Viva, muerta o transfigurada, Leonora Carrington inunda de magia los espacios donde se desata su galería de criaturas que echan a rodar, flotar, trotar, marchar, volar, o todo junto. De esta manera, el nuevo museo dedicado a sus esculturas en esta ciudad provoca un vasto y expresivo cadáver exquisito. El Centro de las Artes de la capital potosina fue penitenciaría de 1890 a 1999. Miles de reclusos languidecieron, sufrieron, deliraron y purgaron aquí. Un inquilino llegaría a presidente: Francisco I. Madero. Tras devenir obsoleta, la cárcel se ofrece hoy como recinto de libertad creativa (talleres, clases, estudios, exposiciones, conciertos) y esta primavera se estrenó como casa para la obra tridimensional de Leonora Carrington./LA JORNADA