La pandemia provocará que se pierdan en total un millón 739 mil empleos formales en el año, cifra superior a la estimada inicialmente, informó el Banco de México (Banxico).
- En el último Reporte Trimestral del Banxico se estimó que se perderían entre 800 mil y 1.4 millones de empleos, debido a que se analizaron escenarios y no se incorporó el efecto de la posible reactivación hasta finales de año, expuso el banco central.
- «Si se toma como choque inicial la caída en el empleo en los sectores afectados negativamente en marzo y abril, el efecto directo, indirecto e inducido ascendería a un millón 739 mil puestos», informó.
Banxico explicó en un análisis que se estima que por el efecto directo de las medidas de contención estimadas se perderán 725 mil empleos formales en el año.
En tanto, por efectos indirectos, es decir, por el debilitamiento de los sectores económicos que llevan a cabo transacciones de compra y venta con sectores que inicialmente recibieron el choque de las medidas de contención, se perderán 204 mil plazas laborales.
Por los efectos inducidos, que reflejan los cambios en el consumo por menores ingresos debido a la crisis económica tras la pandemia, podrían traducirse en una pérdida de 811 mil puestos formales, según Banxico.
- Se espera que los efectos inducidos sean más importantes en todas las regiones, en términos relativos al choque directo, pero particularmente más fuertes en el sur.
- En esta región del País, por cada empleo directo perdido es posible se pierdan entre 1.08 y 1.67 por inducidos, a diferencia del resto de las regiones, donde estiman 0.67 a 1.05
A su vez, los efectos indirectos más grandes se observan en la región norte, donde por cada empleo directo que se perdió por el choque inicial de la pandemia, se estima que podrían destruirse entre 0.41 y 0.42 empleos, en tanto que en las regiones centro norte, centro y sur esta razón va de 0.19 a 0.26, explicó Banxico.
Desempleo pegará a trabajadoras del hogar
Tres cuartas partes de los trabajadoras del hogar en el mundo podrían perder su empleo. Se trata de 55 millones de personas dedicadas al trabajo doméstico, 37 millones son mujeres.
Estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierten que la pandemia ha agravado la situación preexistente entre las trabajadoras del hogar: sólo 10% cuenta con seguridad social, lo que implica que el resto no tiene derecho a ausencias por enfermedad pagadas, acceso garantizado a la atención de salud, prestaciones por lesiones profesionales o seguro de desempleo.
Además, de acuerdo con el organismo, muchas de estas personas perciben una paga de no más de 25% del salario medio, por lo que carecen de ahorros con los que afrontar una emergencia financiera.
- En el marco del noveno aniversario de la adopción del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, la OIT indicó que la región más afectada es Asia Sudoriental y el Pacífico, donde 76% de los trabajadores domésticos está en situación de riesgo, seguida de las Américas con 74%, África con 72% y Europa con 45%.
- Destacó que en algunas regiones las trabajadoras domésticas son predominantemente inmigrantes que cuentan con su salario para mantener a la familia en el país de origen y que la falta de éste junto con el cierre de lo servicios del envío de remesas han puesto en situación de riesgo de hambre y de pobreza a sus familias.
En algunos países, la OIT alertó, incluso, sobre inmigrantes que ejercían el trabajo doméstico y vivían en casa del empleador, y que se han encontrado en la calle después de que se “deshicieran de ellos” por temor al contagio.
“Quienes vivían en el lugar de trabajo en general han seguido trabajando en confinamiento con sus empleadores. No obstante, se sabe que han trabajado más horas a causa del cierre de las escuelas, y que están realizando tareas de limpieza más exigentes”, señaló.
Hay otros casos en los que los empleadores se han visto en dificultades económicas y han dejado de pagar a quienes tienen trabajando en su domicilio.
Los jóvenes, grandes damnificados del coronavirus
La OIT determinó que las juventudes se ven afectadas de manera desproporcionada por la emergencia sanitaria debido a que más uno de cada seis jóvenes no trabaja desde el inicio de la pandemia de COVID-19 y el 23% de quienes conservaron su empleo ha disminuido sus horas laborales. Este desempleo juvenil afecta más a las mujeres que a los hombres.
- Los efectos ya se sienten en México. De acuerdo con una revisión a las estadísticas del IMSS e INEGI, donde se contabilizaron un total de 686 mil empleos formales perdidos entre febrero y marzo, el 24% de los despedidos tenían entre 20 y 24 años, seguido por 19% en el rango 25-29 años, y de 12% para los segmentos 15-19 y 35-49%.
- En síntesis, los Millennials —la generación con mayor presencia en la PEA, ocupando alrededor de la mitad— perdieron el 65% de los empleos formales, seguidos de la Generación Z con 12%.
- Lo anterior conjunta una triste paradoja: por un lado, son las dos generaciones de toda la historia del país que más años han pasado educándose; por el otro, su sueldo es precario y su poder para toma de decisiones, limitado.
- En el primer trimestre de 2019, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI mostró que 19.2% de los jóvenes encuestados ganaban un salario mínimo, 37.3% percibía entre 1 y 2 salarios mínimos, 16.7% entre 2 y 3 salarios mínimos, 5.8% entre 3 y 4 salarios mínimos, y apenas 1.5% más de cinco salarios mínimos.
El fenómeno coincide con el diagnóstico del BID, que colocó a México como el penúltimo lugar de la región en jóvenes con un salario suficiente. Este panorama precario deja claro que las generaciones jóvenes están atrapadas en trabajos de bajos salarios.
Teniendo acceso a pocas prestaciones, que tendrán mucha dificultad para acumular patrimonio y que tardarán más tiempo en obtener la seguridad financiera que pudieron desarrollar las generaciones precedentes./Agencias-PUNTOporPUNTO
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