Como parte de su plan para construir un muro fronterizo impenetrable, el gobierno del tirano Donald Trump organizó este fin de semana una reunión con empresarios deseosos de ganar contratos para reforzar la seguridad a lo largo de la frontera.
Ahí, ante decenas de constructores reunidos en San Antonio, Texas, funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) informaron lo que ninguno de ellos quería escuchar: el bravucón quiere un muro de unos mil 600 kilómetros de largo, pero su gobierno solo tiene dinero para construir unos 11.2 kilómetros.
Según un despacho de la organización periodística Pro Pública, aunque las estimaciones para construir el muro se disparan más allá de los 20 mil millones de dólares, la CBP ha logrado hasta ahora juntar 20 millones, el resto del dinero tendrá que venir del Congreso estadounidense, que hasta ahora se ha mostrado reacio a pagar la factura.
Lo cierto es que no se iría muy lejos con esa cantidad de efectivo para una promesa electoral tan grande. Según estimaciones de los empresarios que han entregado propuestas, el muro ya existente a lo largo de la frontera costó aproximadamente 2.8 millones de dólares por cada mil 600 metros.
En la conferencia de dos días, detalla el periodista T. Christian Miller, en ningún momento se mencionó que el dinero le sería cobrado a México, y más bien la reunión fue para que los funcionarios del CBP detallaran los planes de la muralla fronteriza y los obstáculos para su construcción.
Se informó que este verano se conocerán los contratos para los prototipos de muros de materiales diversos, pero todos «estéticamente agradables” obedeciendo los torcidos deseos de Trump para una pared hermosa.
Hoy los constructores tienen claro que ningún nuevo muro será construido a menos que el Congreso apruebe la solicitud de Trump de 1.4 mil millones de dólares en el próximo año fiscal, dinero que no será incluido en un proyecto de presupuesto que se espera que a finales de este mes amplíe la financiación gubernamental.
El berrinche de Trump por su muro racista cae poco a poco y cuentan que el evento terminó con aires de fracaso ante la falta de financiamiento para cerrar contrato alguno.
PARA EL REGISTRO Una historia más de lo difícil que es la labor periodística. Martín Méndez Pineda decidió huir a Estados Unidos porque temía por su seguridad en México. En febrero de 2016, en el estado de Guerrero, el periodista cubrió una violenta detención efectuada por la policía federal; tras ello, fue insultado y agredido por los mismos agentes. Después, padeció intimidaciones y fue amenazado de muerte frente a su domicilio. Este periodista, perseguido en México por el simple hecho de haber realizado su trabajo, tenía todo el derecho de presentar una solicitud de asilo en Estados Unidos. No obstante, se encuentra detenido por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) sin motivo, pues no enfrenta ninguna acusación. Gracias y hasta mañana.
@betata75