA en el MUNDO apuestan por Inversiones en RENOVABLES

En 2023, la industria energética en su conjunto espera aumentar la inversión en fuentes y vectores de energía limpia. La mitad de los profesionales de la energía espera que su organización invierta en amoniaco/hidrógeno bajo en carbono (52 %) y una cifra similar en eólica (49 %) y solar (46 %).

Las inquietudes relacionadas con la seguridad energética superan a las de la energía limpia y la energía asequible en la lista de prioridades para las empresas energéticas en todo el mundo, ya que el sector afirma que el sistema energético no resolverá el trilema energético en la próxima década, según un estudio de DNV que analiza las opiniones de más de 1300 profesionales sénior del sector energético, a partir de una encuesta puntual llevada a cabo durante diciembre de 2022 y enero de 2023.

  • La seguridad energética ocupará el centro de atención de la industria petrolera y gasística y del sector eléctrico el próximo año. Los actores del sector renovable mantienen su enfoque en las energías limpias, mientras que las prioridades de los consumidores de energía industriales contrastan con las de sus proveedores y socios, ya que dan prioridad a una energía accesible y asequible.

Solo el 39 % de los profesionales de la energía confían en alcanzar los objetivos de descarbonización y climáticos, aunque el progreso en la transición energética es el mayor factor de confianza entre los profesionales de la energía para el próximo año, y una mayoría cree que la transición energética se está acelerando.

El sector de la energía percibe la resolución del trilema energético (proporcionar energía segura, limpia y asequible) como un objetivo a largo plazo, según Trilemma and Transition: The momentum to break barriers, la última edición del estudio anual de DNV sobre las perspectivas para el sector energético.

  • Desconfianza: Pocos en el sector (17 %) creen que la transición proporcionará energía segura, limpia y asequible en la próxima década a todos los sectores del sistema energético en su país. La mayoría (41 %) considera que se logrará en un plazo de 10 a 20 años, mientras que un grupo considerable (32 %) cree que este resultado crucial de la transición energética no se conseguirá hasta muy avanzada la década de 2040. Hay un consenso general sobre esta perspectiva en todas las regiones; solo los profesionales de la energía de Norteamérica son un poco más conservadores respecto a la cronología.

“El trilema energético es el centro de atención en 2023, ya que el sistema energético tiene dificultades en los tres aspectos. La invasión rusa de Ucrania ha recordado al mundo lo frágil que puede ser la seguridad energética; se están poniendo en marcha centrales de carbón, mientras que los proyectos de renovables están sometidos a presiones y los consumidores de energía sufren la presión del coste de la misma”, afirma Ditlev Engel, CEO de Energy Systems de DNV.

“El trilema también está en transición. En un año complejo y difícil para el sector energético, vemos que el trilema conduce a prioridades contrapuestas. Pero en un sistema energético descarbonizado, la sostenibilidad energética, su accesibilidad desde el punto de vista económico y su seguridad reman en realidad en la misma dirección, y el sector público y privado pueden resolver el trilema a través de un nuevo enfoque respecto a la expansión y la implantación”.

  • Mayor inversión en renovables pero también en combustibles fósiles: Cerca de un 80 % de los profesionales del sector de las renovables considera que las inquietudes relacionadas con la seguridad llevarán a una mayor inversión en renovables el próximo año, mientras que una mayoría (61 %) del sector energético afirma que su empresa puede volverse más rentable mejorando la sostenibilidad.

En cambio, un año récord de beneficios para el sector del petróleo y el gas ha redefinido qué son beneficios aceptables para el sector. En 2022, el 52 % de los ejecutivos del petróleo y el gas afirmaron que su organización lograría beneficios aceptables si el precio del petróleo alcanzaba entre 40 y 50 USD por barril. El próximo año, solo el 39 % piensa lo mismo.

La mitad de los encuestados del sector del petróleo y el gas (53 %) afirma que su organización aumentará la inversión en gas en 2023 hasta ocho puntos porcentuales interanuales. Alrededor del 43 % de la industria del petróleo y el gas espera aumentar la inversión en petróleo hasta nueve puntos porcentuales. Las empresas petroleras y gasísticas están ralentizando su cambio a áreas fuera de los negocios principales de los hidrocarburos y retrasando su enfoque en la descarbonización, en comparación con 2022.

En 2023, la industria energética en su conjunto espera aumentar la inversión en fuentes y vectores de energía limpia. La mitad de los profesionales de la energía espera que su organización invierta en amoniaco/hidrógeno bajo en carbono (52 %) y una cifra similar en eólica (49 %) y solar (46 %).

Más de un tercio espera que su organización aumente la inversión en captura y almacenamiento de carbono. Respecto a las tecnologías de avanzada, seis de cada diez afirman que su organización está aumentando la inversión en eficiencia energética y digitalización, y la mitad del sector está invirtiendo en tecnologías de almacenamiento de energía.

“La transición energética se ha acelerado durante una crisis provocada por la pandemia y por la energía, y esto ha dejado a los mercados luchando por mantenerse, a través de los sistemas de transmisión y distribución, las cadenas de suministro, la concesión de permisos y licencias, la financiación, la infraestructura y el personal», afirma Engel.

“El próximo año puede que veamos una ralentización en la reducción de combustibles fósiles, pero potencialmente también una ralentización en el aumento de energías limpias, si no se superan las barreras. Los gobiernos y legisladores deben dar un paso adelante y eliminar las barreras para la implantación, y todos los actores del sector energético deben avanzar en la transición”.

  • Barreras para la transición: Las investigaciones de DNV muestran signos de que las barreras podrían frenar el ritmo de la transición energética el próximo año, pero se está generando un nuevo impulso para romper esas barreras, ya que las sociedades sienten cada vez más los efectos de la crisis climática y energética y los cuellos de botella se agudizan reteniendo el progreso.

Hay un fuerte consenso en el sector energético sobre la necesidad urgente de una mayor inversión en la red eléctrica, mientras que solo una quinta parte en el sector de las renovables dice que la planificación actual de la capacidad de transmisión es suficiente para permitir la expansión de renovables.

Tres cuartas partes del sector energético dicen que los problemas en la cadena de suministro están ralentizando la transición, y menos de la mitad del sector (44 %) espera una mejora significativa en la disponibilidad de productos en 2023.

Para el sector de las renovables, la falta de apoyo de políticas y gobiernos y los problemas de permisos y licencias son las barreras más grandes para el crecimiento, y una gran mayoría (88 %) afirma que acelerar la concesión de permisos y licencias es fundamental para alcanzar los objetivos climáticos.

Cerca del 40 % de las empresas energéticas en todo el mundo encuentran cada vez más difícil garantizar financiación a precios razonables para los proyectos. A nivel regional, es más fácil acceder a la financiación para las organizaciones en Norteamérica y Europa. Por sectores, casi la mitad de las empresas energéticas (47 %) encuentran cada vez más difícil garantizar la financiación, y el 62 % de los consumidores de energía industriales.

México pierde peso en el mapa energético mundial

México lo tiene todo para ser una potencia energética. El país goza de alta radiación solar para aprovechar con paneles fotovoltaicos, un yacimiento grande de litio y la infraestructura para importar el gas natural más barato del mundo.

Pero la política energética del Gobierno, que ha sofocado a las energías renovables y limitado la participación de empresas privadas en el sector eléctrico, está difuminando el peso de la segunda economía de Latinoamérica.

  • Mientras Europa del Este se sume en la incertidumbre por la ofensiva rusa en Ucrania y Asia padece la guerra comercial entre China y Estados Unidos, América Latina está surgiendo como una opción más estable para inversionistas a nivel global.
  • En reportes del Foro Económico Mundial que se celebra en estos días en Davos, destaca recurrentemente el apetito por migrar de los combustibles fósiles a fuentes limpias y Latinoamérica tiene importantes recursos qué aportar.
  • El presidente colombiano Gustavo Petro, por ejemplo, no dudó en aprovechar su ponencia en el Foro para invitar a inversionistas a construir una red eléctrica “americana” potenciada por renovables con “un mercado garantizado”.

Las discusiones se están dando, pero no incluyen a México, un país que fue durante décadas potencia petrolera con gran experiencia en el sector energético. Hoy, la empresa del Estado Petróleos Mexicanos (Pemex) es una de las petroleras más endeudadas del mundo. Su producción ha venido cayendo desde hace años y México se convirtió en un importador neto de petróleo en 2014.

Mientras tanto, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) tiene desconectadas de la red de transmisión plantas de energías renovables por estar en manos de privados, limitando la generación de electricidad. CFE se abrió recientemente a trabajar con empresas extranjeras, y pequeñas concesiones han reavivado moderadamente el interés entre privados, pero persiste la incertidumbre.

“México tiene una oportunidad histórica y la está perdiendo”, dice Francisco Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía del Instituto Baker en Houston. “Es realmente increíble que un país que es de los gigantes en hidrocarburos en la región, que tiene toneladas de ventajas en términos de ubicación, de equipos humanos, que está al lado de Estados Unidos y podría con eso aprovechar las ventajas del desarrollo de del gas natural shale, por ejemplo, simplemente no esté en el mapa de los inversionistas, que nadie esté hablando de México ni pensando en México”.

Esto es, hasta cierto punto, por designio del Gobierno. La idea de López Obrador de dar revés a la apertura del sector energético es, precisamente, que las empresas del Estado tengan dominio del mercado.

  • El costo, por lo tanto, lo pagan los mexicanos porque los impuestos que pudieran irse al gasto en infraestructura o educación, se van a pagar la deuda de la petrolera. Si la petrolera estuviera abierta a asociarse con privados para detonar su producción, tendría mayores recursos para cumplir sus obligaciones crediticias. Este año, según la agencia Bloomberg, ni el presupuesto publicado por la Secretaría de Hacienda, ni el de Pemex, incluyen un apartado para pagar el servicio de la deuda.

Pemex no está haciendo las inversiones que tendría que hacer para que el sector petrolero crezca, apunta Monaldi. “Esto es porque la apuesta de López Obrador ha sido la refinación, que no tiene ninguna lógica, que no es donde se generan las ganancias en el sector petrolero y menos en una empresa del Estado. Históricamente, todas las empresas estatales de América Latina han perdido dinero en el área de refinación. La mala asignación de los recursos en Pemex también tiene consecuencias importantes”.

  • Síntomas de apertura en la CFE: Por su parte, CFE muestra señales de apertura. Después de quejarse de que la Administración pasada comprometió a la empresa a comprar masivas cantidades de gas natural de EE UU (hoy día es el principal comprador a nivel mundial), CFE delineó un nuevo plan para construir plantas de licuefacción del combustible que le permitirán venderlo a Europa. Para lograrlo, firmó contratos con tres empresas, dos estadounidenses y una canadiense. La idea es aprovechar la coyuntura geopolítica en la que Europa busca alternativas al gas natural ruso.

Pero el esfuerzo por eliminar a los privados del sector sigue, al grado que EE UU y Canadá iniciaron una disputa oficial en el marco del tratado de libre comercio, el TMEC. Para EE UU, principal socio comercial, el bloqueo a las energías renovables es el tema más molesto. Mientras tanto, el grande yacimiento de litio mexicano, que pudiera jugar un papel importante en la electrificación de muchas tecnologías, se encuentra en un limbo legislativo.

  • Aun si el próximo Gobierno que llegue a finales del próximo año quisiera revertir la estrategia de López Obrador, será difícil atraer la inversión que el país necesita para que su sector energético repunte, dice Monaldi. “Hay un daño ya reputacional,” explica el académico y consultor internacional.

“Este es un sector en el que, una vez que al inversionista le cambiaron las reglas del juego o han revertido políticas de participación del sector privado, son más cautelosos. Hay que darles más garantías, más condiciones, y uno ve la diferencia, por ejemplo, con la continuidad de las políticas en Brasil, que es quizás el caso que es más impresionante comparar con México”, opina Monaldi. En el país sudamericano, la mayor economía en la región, se ha dado continuidad en las reglas del sector a pesar de una polarización política intensa que ha llevado a la alternancia en el Gobierno.

  • López Obrador también ha debilitado el marco regulatorio, adelgazando y descalificando a los reguladores del sector. En conversaciones recientes con inversionistas en México, comparte Monaldi, esta es una de las frustraciones que expresan. “Lo que dicen es que uno de los problemas fundamentales es que no tienen contraparte con quien hablar, porque toda la tecnocracia energética de México desapareció”, apunta.

Mientras avanza la transición energética, el petróleo seguirá siendo necesario y las proyecciones de producción para los próximos 15 años indican que aumentará en América Latina, impulsado fundamentalmente por Brasil y Guyana y, en segundo término, por Argentina y Venezuela.

“México no aparece allí”, asegura Monaldi. “Que increíble que aparezcan estos dos países, Argentina y Venezuela, que son totalmente disfuncionales. En el caso de Venezuela, es un país que no puede estar peor manejado, pero están tratando de atraer a la inversión extranjera”, dice el académico, “al menos están tratando”./PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro:

Trilemma_and_Transition_DNV_Energy_Industry_Insights_2023-

 

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