En el Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 1994 se introduce formalmente dentro de la agenda de las Naciones Unidas el concepto de Seguridad Humana. Ésta significa proteger el núcleo vital del ser humano de manera que se desarrollen las libertades humanas y la propia realización como especie. A partir de entonces se enfatiza que, más allá de los intereses de los Estados se deben fortalecer las necesidades de los individuos. Los ejes cardinales de esta concepción son tres: 1) libertad para vivir sin miedo, 2) Libertad para vivir sin miseria o necesidad y 3) Libertad para vivir con dignidad.
Estos elementos están estrechamente interrelacionados: en ninguna nación puede haber desarrollo si no hay seguridad, si no hay seguridad no puede haber paz y si no hay paz no se puede vivir con dignidad. Las amenazas a la seguridad humana son agrupadas en siete categorías: económica, alimentaria, sanitaria, ambiental, personal, comunitaria y política.
Al hacer una contextualización de dichos elementos en el México de hoy, el diagnóstico es devastador. Basta con analizar las condiciones en que nos encontramos para determinar que nuestros gobernantes tienen una seria deuda en materia de seguridad humana.
No obstante el discurso oficial que habla, en una agresiva estrategia mediática, sobre los supuestos avances que se tienen en materia de derechos humanos, de lucha contra la pobreza y de seguridad, la opinión de cualquier ciudadano en cualquier parte de México podrá decir con precisión las condiciones de pobreza, desempleo, inseguridad, violación sistemática por acción u omisión de sus derechos y una serie de condiciones que hacen pensar en una involución en las condiciones de vida.
Por cuestiones de espacio, revisemos cada uno de estos aspectos…