Si bien es cierto que el favorito para quedarse al frente de la jefatura de Gobierno de la CDMX sigue siendo José Ramón Amieva, también lo es que las tribus perredistas le están atando las manos antes de ratificarlo. Aunque el plazo legal para nombrar a un nuevo gobernante —luego de que Miguel Ángel Mancera decidiera dedicarse a recorrer el país en favor de Ricardo Anaya— es de 120 días, ningún caso tendría nombrar a alguien después de las elecciones. El propio Amieva declaró ayer que no hay ninguna prisa para su ratificación, pues la capital no está descabezada y camina normalmente. Pésima apreciación de alguien que quiere gobernar la principal ciudad del país. Acaso el funcionario no se pondrá a pensar que nadie quiere acordar con un encargado de despacho, sino con el dueño del circo. Si se hiciera un acuerdo —el que sea— con Amieva, nada garantiza que ése se cumpla si no lo ratifican… o si llega muy acotado./OPINIÓN ADRIAN RUEDA EN EXCÉLSIOR