Lectores del mejor diario digital de México: www.puntoporpunto.com/web bienvenidos a la sección: “sexo y salud” hoy con el tema: “violencia de género” un tema de agudeza social y familiar por su contexto cultural en nuestro país.
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Para entender el fenómeno de la llamada “violencia de género”, se debe de realizar un análisis de cómo se le ha considerado a lo largo de la historia, por lo que se estudiara de forma genérica este fenómeno desde los romanos, hasta la época colonial, con la finalidad de entender las raíces y costumbres que han llegado hasta la actualidad, impactando de forma frontal la conformación de la familia y la sociedad, no solo dentro del ámbito de las relaciones personales y familiares, si no sociales y culturales, lo que se traduce en cifras estadísticas que demuestran que la violencia de genero crece día a día dentro de la sociedad mexicana, en la cual cuatro de cada diez hogares la sufren.
Para poder entender por qué existe la violencia en la familia primeramente será necesario mencionar que es la familia: es considerada la institución más antigua de la humanidad y constituye un elemento clave para la comprensión y funcionamiento de las distintas sociedades como lo fue en Roma y Gracia, así como en la época prehispánica y colonial en México.
A través de la familia no solo se prevé de sus miembros, sino que se encarga de prepararlos para que cumplan satisfactoriamente el papel social que les corresponde; así mismo se pudo observar que la violencia familiar es un problema social que involucra diversas esferas como son los derechos humanos, la justicia social, la legal y la de salud pública. Dentro de la antigua Roma ya había clasificación de la violencia familiar, misma que se enfocaba de tres maneras: la legítima, la legitimada y la ilegitima.
En la cultura Griega la violencia fue en su mayoría de índole sexual; mientras que en el México prehispánico la mujer debía ser dócil ya que para ello había sido educada sin poder de decisión y era considerada solo como ornamento; en México época colonial la mujer fue víctima de violencia y diversas atrocidades en el nombre de dios ya que por ejemplo bastaba la simple imputación del delito de herejía para que cualquier esposo devoto de la santa madre iglesia se deshiciera de su esposa, quedándose no solo con la protesta sobre los hijos sino con los bienes de las esposa, esto como recompensa a su piadosa denuncia.
Este es un problema ampliamente señalado en la literatura y la prensa, que apenas en las últimas tres décadas sé ha enfrentado de manera abierta y a través de políticas públicas y es hasta la última década cuando se inicia su abordaje en el ámbito internacional.
Sin embargo es de destacarse que la mayor parte de los actos violentos en el seno de la familia no son mortales, pero si han tenido como consecuencia trastornos mentales y reproductivos, enfermedades de transmisión sexual, discapacidades físicas o mentales permanentes, por lo que existe la pregunta pública: cómo pudo permanecer oculto el problema de la violencia familiar hasta hace tan poco tiempo, permaneciendo mudas y sordas las diversas clases sociales, así como las autoridades ante un grave problema que actualmente todos conocemos.
Entonces tenemos que desde siempre, las creencias y valores acerca de las mujeres y de los hombres han caracterizado una sociedad patriarcal que define a los varones como superiores por naturaleza y les confiere en derecho y la responsabilidad de dirigir la conducta de su mujer.
Estas actitudes y valores, que echaron raíces a través de los siglos, se traducen en estructuras sociales específicas como: la discriminación hacia la mujer, las políticas institucionales y la división del trabajo por género.
Los estereotipos de género transmitidos y perpetuados por la familia, escuela y los medios de comunicación, sientan las bases para el desequilibrio de poder que se plantea en la constitución de sociedades privadas, que están representadas por el noviazgo, el matrimonio o la convivencia.
Investigaciones llevadas a cabo en los últimos años, demuestran que, a pesar de los esfuerzos realizados por numerosas organizaciones, tendientes a difundir y promover ideas progresistas acerca de la igualdad entre los géneros, cierto núcleo de premisas siguen siendo sostenidas por amplios sectores de la población. Entre estas tenemos las siguientes:
* Las mujeres son inferiores a los hombres.
* El hombre es el jefe del hogar.
* Es el hombre quien tiene derechos de propiedad sobre la mujer y los hijos.
* La privacidad del hogar debe ser defendida de las regulaciones externas.
El contexto económico y laboral debe tomarse en cuenta a la hora de analizar el tema. Las investigaciones en el área de la violencia familiar han demostrado que existen factores de riesgo fuertemente asociados al problema, tales como el stress económico y el desempleo. Pero es necesario señalar que ninguno de estos factores es por sí mismo, causa de la violencia de género. Del mismo modo que el alcoholismo, son componentes que aumentan el riesgo, cuando se combinan con otros determinantes.
Desde el punto de vista de los recursos con que una comunidad determinada cuenta en relación al problema de la violencia de género, también encontramos factores que se asocian para contribuir a la perpetuación del fenómeno, como la
carencia de una legislación adecuada que defina al maltrato y la violencia dentro de la familia como conductas socialmente punibles, a la par de la escasez de apoyo social y gubernamental para las víctimas de abuso intrafamiliar así como la impunidad de quienes ejercen la violencia hacia los miembros de su familia.
De esta manera concluimos el tema: “violencia de género” esperando sea de utilidad para la vida diaria.
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