«El libro que más me ha marcado es Cien años de Soledad, un libro que habla sobre la desaparición de Ferrocarriles Nacionales de México»: Hugo Jarquín, Diputado Oaxaqueño por el PRD
De pequeño le decían: «El tlacuache» y ya de adulto lo reconocen como «El Borolas» o «Clavillazo». Jamás como Diputado ha presentado ninguna iniciativa en la Cámara porque aseguró en una entrevista al periodista Horacio Corro: “no tiene ningún caso proponer iniciativas si estas no se proponen con responsabilidad”.
Atrás ha quedado el Hugo Jarquín que vestía pantalón de mezclilla y deambulaba por los mercados vendiendo agujas, o al que conocimos de tenis en eventos masivos donde entregaba despensas a cambio de votos. Hoy, Jarquín es dirigente de cientos de ambulantes oaxaqueños. Señalado como «el político» que no terminó la primaria es Integrante de la Comisión de Ciudades Patrimonio e identificado en los eventos por sus trajes de «Casimire» de las mejores marcas, beber vinos importados y comer caviar y arribar en una lujosa Camioneta, marca Buick Enclave, color Arena, con placa trasera TXP 2435 con un valor superior a los 730,000 y donde además de su sueldo, el congreso le paga la gasolina.
¿Pero, quién realmente es Hugo Jarquín?
Líder del comercio informal, astuto en el despojo ha invadido terrenos y despojado a decenas de oaxaqueños con la anuencia de autoridades estatales y municipales. Lo mismo da si es un terreno público que privado o un predio federal, con o sin título de propiedad Jarquín puede pedir mil doscientos por metro cuadrado y puede adquirir por 50 mil pesos, cuesta comprarle un terreno invadido. 100 mil pesos un puesto en el Parque Del Amor, un lugar donde el ambulantaje ha despojado al Municipio de la Ciudad de Oaxaca de Juárez para su beneficio particular ante la complacencia de las autoridades Municipales y Estatales.
Se adueñaron de las riberas del Río Atoyac frente a la URSE (Universidad Regional del Sureste) y aunque sin servicios, las viviendas improvisadas han erigido la colonia del FPR, donde viven ladronzuelos que la policía solapa y donde la única ley que se respeta es la de Hugo Jarquín y el «Pancho», Francisco Martínez.
Y sí, Hugo Jarquín, cabalga en la soberbia y es el símbolo de la corrupción en un estado donde el gobierno estatal y perredistas lo solapan y no solo eso, con la complicidad de René Bejarano es ahora el Secretario General de ese Partido, Jarquín representa la burla diaria a miles de oaxaqueños que viven hundidos en la miseria y pobreza.
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