Si algo les importa, hasta trabajan. Si algo toca sus intereses, legislan sobre las rodillas y se inventan trucos para salirse con la suya. Si algo puede afectar su área de influencia, acuerdan en lo oscurito. Los diputados de la ALDF han hecho eso y más. Querían manejar el dinero para la Reconstrucción en la CDMX tras el sismo, y tres diputados –dos del PRD y uno del PAN- se hicieron una ley a modo para repartirlo; les interesaba poner consejeros a modo en el INFO DF y lanzaron la convocatoria en silencio y por solo cuatro horas, para que solo sus candidatos se inscribieran; le redituaba políticamente a la mayoría que el partido con más legisladores, Morena, no ocupara la presidencia de la Comisión de Gobierno –a la que tenían derecho-, y sellaron el pacto todos los demás. Cuando quieren, pueden. El problema es que solo quieren cuando les conviene. Y cuando tendrían que poder, no quieren. Hace 15 días que Miguel Ángel Mancera pidió licencia y los 66 diputados en la ALDF siguen sin aprobar al sustituto en la Jefatura de Gobierno. El encargado de despacho José Ramón Amieva, secretario de Gobierno, hace malabares y mantiene un barco a flote pese a que la Asamblea se niega a ratificarlo./OPINIÓN MANUEL LOPEZ SAN MARTIN EN EL HERALDO DE MEXICO