AGENCIAS
Las aportaciones del paisajista José María Velasco (1840-1912) en el arte nacional fueron abordadas en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a propósito del 175 aniversario de su natalicio.
La mesa redonda «El paisajista mexicano José María Velasco. Belleza, espacio y visión» reunió en el recinto a los bisnietos y tataranietos del pintor, quien plasmó su amplio conocimiento sobre la naturaleza en sus creaciones, destacó en un comunicado el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA),
El curador del Museo Nacional de Arte, Víctor Rodríguez Rangel, mencionó que Velasco fue un hombre polifacético y sus aportaciones al arte y a la ciencia fueron memorables.
El interés de Velasco en la naturaleza fue desarrollado por su primer maestro de paisaje, el italiano Eugenio Landesio, quien lo guió en el aprendizaje de la zoología y la botánica como premisa para poder dibujar, acompañado por el arte de la observación.
De esa forma, el artista realizó diversos dibujos de plantas y animales que permitieron la clasificación de los algunos de ellos, incluso en 1878 leyó una ponencia sobre un animal de la categoría de los anfibios que solamente existía en la meseta central de México: el ajolote.
Por su parte, Andrés Reséndiz Rodea, del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), se refirió a la influencia de José María Velasco en otros creadores como Casimiro Castro, Luis Nishizawa, Luis Acosta, Marco Antonio Zepeda, Federico Tenorio, Enrique Sánchez, entre otros.
En tanto, María Sánchez Vega, subdirectora del Museo Nacional de Historia, tocó el tema del tiempo, espacio y forma en la obra de José María Velasco, relacionado con el punto de vista arquitectónico. pues la pintura de paisaje requiere de perspectiva.
La historiadora de arte presentó algunas obras del pintor, como un cuadro en el que se aprecia a la emperatriz Carlota cabalgando hacia el Castillo de Chapultepec, al subrayar que Velasco dio significado al espacio y jugó con las dimensiones y la humanización para crear reacciones en el público que van desde la melancolía y la admiración.
Sánchez Vega puntualizó que José María Velasco manejó espacio, tiempo y forma, espacios abiertos y cerrados, el color y la textura, al igual que un arquitecto, aunque «la diferencia entre ambos es la sublimidad que logró el pintor en sus obras».
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