TEXTO ÍNTEGRO: Doctores, Medicinas y Hospitales serán INSUFICIENTES en el FUTURO CERCANO en MÉXICO

En 2022, en el País existían 1.09 camas por cada mil habitantes, de las cuales el 24 por ciento pertenecía al sector privado, mientras que el índice promedio en los países de la OCDE era de 4.7 camas por cada mil habitantes, indica.

El «Manifiesto Prospectiva del Hábitat Postpandemia», de la Federación de Colegios de Arquitectos de la República Mexicana, advierte que si se mantiene el actual modelo, para 2030 el gasto en el sector no habrá crecido y la infraestructura hospitalaria pública estará estancada frente a una población más envejecida y con un mayor porcentaje de enfermedades crónicas.

  • «En el año 2030 el gasto público en Salud en México es del 2.4 por ciento del PIB. Prevalece el enfoque curativo sobre el preventivo, por tanto, el índice de camas en México se reduce, de 0.93 en 2020 a 0.8 camas por cada mil habitantes», describe un escenario hipotético con la actual tendencia de inversión.

Además, el porcentaje de camas del subsistema privado crecerá del 24 por ciento que tenía en 2020 a 35 por ciento en 2030.

  • El Manifiesto no sólo describe la tendencia con la situación actual, sino los objetivos que sería deseable alcanzar en 2025 y 2030 para superar carencias y garantizar el acceso universal a la salud pública.

En un escenario ideal, plantea que en 2025 se destine 4.1 por ciento del PIB al gasto público en Salud y que en 2030 alcance el 6.5 por ciento.

  • También que haya 1.11 camas por cada mil habitantes y 93 nuevos hospitales para 2025, así como 1.12 camas por cada mil habitantes y 115 nuevos hospitales para 2030, con un servicio público homologado sólo en el IMSS.
  • En 2022, en el País existían 1.09 camas por cada mil habitantes, de las cuales el 24 por ciento pertenecía al sector privado, mientras que el índice promedio en los países de la OCDE era de 4.7 camas por cada mil habitantes, indica.

El análisis lamenta que las posibilidades de crecimiento de infraestructura mediante asociaciones público-privadas, muy efectiva en otros países, se hayan desdibujado en México debido a las diferencias ideológicas que las estigmatizaron con el discurso de que la salud se privatizaba.

Se eleva el número de hospital y equipo médico en malas condiciones

En el IMSS no sólo los elevadores están deteriorados: hace dos meses que Daniela Arellano espera un estudio de Rayos X en el IMSS. En la Unidad de Medicina Familiar No. 15 donde se atiende, ubicada en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México, los tiempos de espera para acceder a este equipo son largos, pues el equipo deja de funcionar constantemente.

Ante la tardanza, la joven de 32 años prefirió acudir a un laboratorio privado. “Qué tal que me espero y sale algo grave”, expresa.

  • Como ella, otros derechohabientes enfrentan retrasos en la atención por falta de equipos médicos funcionales. Tan solo en este mes, varios usuarios de redes sociales han denunciado carencias.

“En la clínica 28 del IMSS no sirve el aparato de Rayos X. ¿Qué pasó con el servicio médico como en Dinamarca?”, publicó en Twitter la usuaria AndiiLuch.

“En la clínica 49 no hay Rayos X, ya tiene como tres meses”, denunció el usuario Nicandro.

Las quejas por equipos descompuestos salieron también de las clínicas No. 33 y No. 29, de la Ciudad de México, y del Hospital Vicente Guerrero, de Acapulco.

  • El propio IMSS reconoce en su Informe Financiero 2023 que el 99% de sus equipos de Rayos X está obsoleto. Este instrumental no es el único.
  • Las clínicas, hospitales y equipo del Instituto en malas condiciones para operar se incrementaron en 2022, pese a que su deterioro puede poner en riesgo la seguridad de los pacientes y los procedimientos médicos.
  • Aunque el Seguro Social continúa invirtiendo en mantenimiento, son tantos los equipos e instalaciones antiguas, con operación regular y en mal estado, que el gasto no alcanza.

Mientras el IMSS se enfrenta a una infraestructura deteriorada y en mal estado, que ya cobró, al menos, la vida de una niña de seis años que quedó apresada en un elevador del Hospital General de Zona No. 18 de Playa del Carmen, crecen las quejas contra el Instituto por mala atención médica.

  • Expedientes contra el IMSS: En marzo de 2023, el Seguro Social fue la dependencia del gobierno con más expedientes abiertos ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Según el Sistema Nacional de Alerta de Violación, de enero a marzo de 2022.
  • Dicho organismo abrió 630 quejas en contra del IMSS. Para el mismo periodo de 2023, el número de expedientes aumentó a 1,473, un incremento de 133.8%. De las quejas, 468 continúan en trámite.
  • La mayoría de los expedientes abiertos ante la CNDH son por la negación de atención, de fármacos, por presuntas negligencias médicas y por “omitir la implementación de la infraestructura necesaria para una adecuada prestación de los servicios de salud“.

Infraestructura en mal estado

Con base en datos oficiales del Instituto, 4.8% de los inmuebles de sus clínicas del primer nivel se encontraban en mal estado de conservación el año pasado. Esto representa un incremento de 5.1 puntos porcentuales, ya que en 2021 se reportó 3.8% de los inmuebles en esta situación.

  • El IMSS tiene 1,535 clínicas de primer nivel, es decir, que ofrecen servicios básicos de salud. Los inmuebles de estas unidades médicas incluyen los consultorios, quirófanos, pasillos, salas de espera, áreas de encamados, vestidores, baños y áreas de servicios auxiliares y generales.

Para el segundo nivel de atención, el crecimiento de los inmuebles en mal estado fue de 4 puntos. De los 249 hospitales en este nivel, 6.5% de sus inmuebles estaba en malas condiciones en 2021 y la proporción subió a 10.5% en 2022.

  • La infraestructura del tercer nivel de atención fue la única que mejoró su estado de conservación, al registrar 4.8% de sus inmuebles en mal estado durante 2021 y 0% en 2022.
  • Las instalaciones, inmuebles y equipos en mal estado “son aquellos que, por su estado de deterioro u obsolescencia, pudieran poner en riesgo la continuidad y seguridad de los servicios, por lo que demandan gastos mayores por concepto de operación y conservación”, explicó el IMSS en su Informe Financiero 2023, publicado en julio.
  • Los equipos médicos del Seguro Social también han empeorado. En 2021, 6.5% de los dispositivos médicos estaba en mal estado en los hospitales del segundo nivel de atención, y para 2022, el porcentaje subió a 9.5%.

“Debido a la gran demanda de servicios que se proporcionan en el Instituto, los equipos médicos son utilizados bajo intensas jornadas de trabajo y operación, por lo que tienen mayor riesgo de deteriorarse rápidamente”, expone el informe.

Las clínicas y hospitales del IMSS-Bienestar también están deteriorados. De las 4,071 unidades médicas de este programa, 53% tiene más de 40 años de antigüedad y 10% de los inmuebles del segundo nivel estaba en mal estado de conservación.

  • “En el segundo nivel de atención destaca el fin de la vida útil de los equipos, aún y cuando se realizan labores de mantenimiento rutinario, preventivo y correctivo, ya que actualmente no cuentan con un programa permanente de sustitución”, reconoce el propio Instituto.
  • A decir de Carolina Gómez, consultora en salud pública y excoordinadora de IMSS-Oportunidades, el Seguro Social enfrenta un gran reto: dar atención a sus afiliados y, ahora, coordinar los servicios para la población abierta del país con un incremento mínimo de recursos.

“No hay forma de que el IMSS-Bienestar ni el sistema de salud puedan otorgar el acceso a la salud que requieren todos los mexicanos”, advierte.

  • Mantenimiento: Para que funcione de mejor manera el equipo, el IMSS destina presupuesto para el mantenimiento preventivo y correctivo, además de contratar servicios externos para este fin.
  • Sin embargo, en 2022, estos contratos cubrieron únicamente el mantenimiento de 9,676 equipos de los tres niveles de atención médica, los cuales representan 5.4% del total. El IMSS pagó 2,026 millones de pesos por ese servicio.

Además, se identificaron 10,123 equipos médicos con una antigüedad de entre uno y cinco años, y otros 7,145 con seis a 14 años de antigüedad. Estos últimos son equipos de alto riesgo para los que no existe un contrato de servicio de mantenimiento.

  • El Seguro Social advierte que de esos 7,145 equipos, 41% son obsoletos o han rebasado su vida útil y para su sustitución se requieren 14,258 millones de pesos. En el caso de los aparatos de Rayos X, 99% son obsoletos.

Ante la situación que enfrenta el Instituto, senadores y senadoras del PAN solicitaron a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión citar a comparecer a Zoé Robledo, director general del IMSS, para que exponga el gasto en inversión de la dependencia.

“Urge mejorar las condiciones de la infraestructura médica, con el fin de brindar una atención de calidad a la población derechohabiente.

  • La atención de la salud de las y los mexicanos no ha sido una prioridad de este gobierno, sino todo lo contrario, el IMSS se ha convertido en un instituto desmantelado por la 4T”, señaló el senador Julen Rementería.

De un sistema de salud como Dinamarca a la desaparición del Insabi

Era 1 de diciembre de 2018. Frente a un Zócalo a reventar, y entre cien compromisos, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo esta promesa: “Se hará realidad el derecho a la salud”. El propósito, dijo durante el discurso de su toma de protesta, era garantizar a los mexicanos atención médica y medicamentos gratuitos, empezando por las zonas más pobres del país.

“Poco a poco se irá ampliando el programa hasta que logremos, a mediados del sexenio, establecer un sistema de salud de primera, como en Canadá o en los países nórdicos”, aseguró antes de que los gritos de la gente ahogaran sus palabras.

  • La ambiciosa promesa pasaba con reformar el débil y fragmentado sistema de salud mexicano. Y sobre todo, mejorar la cobertura médica de casi la mitad de la población, los que quedan fuera de la seguridad social porque tienen trabajos informales.
  • Un reto al que se lleva enfrentando México desde hace varias décadas. Para cumplir su promesa, el 29 de noviembre de 2019, el Gobierno de López Obrador creó el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), a pesar del rechazo de la oposición.
  • Este nuevo organismo representó la disolución del programa del Seguro Popular (SP), creado en 2003 por el expresidente Vicente Fox, precisamente, para dar cobertura a los trabajadores informales.

Un sistema que funcionaba mediante la cobertura federal de un catálogo limitado de enfermedades y cuyo servicio era prestado por los sistemas estatales de salud. Por ese mecanismo de trasvase se colaron numerosas denuncias de irregularidades y malos manejos del dinero público.

  • A eso se aferró López Obrador: Quien llegó a decir que esto “ni era seguro ni popular”. Su proyecto, sin embargo, centralizó los recursos de la SP, tanto los que provenían del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, que financiaba la atención de las enfermedades más graves, como el presupuesto asignado a los Estados.

Y el cambio más trascendental: abrió el catálogo a todo tipo de padecimientos y medicamentos, en la promesa de una cobertura universal efectiva en el país. Cuatro años después, ese ambicioso objetivo se ha derrumbado.

El Insabi, que iba a marcar el camino hacia un sistema médico como el de los países nórdicos, ya está pasada de agua. Los diputados de Morena ya han decidido su muerte, algo a lo que tampoco se ha opuesto la oposición.

  • Según expertos consultados por EL PAÍS, el Insabi no funcionó por una mezcla de falta de planificación y estrategia (empezando por la propia gestión de la organización, sin experiencia en el ámbito sanitario), objetivos muy ambiciosos, sin aumentar la inversión y, finalmente, debido al golpe inesperado de la pandemia del covid-19.
  • “La promesa de un sistema de salud ni siquiera ha comenzado. Es cierto que es algo que hay que construir con mucho tiempo e inversión. Pero el problema es que ni siquiera se han puesto los cimientos”, advierte Laura Flamand, investigadora del Colegio de México especializada en desigualdad y salud.

Considera que no ha habido un diagnóstico ni un plan a la altura del reto de incorporar al sistema a más de 60.000 personas y apunta un ejemplo concreto: la escasez de medicamentos ha golpeado a todos los espectros de pacientes, desde oncológicos hasta psiquiátricos.

  • López Obrador acabó con el sistema de compra y distribución de medicamentos que durante años había llevado a cabo el IMSS (seguro social mexicano) y las empresas farmacéuticas. Utilizando nuevamente el argumento de la corrupción, decidió que todas las compras serían centralizadas por Hacienda y una empresa pública se encargaría de la distribución.
  • Posteriormente, esa responsabilidad pasó al propio Insabi, en cooperación con la agencia especializada de la ONU. Y ahora, con los nuevos cambios, volverá al IMSS. “Es cierto que hubo problemas históricos, corrupción e intereses farmacéuticos, pero no se puede destruir un sistema sin tener otro que lo reemplace”, agrega el académico.

Los expertos consultados reconocen en todo caso que también hay que tener en cuenta cuestiones estructurales del sistema de salud mexicano. En primer lugar, la fragmentación extrema. Hay tres niveles de atención en centros públicos y privados.

Pero sólo la pata pública incluye, a su vez, nueve distintas cabeceras de seguridad social a través de las cuales se distribuye la población según dónde, cómo y para quién trabaja. Y transversalmente, el bajo gasto público en salud, que ronda el 2,5%, muy por debajo del 6% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también inferior al de socios regionales como Chile o Brasil.

  • Para el Centro de Investigaciones Económicas y Presupuestarias (CIEP), organismo civil que estudia el desarrollo de la economía pública, uno de los principales problemas del Insabi es que nació sin una fuente de recursos suficiente y sostenible. Solo tenía dinero del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos que, según sus cálculos, contaba con 119.597 millones de pesos al cierre de 2019.

Judith Senyacen Méndez, subdirectora de investigación e investigadora en salud y finanzas públicas del CIEP, recuerda que cuando se discutía la creación del Insabi, el Centro de Estudios de Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados presentó una estimación de cuál sería el impacto presupuestario para poner en marcha el organismo, en la que el resultado fue cero. Es decir, no se necesitó presupuesto adicional para poder poner en marcha el Insabi.

“Nos pareció muy grave mencionar que iban a tener objetivos más altos, que querían dar cobertura universal y que no consideraban una mayor inversión en recursos económicos”, dice Senyacen.

De acuerdo con estimaciones del CIEP, el gasto en cobertura de salud de la población que no está afiliada a ninguna institución de seguridad social en México con el Seguro Popular en 2018 no aumentó lo necesario para alcanzar la cobertura universal.

  • En el último año del programa eliminado por la administración de López Obrador se invirtió el 1,03% del PIB y ahora, en 2022, se invirtió el 0,81%. La organización hizo una estimación en 2019 que decía que para cubrir a todos los mexicanos había que invertir hasta 3.5% del PIB.
  • Por otro lado, algunos expertos consideran que el Insabi cumplió con uno de los principales objetivos para los que fue creado: centralizar el dinero, los recursos humanos y materiales que se asignan a los Estados para la atención de la salud y que también tenía el extinto Seguro. Popular.

“Ahora va a ser centralizado por el IMSS-Bienestar. Son palabras de Zoé Robledo (director general del IMSS)”, afirma Xavier Tello, asesor de políticas de salud. Para el especialista, el Insabi sirvió para crear la estructura de administración centralizada que ahora se convertirá en el IMSS-Bienestar. “En lugar de que los estados tengan su propio dinero para la salud, ya no se van a hacer cargo, se va a hacer cargo el IMSS-Bienestar”, sostiene.

  • Los nuevos planes pasan efectivamente por el IMSS-Bienestar, un organismo desconcentrado que existe desde 1973, que ha ido cambiando de nombre dependiendo del presidente en ejercicio y que se dedica a atender a las comunidades más pobres y abandonadas que no pueden contribuir a la salud.

Algunos especialistas consideran que el cambio no necesariamente tiene que ser perjudicial, dada sobre todo la experiencia en gestión y el apoyo de un gigante como el IMSS. En cualquier caso, persisten las dudas sobre la capacidad del sistema —en términos de financiamiento, personal y otros recursos— para sostener un cambio de tamaño tan brutal. Hasta ahora, el IMSS-Bienestar atendía a 12 millones de personas. Con el nuevo plan, tendrá que atender 66 millones más.

El 48.8% de las personas recibieron atención médica en el sector privado

Menos de la mitad de la población que necesitó atención sanitaria la recibió del sector público (44%), reveló la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT). Además, evidenció la necesidad de mejorar el sistema de consultas médicas, pues el 48.8% de las personas que recibieron atención fue en el sector privado, esto porque los consultorios en domicilios y farmacias atienden casi la misma cantidad que los del IMSS y SSa.

  • La Secretaría de Salud (SSa), a través del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), publicó los resultados de la ENSANUT, un ejercicio de consulta con fines estadísticos para medir los niveles de atención del sector Salud en todo México, en él se demuestran algunas de las carencias del sistema nacional y de las principales necesidades de la población.
  • Los datos ponderados son muchos, de los primeros que destaca es que no todas las personas que necesitaron atención médica la buscaron (principalmente hombres), de ellos, aunque casi todos consiguieron ser atendidos, muchos fueron atendidos en el sector privado, ello derivado de las atenciones que se brindan en los consultorios instalados en casas y farmacias.

Específicamente, del 100% de las personas que fueron consultadas y aseguraron haber necesitado atención en el sector salud, sólo el 44% fueron atendidas a través de servicios públicos; sin embargo, se debe de especificar que el 14% no buscó atención.

Esto quiere decir que sólo el 86% de la población necesitada buscó atención. Asimismo, el estudio muestra que el 85% de los necesitados recibió atención y poco más de la mitad de este 85% fue en el sector público. Junto con esta estimación, la ENSANUT revela en dónde es que se atienden las personas.

¿Cuánto falta para llegar a Dinamarca?

En el texto titulado “¿Por qué Dinamarca?”, de Zoé Robledo, director general del IMSS, elogia el sistema de salud de aquel país nórdico: “todos los servicios médicos en Dinamarca son gratuitos y el 99% de la población tiene asignado un médico especialista en atención primaria.

  • En el país danés se apostó por un sistema 100% público, con planeación centralizada, gratuita y universal, de cobertura amplia y enfocado en lo preventivo”; sin embargo, con una atención pública del 51.2%, quiere decir que al gobierno de AMLO le queda un año y tres meses para elevar su atención.
  • Al respecto, se tiene que ampliar la cantidad de derechohabientes y, en consecuencia, la capacidad de atención del sector público. La Encuesta precisa que Se encontró que “el 37.5% de la población sin derechohabiencia se atendió en unidades de salud de la SS, 24.9% en CAF y 35.6% en unidades privadas”.

Por el otro lado, el 29.2% de la población afiliada a otros servicios públicos se atendió en unidades privadas y 4.5% en CAF./PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro en el Enlace:

https://fcarm.org.mx/wp-content/uploads/2022/11/Anexo-XI-Manifiesto-Nacional1.pdf.pdf

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