No sabemos los motivos que llevaron a Ángel Aguirre Rivero a extender su agonía política, pero a partir de su renuncia urge escribir una nueva página en la vida de Guerrero.
Su salida, como ya lo comentamos aquí, era irremediable porque se había convertido en una persona disfuncional para una sociedad movilizada. Se tenía que ir y punto.
Si bien esta licencia al cargo no va a resolver el conflicto de la desaparición de estudiantes, puede ser el principio de una solución y representa la oportunidad para estructurar una correcta reconstrucción del tejido social en la entidad.
Hemos llegado al punto de respirar un ambiente de desintegración social en el que a diario vemos historias de tragedias humanas en un entorno donde predomina el temor de ser atacado por la delincuencia o por el abuso de las autoridades.
En Guerrero, como en muchas partes del país, este ambiente se produce en buena medida por los intereses de los poderes económicos, de la partidocracia y del crimen organizado, donde la sociedad está capturada y no hay posibilidades de participar en los asuntos públicos.
Hemos llegado como nación al colmo de permitir que el crimen organizado tenga la capacidad de definir políticas o agendas y, duele decirlo, esa facultad la hemos dado nosotros también y no solo los políticos.
Ante la urgencia de ruptura social que vive Guerrero luego de la tragedia de Ayotzinapa, especialistas aseguran que es necesario tocar los corazones y la mente de cada persona. Afirman que es la hora de despertar la reserva espiritual para construir los espacios públicos con un reclamo que ponga fin a la impunidad y la corrupción. Pero sobre todo, piden que dejemos de sentirnos como súbditos.
Para rearmar el tejido social en la entidad es necesario construir una ciudadanía que tenga como vocación la de defender el interés público, la de ser vigilante y la de exigir cuentas a las autoridades. No olvidemos que los ciudadanos somos el eje central de la sociedad, y por eso tenemos que colocarnos como actores para participar en las decisiones y dejar de ser simples votantes.
Hemos caído en el error de participar en la vida pública solo a través de manifestaciones violentas siempre con el reclamo de exigir justicia cuando ya se han consumado abusos de poder. Pero lo cierto es que el espacio público no tendría que limitarse solamente a denunciar los problemas, la forma de actuar de los grupos políticos o la implementación de políticas públicas.
A partir de ahora, los guerrerenses —y los mexicanos en general— deben entender que el espacio público tiene que ser un espacio de deliberación, pero también de conformación de políticas, leyes y programas.
Más aún, el espacio público deberá erigirse como el lugar donde se pudiera exigir la rendición de cuentas de los servidores públicos, sean estos gobernantes, jueces o legisladores. Tiene que ser la arena donde se reconstruya el tejido social, y la primera decisión que debemos tomar en ella es no dejar que pisoteen nuestra dignidad.
Es necesario que empecemos a despertar con la convicción de que la única fuerza real será construir valores e instituciones que coloquen como centro a los ciudadanos. Así de simple.
PARA EL REGISTRO Ola de rumores en torno a la detención de la pareja imperial de Iguala. Que si estaban en Puebla, que si fueron capturados en Veracruz, que se esconden en Querétaro. En fin. No hay sitio donde puedan esconderse. Sus caras están en todos lados, así como la indignación nacional, y por ello no faltará quien los denuncie *** ¿Qué pasa con el PRD que, además de estar gravemente dividido, en los últimos años se ha enfocado a apoyar a delincuentes, malandrines o personajes sin ideario político para puestos públicos? Urge una refundación. Gracias y buen fin de semana.