Es un hecho que en el extranjero ven con preocupación lo que pasa en México en torno a la violencia generada por el narcotráfico, y siguen con cuidado la “guerra” que el gobierno sostiene con las organizaciones criminales desde hace años.
Los últimos acontecimientos contra estudiantes de Ayotzinapa y el presunto fusilamiento de criminales en la comunidad de Tlatlaya a manos de soldados, han prendido los focos rojos en el exterior.
Se ha dado a conocer que ciudadanos y ONGs han pedido a la Corte Penal Internacional que fije su atención en nuestro país, donde tiene competencia desde el 1 de enero de 2006.
Si hace caso la Corte de estas peticiones, altos cargos de la administración pública y de las fuerzas de seguridad mexicanas, o incluso de organizaciones de narcotraficantes, podrían ser juzgados en La Haya.
La Fiscalía de la Corte es quien podría decidir si hay indicios de crímenes graves en territorio mexicano, pero según el Estatuto de Roma, el narcotráfico no es de su competencia.
No obstante, una interpretación de éste podría abrir el camino a una posible intervención si, por ejemplo, los cárteles de la droga cometen crímenes de guerra o contra la humanidad.
Por definición, un crimen de guerra sólo se da en un conflicto armado, y para declarar la existencia de uno, la jurisprudencia analiza la organización de las partes enfrentadas e intensidad de los combates.
Pues bien, algunos analistas internacionales aseguran que en México se han dado estos crímenes, ya que la capacidad armamentística de las organizaciones de narcotraficantes y el uso de fuerzas militares para enfrentarlas serían indicios reales de ello.
Pero otros expertos aseguran que esa es una definición muy forzada, ya que la coordinación entre los cárteles para oponerse a las fuerzas armadas no existe, sino que cada organización actúa por su cuenta, y que en realidad no han aparcado sus diferencias para unirse contra el Estado y conformar una parte bélica.
Según un interesante análisis de la ONG Insight Crime, en México no existe una guerra como tal sino un conflicto asimétrico, con organizaciones de narcotraficantes fluidas que utilizan la violencia como una opción entre muchas otras.
Y aunque se podría hablar de una guerra, sus características no tienen precedentes, y por ese motivo sería difícil de catalogar por la Fiscalía de la Corte.
Asimismo, en las últimas semanas esas voces internacionales se preguntan una y otra vez sobre la existencia de crímenes contra la humanidad en nuestro país a manos de los narcotraficantes, que también podrían derivar en una intervención de la CIP.
Por definición, éstos no necesitan un conflicto armado (como para que inmediatamente intervenga la CPI), pero sí un ataque generalizado o sistemático contra la población civil. Para promover un crimen así se requiere un Estado u organización equivalente que, por control territorial o estructura y medios militares, sean la máxima autoridad en un territorio.
El resultado es una continuidad en los ataques, ilustrada por una política, un impulso ideológico o cualquier indicador de un marco para los delitos generalizados o sistemáticos, y los hechos recientes representan actos aislados, a pesar de la crueldad o el número de víctimas resultante.
Así, a pesar de las peticiones y los momentos atroces que ha protagonizado México en los últimos meses, será difícil convencer a los fiscales de la CPI de actuar abiertamente en nuestro país e impartir justicia.
PARA EL REGISTRO A esta humilde colaboración han llegado comentarios, suponemos de simpatizantes del PRD, reclamando la entrega de Apuntes y Relatos anterior. Unos aseguran, respetuosamente, que no se pueden relacionar los hechos de Ayotzinapa y la crisis perredista; y otros, algo subidos de tono, condenan que se aproveche la tragedia de los estudiantes para criticar a un partido. Desde aquí agradecemos tanto unos como otros, y reiteramos que seguimos creyendo firmemente lo que escribimos en la reciente columna al respecto *** ¿Somos nosotros, o las pláticas de la SEP con los alumnos del Politécnico Nacional comienzan a ser diálogo de sordos?.. es pregunta. Gracias. Hasta mañana.