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«Xochicuicatl cuecuechtli» encierra poesía, baile, música e historia del México antiguo. No es la primera ópera escrita en lengua indígena, pero sí figura como la primera obra contemporánea en náhuatl creada para ser interpretada con una orquesta de instrumentos prehispánicos, y una danza antigua originaria del sur de México.
La puesta es del musicólogo mexicano Gabriel Pareyón y está basada en el «Xochicuicatl», un cantar mexica de tinte erótico recopilado por el evangelizador español fray Bernardino de Sahagún en el siglo XVI a través de sus escribanos indígenas.
«‘Xochicuicatl cuecuechtli’ es un espectáculo musical, poético, dancístico, instrumental y filosófico que refleja la riqueza simbólica del México precolombino, sin ser una reconstrucción arqueológica ni histórica, sino una obra completamente nueva que se origina a partir de un texto antiguo», dijo Pareyón a The Associated Press en una entrevista reciente.
El investigador se embarcó en este ambicioso proyecto hace diez años, cuando trabajaba en un estudio sobre «Los cantares mexicanos», una colección de poemas cantados y escritos en lengua náhuatl, en los que se abordan temas relacionados con el México prehispánico. Las traducciones de dichos textos fueron realizadas por el historiador mexicano Ángel María Garibay y por el investigador francés Patrick Johansson, en 1956 y 2004, respectivamente.
«Xochicuicatl cuecuechtli» significa «canto florido de travesura» en náhuatl, y hace referencia al acto sexual como analogía de la vida, intensa y breve, animosa y fugaz. La ópera narra la historia de tres «ahuianimeh» o «alegradoras», un término en náhuatl usado para describir a aquellas mujeres que daban placer y entretenían a los guerreros mexicas antes de ir al combate.
«Las ahuianimeh no eran consideradas prostitutas, no al menos en el término como lo entendemos en el mundo occidental. Cumplían un rol en la élite social del mundo mexica, como compañeras de baile y para darles placer a los guerreros aztecas», detalló el investigador, cuya obra tendrá su estreno mundial el sábado en el Centro Nacional de las Artes de la capital mexicana.
La obra narra la llegada de Tohuenyo, un joven ágil, pícaro y atractivo proveniente de Cuextlán (el país de los huastecos), que buscará seducir a las ahuianimeh. Luego de un juego erótico, las «alegradoras» lo abandonan provocándole al muchacho una profunda tristeza. Más tarde, éste recibirá un obsequio de Xochipilli, «el Príncipe de las Flores», que en la mitología mexica representa al dios del amor, los juegos, la belleza y el placer.
Los actores que dan vida al Tohuenyo y a las ahuianimeh son Ricardo Díaz Mendoza, la cantante de ópera Libertad Hernández, la bailarina Alma Priscella Uvalle, la coreógrafa y bailarina Silvia Moreno y la actriz Abril Mondragón, respectivamente.
Pareyón dijo que eligió este cantar mexica (Xochicuicatl) porque es uno de los dos cuecuechcuicatl (cantos náhuatl de tinte pícaro) que lograron escapar a la censura de los evangelizadores y los españoles.
«Sobre todo este género de texto (el cuecuechcuicatl) fue considerado lascivo, pues en esa época decían que era deshonesto al tener una expresividad sexual muy notoria», apuntó.
El musicólogo, quien también es investigador del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (Cenidim) del Instituto Nacional de Bellas Artes, dijo que este texto precolombino puede considerarse «el antecedente del albur», un juego de palabras con doble sentido muy recurrente en México, que lleva un mensaje sexual implícito.
«Xochicuicatl cuecuechtli» también destaca por una característica especial que la hace única en el género operístico: la intervención de una orquesta compuesta únicamente por instrumentos de origen prehispánico, para la cual fue creada una partitura con una notación original, distinta al pentagrama europeo tradicional y desarrollada a partir de símbolos de la iconografía antigua de México.
«En México habíamos caído en el error de hacer que los cantantes interpretaran canciones escritas en náhuatl como si estuvieran cantando un aria italiana. Existía esta idea equivocada de que los conceptos mexicanos, e incluso, los aspectos históricos de México, podían ser llevados a la ópera siempre y cuando se tratara de una obra en el estilo europeo», explicó Pareyón.
«La lengua náhuatl propició, provocó, o volvió obligatorio tener una técnica vocal diferente, completamente distinta a la técnica vocal europea, que está basada en la articulación y no en la impostación, y que además (en el montaje) está puesta así para que el náhuatl se entienda, y no pierda su prosodia (entonación)», apuntó Enid Negrete, coordinadora general y diseñadora escénica de la obra.
También destacó el hecho de que en «Xochicuicatl cuecuechtli» la danza funja como un instrumento más en la ópera.
«La danza en la ópera tradicional, generalmente, tiene un espacio, forma parte de la trama, como en el caso de ‘Carmen’, pero no es parte de la partitura. En ‘Xochicuicatl cuecuechtli’, la danza es un instrumento musical más en la ópera», explicó.
El origen de la danza que se ejecuta en «Xochicuicatl cuecuechtli» es precolombino. Se trata de un baile de «artesa» o de tarima, proveniente de la costa este del sureño estado de Guerrero, basado en el principio de entender la tierra como un instrumento sonoro.
El percusionista y compositor José Navarro Noriega es el director de la orquesta Kuauhkiauhtzintli (lluvia de palos), encargada de musicalizar «Xochicuicatl cuecuechtli». Para esto incluyó instrumentos originales, y algunas réplicas de teponaztli (tambor de origen mesoamericano) y huehuetl, (tambor en forma de tubo), así como ocarinas, flautas y hasta molcajetes (morteros de piedra), pero también la danza sobre tarima de artesa, como un instrumento más.
«Xochicuicatl cuecuechtli» se presentará el sábado y domingo en el Centro Nacional de las Artes (Cenart) como parte de una serie de eventos especiales con los que se celebrarán los primeros 20 años de actividades de ese importante centro artístico y académico en México.
La obra tendrá su estreno fuera de México el año próximo en Barcelona, para luego embarcarse en una gira por otras ciudades de Europa.