AGENCIAS
El titular del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), Alfredo Llorente Martínez. dijo que es necesario reforzar los esfuerzos que se han hecho en materia educativa para disminuir el rezago en el país.
Luego de firmar el Convenio de Colaboración para impulsar la alfabetización y la lectura con el Consejo de la Comunicación, el funcionario detalló que el analfabetismo se concentra fundamentalmente en las mujeres y en la población indígena del país.
En entrevista con los medios, preciso que de esta manera el 60 por ciento de los analfabetas son mujeres, de los 5.4 millones de mexicanos que no saben leer y escribir, y 1.5 millones son indígenas.
A pregunta expresa consideró que este rezago no baja debido a varios factores entre los que se pueden mencionar el hecho de que el sistema educativo no ha dado la atención necesaria a los adultos y mayores de 15 años.
En ese sentido reconoció que del presupuesto para la educación no se alcanza el uno por ciento para la atención de adultos.
Asimismo expuso que hay factores adicionales de índole cultural que han impedido que los analfabetas acudan a algunos de los servicios que tiene el Estado, además de que influyen también la deserción y el abandono en primaria y secundaria formales.
En cuanto al habito para la lectura, Llorente Martínez expuso que los sectores que más leen resultan ser aquellos que tienen educación universitaria y cuyo ingreso corresponde a los deciles de la clase media y que tienen fácil acceso a los libros.
Es por ello que destacó que es importante no solo enseñar a leer y a escribir, sino formar ambientes letrados en torno de los adultos, para que además de estos hábitos, puedan practicar la lectura.
Desde luego aseveró que el fomento de lectura debe darse en toda la población, y no solamente en los niños para quienes ya existen también programas específicos de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y a partir de hoy el que INEA llevará a cabo con el Consejo de la Comunicación.
A su parecer consideró que son muchos los factores que propician que la población mexicana no quiera leer, y entre ellos están el hecho de que “no vemos utilidad en lo que leemos”.
En segundo lugar está el hecho de que “enseñamos a leer mal, y entonces hay muchas deficiencias o muletillas en el proceso de lectura”.
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