No cabe duda, el nuestro es un país de soñadores. De ahí que nos ensarten basura como «Bailando por un sueño» y nos la fumemos. Por ejemplo, soñamos y no dejamos de soñar con que algún día nos sacamos la lotería. Aunque no compremos nunca billete, nuestra mente crea una estrategia y un mecanismo maravilloso por medio del cual aparece el billete premiado tirado en nuestro camino y cuando vamos a verificar si de pura casualidad tiene premio comprobamos que le dimos al gordo, sin haber invertido un sólo peso. Y soñamos que lo que nos vamos a ganar es un premio multimillonario. Contamos con la ventaja de que nosotros somos los dueños de la historia, del sueño y así nosotros decimos la cantidad ganada ¿qué tal 20 millones? Y empezamos a soñar cómo los vamos a gastar. Tanto para una mansión, tanto para un par de carrazos de lujo, no mejor uno deportivo y uno de lujo, y el resto para viajar. A dar la vuelta al mundo. Y de pronto nos acordamos que tenemos madre y hermanos y entonces nos decimos: dos millones para mi mamá y un millón para cada uno de mis hermanos y el resto ahora sí para mí. Me quedan 15 millones. ¡Chin, es muy poco!, entonces, como somos los dueños totales y absolutos del sueño pues le subimos la cantidad al premio y entonces ya no son 20 millones los ganados, mejor que sean 50, nos decimos. Y ahora sí, así sí alcanza.
Y dormimos felices. Y tenemos sueños de dormido. Pero vuelve el día y volvemos a vivir la jodida realidad, la de la friega diaria sin millones, la de la talacha diaria para llegar a la quincena. Y, ante la angustia por la supervivencia ¿qué nos inyecta las ganas de vivir? ¿El amor, la familia, el trabajo? Ninguno de esos, nos lo da el extraño retorno a los sueños de despierto. Y ahí la llevamos. Algún día la realidad no será esta sino la otra, nos decimos, y con eso nos conformamos.
Y entonces, los que no sueñan, se ponen abusados y abusivos y nos echan una ayudadita para decirnos en lo que debemos soñar despiertos. Esos que no sueñan con que se hacen millonarios porque en realidad lo son (o más bien se están haciendo con lo tarugo que somos los soñadores) nos dicen:
– Sueña con tal o cual auto. Con ese vas a traer una güerota con la que siempre has soñado.
– Sueña con vivir en tal o cual lugar.
– Sueña con viajar a tal sitio y con hospedarte en tal lugar.
– Sueña con poder comer todos los días tal platillo gourmet.
– Sueña con usar tal trapo, tal bolsa o tal calzado. Así, con la marca de fuera al frente, para que todos vean que eres gente pudiente.
Y nosotros respondemos afirmativamente, les creemos y todo eso soñamos. Y los que con todo el sacrificio del mundo logramos alguno de esos sueños nos decimos, ahora sí, soy millonario, porque estoy donde los que dictan los sueños dicen que vienen los que son millonarios (hundido en deudas, en problemas financieros, en gastos al límite, pero millonarios), y ahí vamos con la marca de fuera en la camisa, usando el iphone 5 y saliendo del hotel chorrocientas estrellas de Cancún, pa que todos vean y sepan que somos millonarios. Es que lo valgo, nos decimos, este es mi nivel. Y no has ni empezado a pagar el viaje que compraste en abonos, ni has terminado de pagar los meses sin intereses con que adquiriste el iphone, y se te fue toda una quincena en esa playera con un caballito grandote pa que vean que eres rico, pero ya estás ahí, donde por 3 días eres millonario.
Sí, estás en lo cierto, ese es tu nivel.
Y los sueños continúan así, de esos. Pero faltan los mejores, los cotidianos con los que nos marean los que más millonarios se hacen. Y entonces nos dicen que esta vez sí. Sí, esta sí. Esta vez sí tenemos todo para hacer un gran papel en el mundial. Así, mundial a secas. Porque para nosotros los mexicanos un mundial es de fútbol, no puede ser de otra cosa. Y El Piojo es Superman y sus pupilos son los enanos de Blanca Nieves. Todos chingones y realizadores de sueños. Y viene Pele y lo entrevistan y nos lo presentan en la tele diciendo que el representativo de México es uno de los mejores equipos y tiene muchas posibilidades de ser campeón. Y como somos soñadores, pues lo creemos. Y tenemos fe. ¡Sí se puede, sí se puede, sí se puede!, gritamos. Y es neta que vemos los partidos convencidos de que hay posibilidad de ganar. La misma convicción que tenemos de que vamos a encontrar ese billete premiado de la lotería tirado en la calle. Y a eso apuestan los que dictan los sueños de los soñadores y entonces nos llenan de la playera oficial, de la cerveza oficial, de la botana oficial, del refresco oficial, de la canción oficial y hasta del papel de baño oficial, por si nos zurramos.
Al final, los que dictan los sueños, amos y señores de la Selección Mexicana, del refresco oficial, de la botana oficial y de la cheve oficial, cumplieron sus metas, que no sus sueños. Y nosotros volvemos a la jodida realidad de la vida diaria, sólo con unos pesos menos que se nos fueron en todo lo oficial. Pero, eso sí, nos cuidamos de guardar bien la verde en el closet, porque los que dictan los sueños nos dijeron que ya merito, que esta vez casi lo lográbamos y seguramente pa la otra ahora sí la hacemos en grande.
Pero de todos los sueños, los mejores son los que tienen a bien decirnos que soñemos los políticos que dictan los sueños. Y ahí sí tenemos una gran variedad de donde echar mano. Hay sueños para todos. De todas las medidas y de todos los calibres. ¿Cuál quiere? ¡Llévelo, llévelo!
¿Es usted de los que está de acuerdo con las limosnas que ofrece papá gobierno, le gustan los que echan harta palabra bonita, cree en los que has sido viles y miserables pero le prometen que ya son nuevos y ya cambiaron, ama a las estrellas del Canal de las Estrellas, le va al América, nunca ha leído un libro y tiene la colección pirata de todos los cidis de Espinoza Paz? Amigo soñador, su opción, sin duda es el PRI. Es el encargado de seguirlo jodiendo.
¿Es usted de los que ya está harto del PRI y quiere un cambio pero teme a la izquierda horrible, le parece que Cuba y Fidel Castro es lo peor que hay en el planeta, ama su escapulario y se encomienda del diario a la guadalupana, está en contra de las feas mujeres que abortan y de las lesbianas, siente que los homosexuales ofenden a dios, casi no ha leído y los pocos libros que han pasado por sus manos son de Paulo Coelho o Cuauhtémoc Sánchez, y tiene en su ipod la colección de Madonna y Britney Spears? Amigo soñador, su opción para ser jodido es el PAN. Vote por ellos.
¿Es usted de los que está harto y en contra del PRI, se siente y se sabe jodido y no le llegan los apoyos asistencialistas del gobierno, se da cuenta de que cada vez le alcanza menos la lana pero siente que tampoco está la cosa como para agarrar un rifle, una pistola, un machete, un cuchillo o, por lo menos, una resortera, cuando nadie lo ve se pone su playera amarilla y se avienta un partido del América con caguama en mano, alguna vez le fue al PRI pero ya no, ha leído muy poco, quizá una biografía resumida y con dibujos de Zapata o el Che, tiene por ahí arrumbados discos L.P. de Oscar Chávez, pero tiene en disco pirata todas las de Chente y La Arrolladora Banda Limón? Amigo soñador, usted está listo para dejarse joder por el PRD. ¡Sígalos!
¿Es usted de los que está en contra hasta de su mamá, es de los que no cree ni en su propia sombra, es de los que odia a todos, no sabe ni porqué los odia pero los odia, se la pasa sin chamba la mayor parte del tiempo y va a todo mitin, manifestación y marcha para protestar por cosas que no entiende e ignora, es fácil de atrapar por falsos mesías, es de los que cree en los que dicen estar en contra del sistema aunque formen parte de él y vivan muy bien de él, piensa que Cuba es el paraíso aunque no tiene ni idea de cómo es, es de los que cree que porque ya leyó alguna vez «el manifiesto comunista» (sin entender ni jota) ya es experto en luchas sociales, tiene algunas canciones que nunca escucha de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés en su celular Nokia de 500 pesos? Amigo soñador, siga los pasos del Peje, su luz lo iluminará.
¿Es usted de los que no sabe ni donde está parado, no sabe ni chana ni juana, es de los que si le dan una playera, una despensa o un costal de cemento lo agarra todo y luego no sabe ni quién se lo dio, no distingue entre un luchador social y un junior, va donde lo acarreen y hace lo que le dicen sin protestar, es daltónico, cree que es lo mismo abajo que arriba, a la derecha que a la izquierda, es muy voluble y como dice una cosa dice la otra, anda perdido por el mundo? Amigo soñador, para usted existe una gran variedad de opciones a escoger: están los verdes, los anaranjados, los petes, los alianzados y varios más que llegan y se van, sacando y saqueando todo lo que pueden y el sistema les permite.
¡Ah, soñar! ¡Qué bonito es soñar! ¿No? Porque ahora sí, con las Reformas emprendidas por el actual gobierno ¡ricos nos haremos todos! Porque no me va a salir con que usted nunca se ha hecho rico ¿Verdad?
¡Ande, hágase de la boca chiquita!
A soñar pues.
Tan Tan
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