La pandemia de coronavirus no sólo dejará a millones de personas padeciendo enfermedades a largo plazo, también puede heredar desempleo, inequidad y pobreza por los años venideros de no adoptar políticas concertadas de recuperación económica dirigidas a atender a los grupos más golpeados por la crisis.
- La advertencia fue emitida por el director General de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, durante la presentación de la nueva edición del informe Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo, un documento que analiza los efectos de la pandemia y las perspectivas de recuperación.
“El Covid de larga duración no es simplemente una condición médica, sino también corre el riesgo de ser trasladado al ámbito económico y social”, aseguró Ryder.
El fenómeno, detalló, puede extenderse literalmente durante décadas, de no haber un esfuerzo deliberado para acelerar la creación de empleo, ayudar a los más vulnerables y reconstruir los sectores de la economía más afectados, particularmente la pequeña y mediana empresa.
“Los efectos de la pandemia podrían prolongarse durante años en forma de pérdida de potencial humano y económico, y de mayor pobreza y desigualdad”, insistió. Indicó que corren particularmente riesgo los jóvenes que hoy fallidamente intentan entrar al mercado de trabajo, así como las personas que cayeron en pobreza extrema por la pérdida de empleo.
- De acuerdo con la OIT, 31 millones de personas que estaban empleadas antes de la aparición del virus en el mercado de mariscos de la comunidad china de Wuhan, hoy están clasificadas como extremadamente pobres, viviendo con menos de 1.90 dólares al día.
“La falta de empleo y acceso a protección social amentó la pobreza”, explicó Ryder. “Cinco años de progreso en reducción de la pobreza laboral se han esfumado por esta crisis”, resumió en una conferencia de prensa celebrada en formato virtual desde Ginebra.
- El documento calcula que en 2020 se perdió 8.8% del total de horas de trabajo, el equivalente a las horas trabajadas en un año por 255 millones de trabajadores a tiempo completo, y en comparación a 2019, el empleo total se redujo en 114 millones de trabajadores. En un escenario sin pandemia, en 2020 debieron haberse creado 30 millones de nuevos empleos en el mundo.
- Durante el primer trimestre del año, los índices de pérdida de horas de trabajo se mantuvo al alza por las olas recurrentes de la pandemia. Esto provocó un déficit de horas de trabajo totales de 4.8% durante ese periodo, equivalente en horas de trabajo a 140 millones de empleos a tiempo completo.
Los investigadores de la OIT identifican una recuperación paulatina a partir del segundo semestre de este año, pero el despegue será desigual y de alcance geográfico limitado, debido a que está asociada a la velocidad con que avanzan las campañas de vacunación y los gastos presupuestales a gran escala.
- Calcula que la recuperación se traducirá en la creación neta de 100 millones de empleos en 2021 y otros 80 millones en 2022.
- No obstante, el saldo seguirá siendo negativo en comparación a los niveles previos a la crisis. Para 2022 habrá 205 millones de personas desempleadas, 5.7% más en comparación a 2019, cuando había 187 millones.
La región más afectada será América Latina y el Caribe, seguida por Asia Central. La comunidad latinoamericana registró la caída más pronunciada en horas de trabajo en 2020, con una disminución equivalente a 36 millones empleo a tiempo completo en relación con el escenario sin pandemia.
En términos de crecimiento neto del empleo, se estima que la región perdió 31 millones de puestos de trabajo el año pasado, pese a que países como Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Uruguay, implementaron medidas específicas en respuesta a la crisis.
Las mujeres experimentaron una disminución más pronunciada del empleo, agravando la existente brecha de género laboral. “La pérdida de empleos e ingresos resultó en un aumento de la pobreza y la desigualdad, especialmente para los trabajadores informales”.
- Se estima que 4.4 millones de latinoamericanos habrían caído por debajo del umbral de pobreza a causa de la pandemia.
- La OIT espera que la recuperación en América Latina sea lenta, lo cual podría resultar en un crecimiento del empleo de mala calidad, lo que a su vez se traducirá en baja productividad y crecimiento de la informalidad.
Ryder insistió en que para evitar el peor de los escenarios, los gobiernos deben impulsar una estrategia de recuperación basada en cuatro principios: promoción del crecimiento.
Aumenta la pobreza extrema en América Latina
Con la pandemia de covid-19 se disparó la pobreza y la extrema pobreza en Latinoamérica. Eso, a pesar de los paquetes de estímulo fiscal con que los gobiernos trataron de mitigar los efectos más devastadores de la crisis.
- En la mayoría de los casos, los gobiernos se endeudaron para inyectar fondos de emergencia en los sistemas de salud y entregar ayudas directas a las familias más vulnerables y a las empresas más afectadas por una recesión que hizo que la actividad económica cayera 7,7% en 2020.
La pobreza llegó a su nivel más alto en los últimos 12 años, afectando a un 33,7% de la población, es decir, uno de cada tres latinoamericanos lo está pasando muy mal. Pero el mayor retroceso histórico ocurrió entre los «pobres extremos», aquellos que no pueden cubrir sus necesidades básicas de alimentación.
La pobreza extrema alcanzó su mayor nivel en las últimas dos décadas: 12,5% de la población, según las proyecciones hechas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
- Una estadística que quizás no dice mucho, pero que en la práctica es sinónimo de hambre. Una de cada ocho personas se va a la cama con el estómago vacío. La mayoría no tiene agua potable, ni electricidad. Con suerte consigue un techo improvisado para cubrirse de la lluvia o el sol.
Y uno de los efectos más graves de vivir con hambre está relacionado con las secuelas que deja a largo plazo, como el irreparable deterioro en el desarrollo cognitivo y físico de los niños.
«Todo lo que se había avanzado en este siglo para disminuir la extrema pobreza se perdió durante la pandemia», le dice a BBC Mundo Alberto Arenas, director de la División de Desarrollo Social de la Cepal.
¿Dónde aumentó más la pobreza extrema?
El aumento de la pobreza extrema depende de la situación en la que se encontraba el país al momento en que llegó la pandemia, qué tan grave fue la situación de salud pública y de qué manera reaccionó el gobierno para enfrentar la crisis, señalan expertos.
- Los países de Latinoamérica donde más subió la extrema pobreza en 2020 son: México, Honduras y Ecuador, según las proyecciones hechas por la Cepal.
- Comparando 2019 y 2020, en México la extrema pobreza se disparó de 10,6% a 18,3%. En Honduras el aumento fue de 20% a 26,1%, mientras que en Ecuador subió de 7,6% a 12,8%.
«Hay una relación entre la extrema pobreza y las transferencias monetarias hechas por los gobiernos», dice Arenas, refiriéndose al dinero que el Estado le entrega directamente a las personas más vulnerables.
«Si no fuera por las transferencias monetarias los indicadores sociales serían mucho peores», apunta, agregando que es importante mantenerlas.
Los paquetes de estímulo fiscal
Las ayudas fiscales en Latinoamérica variaron sustancialmente de un país a otro. Los dos extremos fueron Brasil y México: mientras Brasil destinó cerca de un 8% de su PIB, México apenas gastó un 0,7%.
Esos desembolsos incluyen gasto público y medidas de alivio tributario (que se consideran como ingresos no percibidos por el fisco en relación al pago de impuestos).
- Este tipo de medidas fiscales representaron en promedio un 4,5% del PIB, considerando a las mayores economías de la región, le dice a BBC Mundo Jorge Roldos, subdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.
Aparte de esos recursos, explica Roldos, los países también gastaron cerca de un 3,5% del PIB en el financiamiento de créditos «blandos» y garantías, principalmente a pequeñas y medianas empresas (que suelen llamarse medidas de apoyo a través de instrumentos de liquidez).
- En aquel escenario, la pobreza y la pobreza extrema se dispararon en medio de una profunda recesión económica, lo cual significa que los gobiernos recibieron menos ingresos y, al mismo tiempo, tuvieron más gastos.
El resultado ha sido un aumento de la deuda y del déficit fiscal, que probablemente se convertirán en uno de los mayores desafíos que enfrentarán los países de la región cuando acabe la emergencia./Agencias-PUNTOporPUNTO
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