Hace unos días por motivos personales y profesionales viajé a la ciudad de Oaxaca vía carretera, y he de confesar que manejar es uno de los mayores placeres de mi vida.
En el camino me detuve en varias localidades de Puebla para constatar lo que se ha difundido en torno al robo de combustible de los ductos de Pemex que corren desde Veracruz hacia el centro del país, y que cruzan por esa zona. Hice paradas “técnicas” en Ecatzingo, Tacamachalco y Quecholac.
Luego de hablar discretamente con pobladores y algunas autoridades, debo decir que el Gobierno Federal tiene un reto bastante preocupante ya que —y quiero ser sincero—, no se enfrenta a bandas de delincuencia organizada, sino a poblaciones enteras.
El alza brutal al combustible y el desaseo en el que la Secretaría de Hacienda ha caído para regular los precios ha convertido a la gasolina magna, premium y diesel en verdadero oro negro para estos habitantes, quienes se protegen entre ellos y a todas horas para continuar con el hurto. Ahí, los encargados de la extracción en las tomas clandestinas han pasado a ser una especie de “robin hoods” que son protegidos hasta por los niños, y todos llevan su tajada del pastel.
La mayoría de los comerciantes en estos pueblos, que realmente son pequeñas ciudades con todos los servicios, funcionan como halcones. Con celular en mano se avisan de la posición de policías municipales y federales, y en más de una ocasión las amas de casa son la primera línea de defensa ante los operativos antiordeña.
El gobierno del estado, a quien no le importa o desdeña la problemática reduciéndola a un asunto meramente federal, debería entender que el robo de combustible en el que se involucra toda una comunidad amenaza seriamente la seguridad pública.
Cifras de Pemex establecen que hasta septiembre de 2016 sumaban 4 mil 282 tomas clandestinas en todo el país, cantidad que superó en un nueve por ciento en promedio mensual a las registradas en 2015. Y Puebla es uno de los focos rojos ya que al momento registra 2 mil 311 puntos de ordeña, además de que es el único estado en el que participan no solo bandas delincuenciales, sino la población en general. El estado es una bomba de tiempo, así de sencillo.
PARA EL REGISTRO Sorprende la versión que ha dado a conocer la excelente periodista y corresponsal Dolia Estevez de la conversación que sostuvieron Enrique Peña Nieto y el bravucón Donald Trump, y en la que supuestamente éste amenazó al país con enviar tropas para combatir al narcotráfico. Y digo sorprende porque una fuente de la Presidencia aseguró a Apuntes y Relatos que aunque la plática telefónica no fue tersa, siempre se manejó sin amenazas ni amagos. Estevez —me consta— se ha caracterizado por ser muy pulcra a la hora de confirmar versiones y rumores, por eso —insisto— sorprende que de a conocer esta versión de los hechos *** Dice una treintena de especialistas de instituciones tan prestigiosas como la Universidad de Columbia, el King’s College de Londres, la Escuela de Salud Pública de Harvard y el Imperial College de Londres que la pobreza es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo y critican que la Organización Mundial de la Salud no lo incluya en su agenda de indicadores para impulsar soluciones efectivas. De ser cierto este estudio, ya medio México estamos condenados entonces. Gracias y hasta mañana.
@betata75