Bienvenido amigo lector del mejor diario digital: www.puntoporpunto.com/web con el gusto de saludarte y agradecerte el favor de tu preferencia para esta sección creada especialmente para y por ti: «sexo y salud», en esta ocasión abordaremos un tema que existe desde que el hombre pisa la faz de la Tierra y me refiero a: «fantasías sexuales», un tema que describiremos en forma generalizada, ya habrá otro momento para individualizarlo por género. Recuerda el correo electrónico a tu disposición en espera de tus comentarios, dudas y sugerencias: [email protected]
Las fantasías sexuales son representaciones mentales creadas por el inconsciente teniendo como tema principal las relaciones sexuales. Se producen de forma voluntaria o involuntaria en nuestra mente y se sabe que al menos un 20% de las mujeres y un 55% de los hombres tienen al menos una fantasía sexual al día. Si bien las fantasías sexuales son poco comentadas con otras personas, o no mencionadas en lo absoluto, son bastante comunes. Éstas comienzan con la pubertad y acompañan al ser humano durante toda su existencia. A pesar de la popular creencia de que el varón es el que tienen mayor actividad sexual y por consiguiente más fantasías sexuales, se ha probado que hombre y mujeres fantasean al mismo nivel, solo que en diferente forma.
Las fantasías sexuales se inician en la adolescencia, como forma de descubrir el propio cuerpo y la sexualidad, y contra todo pronóstico, van aumentando a medida que lo hace la edad y la experiencia sexual. Con el paso del tiempo el riesgo de la monotonía es mayor y también mayor es la frecuencia con la que se recurre a la imaginación para lograr una relación más placentera.
Es muy común confundir a la fantasía con el deseo sexual, ya que ambos conceptos se circunscriben meramente al marco mental sobre el mismo contexto, la sexualidad, sin embargo mientras la fantasía se refiere a la evocación de una «situación ficticia», el deseo es el anticipo de una «situación real». Aunque puede darse el caso de que el deseo tenga su origen en una fantasía, es importante dejar claro que no son lo mismo.
Las fantasías son exclusivas de cada persona y producto de su imaginación. Esto garantiza la privacidad de sus contenidos, facilita asumir roles determinados y realizar o desear conductas que probablemente nunca se llevarían a cabo en la realidad.
La mayoría de las fantasías sexuales se centran en situaciones ideales o que nunca han sido probadas en la vida real. Hay casos en los que predomina la seducción de realizar lo prohibido, mientras que en otros el contenido gira en torno a lo insólito o lo nunca experimentado.
Aunque cada fantasía es diferente y puede cambiar de un momento a otro, existen temáticas que se repiten, con una gran variedad de matices e interpretaciones en cada persona: mantener relaciones en grupo, con una persona diferente a la pareja, con una persona del mismo sexo, con algún personaje famoso, en un lugar
insólito, en público, vencer el miedo a intentar lo prohibido con la persona prohibida por mencionar un ejemplo.
Las fantasías sexuales, por tanto, suelen ser una forma de excitación sexual a través de nuestra actividad de creación o reproducción mental, y tienen carácter individual y propio.
Los expertos en la materia están convencidos que las diferentes fantasías sexuales ayudan a excitarnos en momentos de difícil concentración, de bajo deseo sexual, en actividad sexual solitaria (masturbación) o para encauzar nuestra sexualidad, en la orientación deseada.
Existe una clasificación de las fantasías sexuales en forma general:
* Íntimas.
* Exploratorias.
* Impersonales.
* Sadomasoquistas.
Las fantasías sexuales intimas:
Son con la pareja y cambiarían el lugar de realización de la actividad sexual a otro desconocido, más romántico o simplemente más excitante. También pueden incorporar variaciones sexuales poco habituales en esa relación, como el sexo oral o anal o la masturbación mutua.
Las fantasías sexuales exploratorias:
Parecen ser más comunes en hombres que en mujeres e incluyen elementos nuevos, como otras personas, en la relación de pareja.
Es fantasía de relaciones en grupo o con componente bisexual, cambios de pareja, y tríos por ejemplo.
Las fantasías sexuales impersonales:
Se denominan así puesto que se consigue la excitación, a través de una situación, un juguete sexual o un fetiche. Ejemplo de éstas situaciones serían el voyerismo, la estimulación con objetos sexuales o pornografía.
Las fantasías sadomasoquistas:
Son fantasías de juego de poder, donde la excitación se produce por el sometimiento o la dominancia, el dolor está controlado y la situación también. Si se llevan a cabo suele haber acuerdos entre los miembros de la pareja para parar la situación.
Es importante reseñar que no existen datos científicos que demuestren que un determinado tipo de fantasía sexual, revele detalles sobre la conformación psicológica de la persona. Nuestros valores personales y sociales pueden diferir de nuestras fantasías, al igual que los personajes interpretados por el actor pueden no tener nada que ver con la personalidad real del mismo.
En el caso extremo, existen personas que tienen fantasías sexuales incontroladas (incestuosas, escatológicas) que pueden causarles una marcada sensación de
culpa. También resultan preocupantes aquellas fantasías que sistemáticamente incorporan elementos violentos.
La imaginación puede jugar muy malas pasadas, pero también ser el mejor aliado de una relación en la que la inapetencia y el desgano sexual se han instalado.
Así que concluimos diciendo que la imaginación es el mejor afrodisiaco que existe. Las fantasías sexuales no son una aberración sino grandes aliados de unas relaciones sexuales sanas y plenamente satisfactorias. Ya que desde que se nace, el sexo acompaña al ser humano a lo largo de su vida, y hay que aprender a vivirlo, conocerlo, dominarlo y disfrutarlo al máximo sin inhibiciones ni represiones, aprendamos a vencer el miedo a intentarlo todo.
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