CONTAMINACIÓN: ¿Y LA CALIDAD DE LOS COMBUSTIBLES?

En este espacio, en junio de 2015, se señalaba la forma en que los gobiernos federal y local habían relegado el tema de la contaminación ambiental. Hoy los resultados son más que evidentes. De manera errática y desplazando la responsabilidad en los propietarios de automóviles se implementan radicales programas de control de la circulación vehicular.

Las políticas implementadas solamente observan una de las caras de la moneda: el consumidor final. Por lo que son parciales y, a la postre, poco eficientes. Diversos estudios a nivel mundial han señalado que el control de la contaminación vehicular será inútil si deja de considerarse que el parque vehicular y los combustibles constituyen un sistema. Las mejoras de los vehículos -responsabilidad de las empresas automotrices y del gobierno, mediante mecanismos regulatorios- y la calidad de los combustibles deben de ir necesariamente de la mano.

Los gobiernos federal y de la Ciudad de México deberían asumir la responsabilidad que les corresponde para exigir a las empresas automotrices la introducción en el mercado de automóviles que cuenten con tecnologías modernas que reduzcan los niveles de contaminación. En Estados Unidos, por ejemplo, los automóviles tienen mofles catalíticos que evitan la emisión de gases contaminantes.

Por otra parte, el gobierno federal debería asumir su responsabilidad e informar a la brevedad de las acciones realizadas para mejorar la calidad de los combustibles. La Unión Europea ha prohibido la venta de gasolina con plomo desde hace 16 años. En nuestro país nadie menciona la calidad de las gasolinas.

De no hacerlo, la focalización en el control de la circulación de los vehículos está condenada al fracaso. Por consiguiente, preparémonos para seguir pagando la incapacidad de nuestros gobiernos para elaborar estrategias integrales para la atención de la contaminación ambiental.

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