Hola amigo lector de www.puntoporpunto.com/web bienvenido a la sección “sexo y salud”, corresponde abordar un tema por demás controversial desde su esencia: “sexo sin amor”, cuestión que trae de cabeza a la sociedad actual, principalmente a los jóvenes a nivel mundial.
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La pregunta inicial en el tema debe ser: ¿Es necesario que esté ella enamorada y que él lo esté para vivir una pasión sin límites?
Esta interrogante queda con respuesta al aire, toda vez que resulta que no siempre amamos a quien deseamos, ni siempre deseamos a quien amamos.
La problemática del sexo, como fuerza instintiva, ha pasado del más severo de los controles a la más bella de las satisfacciones. Los poetas lo describen así: el camino hacia el sexo es lo más parecido a una carrera de obstáculos, pero esta vez, morales, y es que a veces parece que el amor da al sexo una especie de cubierta ética que hace que la vida sexual del ser humano, pueda vivirse sin culpas.
La realidad del sexo sin amor, es que ha existido durante muchos siglos de historia en la vida del ser humano, en las últimas décadas esta práctica se observa cada vez de una forma más habitual y no solamente en los hombres como ocurría antiguamente por razones de educación, sino también en las mujeres.
Los contactos sexuales sin sentimientos amorosos de por medio, tienen como objetivo principal experimentar placer y el disfrute que el sexo ofrece, al cual se le agrega que no lleva ningún tipo de responsabilidades.
Su práctica de forma libre y sin coacciones no tiene por qué originar ningún tipo de problema, pero como en todo, pueden surgir conflictos en el caso de que una de las personas mantenga una relación basada en el compromiso y fidelidad con la otra; de igual manera pueden surgir problemas cuando una de las dos personas alberga la esperanza de que ese momento de pasión, cambie a una relación más estable.
Por el otro lado, la situación de parejas enamoradas que no practican sexo es también habitual; suelen ser parejas que comparten sentimientos y afectos muy profundos pero que no encuentran en el sexo una prioridad ni una práctica de placer.
El problema más notable en este tipo de relación es cuando uno de los dos miembros de la pareja ya no comparte esta situación; es en estos casos, cuando la pareja no conforme con la decisión puede llegar a sentirse frustrado o incluso rechazado.
Abandonar el miedo y dejarse conducir por los territorios del erotismo y la sexualidad plena y abierta, es posible tanto entre un matrimonio, como entre un hombre y una mujer que se acaban de conocer. El deseo aparece cuando no se conoce lo que está por llegar, se vuelve una invitación al placer, para dejarse escapar a las fantasías propias y ajenas.
Para algunas personas, la práctica del sexo sin amor constituye un desahogo, mientras que para otros representa un intento más en la búsqueda del amor de su vida; y existen estudios científicos que sostienen que no hay ninguna clase de daño psicológico al practicarlo.
Hoy en día ya existen mujeres que pueden separar el sexo del amor al pensar en satisfacer sus propios deseos; así como también hay mujeres que tienen miedo a las emociones y eluden las situaciones o las relaciones que pueden hacerla sentir víctimas de la necesidad de sexo placentero y por ello se detienen de sentir placer sin sentir amor.
Por otro lado, algunas mujeres declaran que necesitan forzosamente afecto y conexión emocional para poder practicar el sexo, por lo que consideran el sexo ocasional peligroso y nada divertido.
Pensar en sexo sin amor, hoy en nuestros días ya no suena tan descabellado como quizá hace algunas décadas, sobre todo para las mujeres que vivían bajo la represión machista de nuestra sociedad; de hecho es válido hacerlo por mero y exclusivo placer, sin necesidad de dar explicación alguna y sin sentirse criticada por el hombre o la sociedad.
Claro que el sexo sin amor tiene la desventaja del riesgo de un enamoramiento de él o de ella, o alguna otra circunstancia que ponga en peligro la relación de amistad existente.
Existe evidencia científica de que el tener sexo con una persona, representa simplemente eso, un buen recuerdo sexual o uno muy malo dependiendo del caso y la persona, un espacio para el disfrute de ambos, una sensación plena y duradera, en la que los sentimientos nunca se ven involucrados.
Cuando un hombre tiene a una mujer a quien sólo le interesa el sexo y de parte de el, no existe con ella un vínculo emocional, entonces hay que saber disfrutarlo, finalmente se está hablando únicamente de placer.
En la sociedad y como seres humanos existen mujeres que optan por seguir la práctica de mentir sexo para conseguir amor, mientras que los hombres mienten amor para conseguir sexo, y para ambos es funcional.
Hasta existe un decálogo del sexo sin amor:
- No preocuparse por mañana o lo que dirá la otra persona ya que gran parte de lo placentero de un encuentro puramente sexual es la novedad, el riesgo, la sorpresa y la adrenalina liberada.
- Plantear o establecer códigos de seguridad en caso de algún inminente peligro, como que el que alguno de los dos comience a enamorarse y pretenda interferir en las relaciones amorosas formales del otro.
- Saber que, mientras alguno de la pareja no lo exprese o ambos decidan cambiar el giro a su relación, sólo se tratará de sexo pleno.
- Nadie puede esperar más del otro, que no sea la relación sexual como tal; es decir, llamadas, invitaciones a salir u otro tipo de vinculaciones amorosas podría existir solo con el consentimiento de ambos, pero no como parte de un compromiso sentimental amoroso.
- Tener muy en claro ambos que, existe deseo y quizá cariño pero no deberá confundirse con amor.
- Ser siempre fiel a la complicidad entre ambos.
- Jugar con la clandestinidad de los encuentros y vivir las fantasías al máximo.
- Saber que aunque se trata de únicamente encuentros sexuales, el otro merece respeto como ser humano y como género.
- Una sabia reflexión dice al respecto: el sexo sin amor es una experiencia vacía, pero como experiencia vacía es una de las mejores.
Cientos de parejas en el mundo actual mantienen relaciones sexuales sin sentir amor entre ellos, porque ocurre que la mayoría de la veces las necesidades sexuales y amorosas no van de la mano.
Sin embargo, el amor, por mucho que sea, no suple el placer sexual, ni el sexo cubre las necesidades afectivas, de tal manera que en ocasiones pagamos con sexo nuestras demandas amorosas o castigamos con abstinencia sexual si éstas no son cumplidas.
Dos personas que se aman de manera sana suelen tener complicidad emocional, capacidad de acuerdo y, por ello, juegos sexuales que ambos disfrutan; sin embargo, una pareja puede tener excelentes encuentros sexuales, pero no por ello se enamora, el sexo es un activador del placer, pero no un camino seguro al amor, ya que el compromiso va más allá del contacto sexual.
Para disfrutar del amor y el sexo hay que estar conscientes de sus diferencias y saber si queremos y estamos listos para tener sexo sin amor, amor sin sexo o las dos a la vez pues cada una implicará una forma distinta de vivirla.
Por ello, no debemos olvidar que los orgasmos no son producto del amor, sino del placer, y ello puede estar carente del sentimiento del amor, pero ser muy placentero.
De esta manera concluimos el tema “sexo sin amor”, esperando que la información vertida sea de utilidad en la practica diaria.
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