La verdad es que no hubo sorpresa, pero no por esperada la decisión del Tribunal Superior Electoral -y la forma en que fue emitida- sobre la candidatura presidencial de Lula da Silva dejó de causar impacto en Brasil: al ex mandatario, favorito absoluto en todos los sondeos electorales, le fue impugnada su postulación. Más aún: le está prohibido participar por radio y televisión como apoyo en la propaganda oficial de los partidos políticos. Ahora le queda recurrir a las dos últimas instancias máximas: el Superior Tribunal de Justicia y el Supremo Tribunal Federal. Otra opción será cumplir rigurosamente lo determinado la noche del viernes: retirar su candidatura y legitimar en su lugar el nombre del ex ministro de su gobierno y ex alcalde de San Pablo, Fernando Haddad, que tendría como postulante a la vicepresidencia a Manuela DÁvila, del Partido Comunista do Brasil, tradicional aliado del PT./ LA JORNADA