Los primeros eventos electorales realizados por Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México dejaron la sensación de la existencia de una extraña relación de amo-siervo entre ellos. Una relación que sería mejor descrita en un cuento famoso de Tolstói, pero ubicado en la realidad contemporánea mexicana. Participaron en modestos eventos en Azcapotzalco y Miguel Hidalgo, con una coreografía similar. AMLO hablaba de lo que se iba a lograr durante los próximos seis años en la Ciudad de México, como si él fuera candidato a jefe de Gobierno y no a la Presidencia de la República, mientras Sheinbaum, la “brillante” académica convertida en “yes-woman”, llamaba a votar por AMLO, no por ella, como si no fuera candidata, sino presentadora en el evento. Incluso, cuando Sheinbaum se atrevió a hablar en primera persona, lo hacía afirmando que todo su programa de gobierno sería repetir lo hecho por AMLO hace 18 años. ¡Gulp!/OPINIÓN RICARDO PASCOE EN EXCÉLSIOR