Miguel Mancera dejó la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México en un ambiente de indiferencia casi generalizada. Se fue discretamente a esperar un escaño plurinominal en la Cámara alta. Pocos comentaron su salida. Nadie lo lamentó. Tampoco hubo protestas ni ruido ni celebraciones. Si nada extraordinario sucede, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México podría nombrar este jueves a su sustituto: José Ramón Amieva, secretario general de Gobierno. Lo verdaderamente curioso es que a Amieva se le identifica como incondicional de un exjefe de Gobierno que se ve más cerca de AMLO que de Alejandra Barrales: Alejandro Encinas, de quien fue coordinador general jurídico. Los medios apenas hablaron de la salida de Mancera, a pesar de que ocupa el segundo cargo político en importancia a nivel nacional. Insólito, ¿no? El doctor Mancera abandonó el cargo lejos, muy lejos de la popularidad que alcanzó al inicio de su gestión. Siete de cada 10 capitalinos lo aprobaban en el 2012./OPINIÓN FRANCISCO GARFIAS EN EXCÉLSIOR