En 14 años de lucha en defensa de los migrantes, el padre Alejandro Solalinde asegura que si bien este grupo vulnerable ya no vive el “auge de las agresiones”, entre secuestros, trata y desapariciones que ocurrían durante el gobierno de Felipe Calderón, continúa la violencia hacia ellos, aunque el avance que ha visto es la transformación en la conciencia de la gente. Las personas son solidarias. “Aquí, trabajar con los migrantes es un prestigio”. En entrevista a propósito de la presentación de su libro autobiográfico Revelaciones de un misionero: Mi vida itinerante, señala que el Instituto Nacional de Migración (INM) debe transformarse, y para que la Iglesia católica tenga una participación más cercana con las personas se requiere que deje su papel de funcionario del Estado del Vaticano./ LA JORNADA