¿Cuándo perderemos el asombro ante la creciente agresión del crimen organizado en nuestro país? ¿En qué momento nos daremos cuenta que estamos a poco de que la delincuencia afecte de manera determinante nuestras vidas?
Desde hace años hemos cambiado un sinfín de hábitos cotidianos en pro de nuestra seguridad. Ya no es seguro andar por las calles, siempre se corre el riesgo de ser asaltado, secuestrado o incluso terminar en medio de una enfrentamiento armado.
Es en este escenario de riesgo en el que podría detonarse la siguiente revolución de hábitos de convivencia. México es mercado fértil para el uso generalizado de armas no letales.
El primer paso de esta tendencia lo protagonizaron los grupos de autodefensa, que ante la poca o nula respuesta de las autoridades para combatir la inseguridad, se organizaron y se armaron en una decena de estados para enfrentar a los delincuentes.
Pues bien, estamos a punto de pasar al siguiente nivel. Tenemos ya en nuestro país empresas que proveen y alientan el uso de armas menos lesivas y legales, con las que la población civil puede protegerse de un asalto o ataque.
Es real y aceptémoslo: la percepción de inseguridad ha provocado un cambio en el actuar cotidiano de las personas. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, 34.8 por ciento de las familias mexicanas revelaron que al menos uno de sus miembros fue víctima de un delito en 2013, lo que representa 10.7 millones de hogares.
Además, el Índice de Paz México 2015, elaborado por expertos de Institute of Economics and Peace, precisó que el nivel de paz en México mejoró menos de 1 por ciento, luego de tres años donde se superó el 15 por ciento, y 23 estados son aún más violentos que hace 12 años.
Sí, estamos hablando de armar los hogares con equipo no letal apto para que la población civil se proteja de un asalto o ataque tanto en el interior como en el exterior.
En México, empresas como Share y Asociados ya proveen y fomentan el uso de estas armas, pues permiten inmovilizar, provocar vómitos o dolor al agresor, pero respetan la vida y los derechos humanos. Son antes que todo disuasivas y para la defensa personal. Estas armas van desde lanzadores y balas PAVA (de polvo de pimienta), el mismo gas pimienta, hasta los efectivos paralizadores eléctricos.
Insisto, si pretende el gobierno mantener esta fallida guerra contra el narco por más tiempo, no nos sorprendamos que pronto debamos destinar parte del presupuesto familiar a la defensa personal. Así de simple y así de grave.
PARA EL REGISTRO Cero y van dos. La víspera un helicóptero de la Armada de México recibió siete impactos de bala cuando marinos realizaban labores de patrullaje aéreo y terrestre a 70 kilómetros de Nuevo Laredo, Tamaulipas. El personal naval avistó vehículos de civiles armados quienes dispararon a la aeronave. Los marinos, lógicamente, repelieron el ataque y resultaron muertos seis agresores. Lo dicho. Esta guerra aumenta su intensidad *** Ni porque está en la cuerda floja desde hace meses en el gabinete, la secretaria de Desarrollo Social, Rosario Robles, sigue metiendo la pata. En una conferencia de prensa previa a la presentación de la medición de la pobreza 2012-2014 por parte del Coneval, la funcionaria aseguró que “los mexicanos tienen derecho al hambre” cuando debió decir “derecho a la alimentación”. La corrección se hizo al momento, pero el tepache ya estaba todo regado. En estos tiempos desalentadores del país lo mínimo que podría pedírsele es concentración ¿o no? Gracias. Hasta mañana.
@betata75