Conocí a Jesús Blancornelas un viernes por la tarde allá en el año 2001. El periodista y especialista en narcotráfico realizó una visita relámpago al periódico La Crónica de Hoy, y aunque yo cubría en aquél entonces la fuente religiosa y el Partido Acción Nacional, andaba muy metido en historias de seguridad nacional y delincuencia organizada.
Aproveché la oportunidad y camino a su camioneta flanqueada por tres escoltas pudimos platicar unos minutos. Me dijo que el narcotráfico pronto se volvería la nota diaria porque un año atrás (el 2000) se habían roto muchas alianzas entre cárteles y gobierno. Me pidió que olvidara a los “curitas” y a “los mochos” del PAN y me metiera de lleno a ese tema, porque daría mucho de qué hablar.
Con el tiempo encima y ya acomodado en la camioneta, atinó a decirme: “solo cuídate, porque estos no se andan con chingaderas, en el país va a correr mucha sangre, yo sé lo que te digo”… y la verdad tenía razón, la guerra contra el narcotráfico ha cobrado desde esa fecha más de 150 mil vidas.
Cuatro años después de ese efímero encuentro, Blancornelas murió en un hospital de Tijuana, Baja California, donde se avecindó desde temprana edad. Esa ciudad fronteriza le gustó para fundar el Semanario Zeta, una publicación de referencia obligada para quienes escribimos sobre seguridad nacional y narcotráfico en México y en Estados Unidos.
Pero escribir sobre el particular mereció el infortunio de que atentaran contra su vida. El 27 de noviembre de 1997 fue herido de cuatro disparos, junto con su chofer y escolta, quien falleció acribillado. El entonces presidente Ernesto Zedillo decidió protegerlo con un batallón de soldados que lo custodiaba, al igual que a su familia y editores.
Recurro a este recuerdo porque con preocupación me entero que se han pedido medidas cautelares en favor de los directivos, colaboradores e instalaciones del semanario Zeta, ante las amenazas de la delincuencia organizada.
Gracias a investigaciones en Estados Unidos se ha logrado saber que José Roque García, terrateniente en turno del Cártel Arellano Félix, regresó a Tijuana con la intención no solo de fortalecer su organización criminal, sino de acabar de una vez por todas con el semanario por medio de una bomba en el edificio sede, o cerca del mismo. El pasado 5 de abril Adela Navarro, directora de Zeta, fue informada de las intenciones criminales de este sujeto originario del Barrio Logan de San Diego,
Pero lo cierto es que esta no es la única amenaza contra Zeta en los últimos meses. El 25 de noviembre de 2016, en la edición 2226, se publicaron una serie de fotografías y nombres de los criminales más buscados en Baja California, entre ellos, integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El reportaje “indignó” tanto a Israel Alejandro Vázquez, alias “El 50”, un criminal sanguinario, que ordenó que las instalaciones del medio fueran atacadas con granadas.
A pesar de todo esto los valientes periodistas de Zeta no se amedrentan y en su edición del viernes 7 de abril reafirmaron que pese a las advertencias “seguiremos informando, haciendo periodismo de investigación allende las amenazas, en tanto contemos con su confianza y solidaridad”. Va desde aquí el apoyo.
PARA EL REGISTRO Una más del tirano Donald Trump y su séquito. El gobierno de Estados Unidos a través del fiscal general Jeff Sessions, autorizó enjuiciar a los migrantes que intenten reiteradamente ingresar ilegalmente al país como si hubieran cometido un delito grave y con sentencias que pueden llegar a los 10 años de prisión. Los fascistas endurecen sus posturas. Gracias y hasta mañana.
@betata75