TEXTO ÍNTEGRO: Cambio Climático provocó la PÉRDIDA ECONÓMICA de 1,5 BLLNS de DLS

Los costos del cambio climático en México –excluyendo los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad– se prevé que alcancen hasta 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2100; en cambio hacer las inversiones previas de mitigación representan apenas 2.2 por ciento, reporta la Iniciativa Bonos Climáticos.

El cambio climático está provocando pérdidas económicas multimillonarias en prácticamente todos los rincones del planeta. Cuantificar los daños es extremadamente complejo pero un equipo de la Universidad de Delaware (Estados Unidos) se ha atrevido a calcular la pérdida que esta crisis está provocando en el Producto Interior Bruto (PIB) por áreas, países y grupos de población.

El trabajo ha sido publicado este martes 28 de noviembre, a dos días del inicio de la cumbre del clima COP28, por el centro Gerard J. Mangone Climate Change Science and Policy Hub de la Universidad de Delaware.

La difusión de este informe, Pérdidas y daños hoy: cómo el cambio climático está impactando la producción y el capital, se ha hecho coincidir con el inicio de la COP28 porque en ella se espera que los estados miembros adopten un marco para el nuevo fondo de la ONU para ayudar a las naciones a recuperarse de las “pérdidas y daños” causadas por el cambio climático como se decidió en la COP27 (cumbre climática celebrada en 2022).

  • A nivel mundial, el cambio climático ha provocado una pérdida del PIB ponderado por población del 6,3% en 2022. El porcentaje no ponderado del PIB global perdido se estima en 1,8%, o alrededor de 1,5 billones de dólares (en cifras del sistema de Estados Unidos, «$ 1.5 trillion»), y la diferencia entre esas dos cifras refleja la distribución desigual de impactos, que se concentran en países de bajos ingresos y regiones tropicales que normalmente tienen más población y menos PIB, indica este informe.

De hecho, los países menos desarrollados están expuestos a una pérdida promedio del PIB ponderado por población del 8,3%, y el sudeste asiático y el sur de África se ven particularmente afectados, con países que pierden un promedio del 14,1% y el 11,2% de su PIB, respectivamente.

  • “El mundo es billones de dólares más pobre debido al cambio climático, y la mayor parte de esa carga ha recaído en los países pobres. Espero que esta información pueda aclarar los desafíos que muchos países ya enfrentan hoy y el apoyo que necesitan urgentemente para abordarlos”, ha explicado James Rising, profesor en la Universidad de Delaware.
  • El cambio climático también está exacerbando los existentes. desigualdades globales, y muchos países de altos ingresos experimentan actualmente aumentos netos del PIB. Estos beneficios surgen principalmente de la reducción del frío invernal, que reduce el consumo de energía y las tasas de mortalidad.
  • Sin embargo, a medida que el planeta continúa calentándose, estos beneficios están a punto de erosionarse y eventualmente volverse negativos, y los efectos energéticos y de salud de los veranos más calurosos contrarrestan gradualmente los beneficios de los inviernos suaves.

“Nuestro análisis se basa en 58 modelos económicos y emplea aprendizaje automático para producir una «mejor estimación» del PIB actual y las pérdidas de riqueza de capital debido al cambio climático”, dice el autor. «En los últimos diez años se ha producido una revolución en la forma en que entendemos los riesgos macroeconómicos, y este informe construye una síntesis de todas sus ideas».

  • El análisis también revela la compleja dinámica entre el cambio climático, los resultados económicos y las inversiones de capital. Los países de ingresos bajos y medianos enfrentan importantes pérdidas de capital, lo que plantea desafíos a su resiliencia y crecimiento económicos a largo plazo. Los países de ingresos bajos y medios han experimentado pérdidas de capital producido por 2,1 billones de dólares debido al cambio climático.

Cuando se combinan el PIB y las pérdidas de capital, el análisis revela que los países de ingresos bajos y medios han experimentado una pérdida total de 21 billones de dólares desde que se adoptó la Convención de Río en 1992.

Todos los grupos de partes de la CMNUCC, excepto la UE, han experimentado pérdidas totales, y las mayores pérdidas para el G-77: 29 billones de dólares. Se espera que estas pérdidas sean estimaciones conservadoras, ya que en el análisis no se incluyen importantes canales de impacto ni pérdidas no relacionadas con el mercado.

Cambio climático, la amenaza número uno de la economía mundial

La organización medioambiental The Climate Reality Project América Latina recobra el valor de los números financieros para buscar generar conciencia en los países y tomadores de decisiones en la región, puesto que recuerda que es en ésta donde los efectos del cambio climático como los incendios, sequías, inundaciones y huracanes ocasionan pérdidas irreversibles en vidas y economías, además de socavar los ecosistemas.

  • “Si continuamos con este mismo modelo económico, extractivista, consumista y dependiente a los combustibles fósiles, para el año 2100 podríamos ver una reducción del 8% en la producción económica en la región, a comparación con un escenario donde no hay cambio climático”, refiere con motivo del Día mundial y señala que, incluso si en 2050, se lograra neutralizar las emisiones de carbono a cero, la economía de la región disminuirá 2% más de lo esperado. En este contexto, exhorta a los bancos, instituciones financieras y países a aumentar sus recursos financieros a favor del cuidado, restauración y protección de los ecosistemas.
  • La organización enfatiza que el cambio climático es la amenaza número uno para las economías mundiales, porque desestabiliza los mercados financieros, incrementa las pérdidas económicas, amenaza la seguridad hídrica y alimentaria, propaga enfermedades, degrada los ecosistemas, entre otros. Así como lo enfatizó una y otra vez personajes como Mario Molina, a medida que aumenta el calentamiento global, los costos en pérdidas y daños serán cada vez mayores.

“La crisis climática es una amenaza que aumenta exponencialmente por falta de financiamiento y acción climática”, apunta The Climate Reality Project. “Tan sólo en Argentina, las pérdidas económicas debido a la sequía han sido enormes y el país debe pagar una deuda de 44 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI)”.

Frente al siempre aciago escenario que plantea el cambio climático por la inacción de la política humana global, The Climate Reality Project –fundada por Al Gore– propone cinco medidas para que bancos mundiales, entidades financieras y gobiernos, movilicen recursos a favor de la vida y de los ecosistemas.

1. Impulsar una política inflexible que prohíba cualquier tipo de financiamiento directo o indirecto, a los diversos tipos de desarrollo, infraestructura o promoción de combustibles fósiles.

2. Aumentar entre 35% a 50% el financiamiento del Banco Mundial destinado al clima:

Las tormentas, sequías y olas de calor provocadas por el cambio climático están revirtiendo décadas de progreso en la reducción de la pobreza. En este contexto, el Banco Mundial no puede avanzar en sus objetivos de acabar con la pobreza extrema y promover la prosperidad de forma sostenible, sin apoyar los proyectos climáticos.

3. Fijar el objetivo de triplicar el financiamiento hasta alcanzar los 100,000 millones de dólares en cinco años. «Esta meta es coherente con las recomendaciones del Grupo Independiente de Expertos de Alto Nivel sobre financiamiento climático».

4. Para los países vulnerables al clima, ampliar las medidas de reducción de deudas. Como señala la iniciativa de Bridgetown, los pagos de las deudas impiden a los países vulnerables al clima (quienes no contribuyeron a la crisis climática), recuperarse y reconstruirse cuando se originan otros desastres climáticos y arrastra a las personas a un ciclo de pobreza.

5. Ayudar a los países en desarrollo a aumentar la financiación para la adaptación y brindarles orientación sobre la combinación de financiamiento adecuada para mitigación y adaptación. Por ejemplo, el Fondo Verde para el Clima (FVC) tiene como objetivo la igualdad de asignaciones entre mitigación y adaptación, a través de donaciones, préstamos o fondos de capital. Recientemente, el Fondo Verde obtuvo aproximadamente 9,300 millones de dólares en promesas de contribuciones en sus fondos destinados a ayudar a los países vulnerables para hacer frente al cambio climático.

La deuda global puede dispararse el 50% del PIB en 2050

“Necesitamos actuar de forma urgente contra el cambio climático”. El Fondo Monetario Internacional (FMI) es rotundo en su diagnóstico: este va a ser el año más cálido de la historia, la temperatura media global estará 1,5 grados por encima de los niveles preindustriales en solo cinco ejercicios y las implicaciones pueden ser devastadoras: nuevas enfermedades, más catástrofes naturales y una menor productividad.

  • El fondo advierte, sin embargo, de que hacer frente al reto de reducir a cero las emisiones de CO₂ en 2050 requerirá un enorme esfuerzo fiscal. En concreto, estima que la deuda pública se disparará entre el 45% y el 50% del producto interior bruto (PIB), haciendo insostenibles las finanzas públicas. El organismo aboga por fijar un sistema de costes de los derechos de emisión del carbono, como el que rige ya en 50 países y desplegar una batería de medidas, entre ellas, movilizar la financiación privada.

La losa de la deuda pública estará en el centro del debate de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, que la semana que viene se celebrarán en Marrakech. La institución dirigida por Kristalina Georgieva ha desembargado ya algunos capítulos de dos de los principales documentos que presentará sobre la estabilidad financiera global. Hasta ahora, se apuntaba al cambio climático como uno de los mayores desafíos para las finanzas mundiales. El FMI pone por fin negro sobre blanco a las principales cifras que supondrá alcanzar la plena descarbonización en 2050 bajo una gran premisa: no hay alternativa.

  • Según el FMI, la inversión anual necesaria para alcanzar los objetivos de 2050 pasa de entrada por unos cinco billones de dólares (4,73 billones de euros) hasta 2030, en especial en los países con mayores emisiones de dióxido de carbono. Prácticamente el 70% de ese capital deberá ir al sector energético, que afronta el reto de prescindir de los combustibles fósiles.
  • De financiarse con capital público, ese monto supondría elevar la deuda pública global en entre un 45% y un 50% del PIB mundial. Las obligaciones que ahora acumulan las administraciones de todo el planeta se sitúan en el 92% del PIB, según un reciente estudio del fondo.
  • A pesar de haber cedido en los últimos dos años, se trata de una cota históricamente alta a causa del gasto realizado durante la pandemia para salvar empresas y puestos de trabajo. “La elevada deuda, el aumento de las tasas de interés y las perspectivas de crecimiento más débiles harán que las finanzas públicas sean aún más difíciles de equilibrar”, apunta el informe del fondo.

El FMI reclama a los países más medidas para sacar presión a las arcas públicas. La principal vía, para el fondo, debe ser un sistema de costes sobre el carbono. Ya hay 50 países que lo han adoptado y otros 23 que contemplan hacerlo. En el caso de la Unión Europea, hay un mecanismo que se prevé que sea ampliado en los próximos años, englobando también a los automóviles y los edificios. En Estados Unidos, ese impuesto no se ha podido implantar a nivel federal, si bien algunos Estados sí lo han puesto en marcha.

El fondo, no obstante, es consciente del coste político que puede acarrear que toda la acción política descanse en ese tributo.

“La fijación del precio del carbono por sí sola no es suficiente y debe complementarse con otros instrumentos de mitigación para abordar las fallas del mercado y promover la innovación y el despliegue de tecnologías bajas en carbono”, apunta el documento, que añade: “Una propuesta pragmática y equitativa exige un precio mínimo internacional del carbono, diferenciado entre países con diferentes niveles de desarrollo económico. Los ingresos por carbono asociados podrían compartirse en parte entre los países para facilitar la transición verde”.

El organismo con sede en Washington, de hecho, admite que los Estados afrontan un “trilema político” entre lograr objetivos climáticos, la sostenibilidad fiscal y la viabilidad política.

“En otras palabras, perseguir dos de estos objetivos tiene el costo de sacrificar parcialmente el tercero”, apunta el fondo de una entrada de su blog publicada esta tarde. Por ello, la institución propone “medidas audaces, rápidas y coordinadas”, tanto de gastos como de ingresos, para seguir adelante con la reducción de las emisiones. Entre ellas, aboga también por “transferencias fiscales sólidas a los hogares, trabajadores y comunidades vulnerables”.

  • Si se consigue hallar la fórmula adecuada, el incremento de la deuda puede limitarse a entre un 10% y un 15% del PIB, aunque dependerá de las condiciones en las que se halle la economía. El fondo mete presión, en cualquier caso, a los países. Y no solo por la urgencia climática, sino también porque retrasar esas actuaciones no hace más que encarecerlas. “Cada año de retraso se estima que puede contribuir con un porcentaje de entre el 0,8% y el 2% a la deuda pública”, explica la institución.
  • El desafío, recuerda el fondo, es particularmente grande para los países emergentes, que suponen el 70% de las emisiones contaminantes. Estas ya están acusando una elevada deuda y unos costes crecientes de sus tipos de interés. El organismo propone, en ese caso, desplegar un amplio paquete que va desde una mayor eficiencia en el gasto, una movilización de los ingresos, un papel más importante para el sector privado y financiación externa. De hecho, el FMI se ofrece a poner fondos a largo plazo a través de mecanismos ya existentes.

“Ningún país puede resolver la amenaza climática por sí solo. El sector público tampoco puede actuar por sí solo. El sector privado tiene que satisfacer la mayor parte de las necesidades de financiación climática”, remacha el informe.

Prevén que cambio climático cueste 30% del PIB a México

Los costos del cambio climático en México –excluyendo los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad– se prevé que alcancen hasta 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2100; en cambio hacer las inversiones previas de mitigación representan apenas 2.2 por ciento, reporta la Iniciativa Bonos Climáticos.

  • Advertencias de este tipo, sobre la factura de no arrancar ya proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático a nivel mundial, han impulsado un mercado financiero que actualmente vale 3 billones 793.6 mil millones de dólares en bonos circulación –casi tres veces el tamaño de la economía mexicana–, de acuerdo con Environmental Finance Data.
  • Si bien las emisiones de bonos verdes, sociales y de sostenibilidad se ha ido reduciendo desde 2021 en que alcanzaron su máximo, la calificadora Standard & Poor’s prevé que en 2023 superen los 900 mil millones de dólares, incluso pueden llegar a un billón de dólares, lo que equivale a entre 14 y 16 por ciento de la deuda colocada en el año.

Environmental Finance Data reporta que en lo que va de 2023, a nivel global se han colocado bonos verdes, sociales o sostenibles por 853 mil 16 millones de dólares, lo que hasta ahora se encuentra 7.5 por ciento por debajo de los 922 mil 433 millones de dólares emitidos el año pasado. Al margen de esta desaceleración, el apremio de metas globales de desarrollo y reducción de emisiones ha cimentado un mercado que explotó 2 mil 102.5 por ciento en una década.

  • El pico se alcanzó en 2021, cuando la deuda verde, social y sostenible sumó emisiones por un billón 75 mil 833 millones de dólares, poco menos del valor de la economía mexicana. Si se toman en cuenta los bonos temáticos de este tipo lanzados en 2012, cuando apenas rebasaron los 38 mil millones de dólares, respecto a los 853 mil 16 millones que llevan en 2023, significa un crecimiento 2 mil 102.5 por ciento.
  • La emisión de bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad ha aumentado este año, a pesar de los desafíos que plantean las altas tasas de interés globales, mientras la emisión de bonos tradicionales se está estancando, expuso Standard & Poor’s.

Sin embargo, en sus perspectivas, la calificadora hace una diferenciación. Prevé que “la emisión de bonos vinculados a la sostenibilidad –como los lanzados por el gobierno de México y que pueden usarse tanto en fines ambientales como sociales– disminuirá en 2023 a medida que persistan las dudas sobre la credibilidad de los objetivos, mientras los bonos verdes seguirán dominando el mercado”.

  • De acuerdo con la Iniciativa Bonos Climáticos, a finales de 2022 la deuda verde, social y sostenible acumulada originada en América Latina y el Caribe alcanzó 126.8 mil millones de dólares, un incremento de 160 por ciento respecto a los 48.6 mil millones de dólares de junio de 2021. Tan sólo en 2022, México emitió 13.9 mil millones de dólares en ese tipo de instrumentos.
  • De acuerdo con un informe de la iniciativa para América Latina y el Caribe, el mercado de bonos sostenibles de México ha experimentado un crecimiento interanual de 11 por ciento entre 2021 y 2022, lo que hace al país el principal emisor de este tipo de instrumentos en la región.

Hasta el cierre del año pasado el mercado de bonos sostenibles en el país sumó 17.8 mil millones de dólares, el de verdes se ciñe a 3.2 mil millones de dólares; los sociales poco más de 3 mil millones y los vinculados a la sostenibilidad 8.1 mil millones, con lo que el mercado total en México rebasa los 32 mil millones de dólares./PUNTOporPUNTO

Documento Íntegro en el Enlace:

https://sites.udel.edu/climatechangehub/rising-global-economic-lossdamage-report2023/

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