AGENCIAS
La presidente de Argentina, Cristina Fernández, denunció hoy que la masiva marcha del miércoles fue en realidad una protesta opositora encabezada por el Poder Judicial en alianza con grupos económicos, para desestabilizar su gobierno.
La mandataria sorprendió al publicar este sábado una extensa carta en las redes sociales que tituló “18F, el bautismo de fuego del Partido Judicial” y en la que, por primera vez, se refirió a la Marcha del Silencio, en la que participaron miles de personas el miércoles pasado.
La manifestación fue convocada por un grupo de fiscales para rendir homenaje a Alberto Nisman, el fiscal que fue hallado muerto de un balazo en la cabeza cuatro días después de acusar a la presidenta de haber pactado con Irán la impunidad de presuntos terroristas.
Fernández consideró que el verdadero hecho político e institucional de la marcha fue “la aparición pública y ya inocultable del Partido Judicial, nuevo ariete contra los Gobiernos Populares, que suplanta al Partido Militar en el rol que, en el trágico pasado, asumiera respecto de Gobiernos con Legalidad y Legitimidad democrática”.
Aclaró que ya no se trata de golpes violentos que interrumpen el funcionamiento de las instituciones y de la Constitución, ya que ahora la modalidad es más sofisticada.
“Articula con los Poderes económicos concentrados y fundamentalmente con el aparato mediático monopólico, intentando desestabilizar al Poder Ejecutivo y desconociendo las decisiones del Legislativo. O sea, un súper poder por encima de las instituciones surgidas del voto popular”, acusó.
Agregó que se trata “de un Partido Judicial integrado por grupos de Jueces y Fiscales vinculados y promocionados por los grandes medios y grupos económicos”, lo que quedó en claro con la presencia de todos los partidos opositores y sus candidatos presidenciales en la marcha.
La mandataria aseguró que la movilización “no fue para nada un acto de homenaje a una persona trágicamente fallecida, con la obvia excepción de sus familiares directos”, ya que “se pudo ver en vivo y en directo, a dirigentes políticos riéndose a carcajadas”.
Añadió que también había manifestantes que portaban carteles con leyendas ofensivas e insultantes contra el gobierno, además de que no fue una “Marcha del silencio” porque tuvo como orador a un dirigente sindical “integrante de una central obrera ferozmente opositora”.
En definitiva, agregó, “tanto en lo gestual como en las palabras y en lo ostensiblemente visible, el 18F fue decididamente una marcha opositora, convocada por fiscales y apoyada por jueces y todo el arco político opositor”.
Fernández aclaró que si no habló hasta ahora fue porque “había que esperar, porque podría haber sido una marcha en homenaje a un Fiscal que apareció sin vida en circunstancias dudosas(…) o podría haber sido lo que realmente fue: simple y sencillamente, una marcha opositora”.
Denunció que el Partido Judicial que apareció el miércoles “no va a elecciones, cuyos miembros no pagan impuestos tienen sus funciones y prerrogativas de por vida, y en algún caso están por cumplir un siglo”.
Consideró que el único e inmenso mérito de la movilización fue que quedó demostrado una vez más que “se puede disentir, se puede insultar al Gobierno y a la Presidenta, y se puede marchar libremente. No siempre fue así”, ni durante la dictadura ni en anteriores gobiernos democráticos.