La extradición de Joaquín «El Chapo» Guzmán a los Estados Unidos ocurrida la víspera, y a unas horas de que tome posesión el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, es la más reciente maniobra del canciller Luis Videgaray, y hombre fuerte del gabinete, para intentar calmar la ira y odio hacia nuestro país del empresario llegado a la Casa Blanca.
Cuentan a esta columna que luego de que se negó al narcotraficente un amparo y protección de la Justicia Federal para no ser extraditado, el canciller se acercó al presidente Enrique Peña Nieto para exponerle las ventajas de enviar al capo a territorio estadunidense como gesto hacia el nuevo gobierno de aquel país.
Estas fuentes me dicen que a pesar de que hubo reticencias de uno de los miembros del gabinete, quien fue consultado al respecto, el presidente le dio el sí a Videgaray, y en fast track el líder del cártel de Sinaloa pisó suelo norteamericano para ser juzgado por delitos de contrabando y contra la salud.
Analistas en los Estados Unidos consultados por Apuntes y Relatos aseguran que aunque es buena decisión el entregar a un capo de este calibre, la coyuntura hace pensar irremediablemente que el gobierno de México seguirá en los próximos años una política de sumisión ante el gobierno de Trump.
Y tienen razón. En los pasillos del Gabinete Federal más de uno asegura que el presidente Peña Nieto dirá sí a todo lo que proponga el canciller, en aras de mantener una relación bilateral cordial, pero temen que con esta actitud se esté dando al traste con la dignidad de nuestro país, a quien Trump ataca una día sí y el otro también.
Habrá qué ver qué hace el canciller, la mano que realmente mueve la política en este país, cuando el rencoroso Trump ordene un muro comercial contra México que afecte seriamente la economía. Ahí es donde se verá si México, a placer de Videgaray, se convierte en el patio trasero de los Estados Unidos.
PARA EL REGISTRO Hace poco el niño tamaulipeco Juan David Hernández Rojas presentó ante los medios una mochila antibalas. Su invento, por supuesto, fue tomado de manera poco seria y hasta chusca por la opinión pública. Pero hoy las cosas han cambiado. El ataque a balazos que perpetró un alumno del Colegio Americano del Noreste en Monterrey, Nuevo León, reavivó la preocupación por las medidas de seguridad en las escuelas. Se analiza reforzar el Operativo Mochila Segura, pero también capacitar en las maniobras a adoptar ante una balacera o un ataque al interior de un plantel educativo. La mochila de Juan Davíd tiene, entre muchos aditamentos, un chaleco antibalas que puede cubrir la cabeza y espalda a los menores, y así evitar que una bala perdida los pueda impactar. ¿Exagerado? No, para nada. No sería mala idea que los gobiernos que andan de “queda bien”, comenzaran a invertir en este tipo de protecciones *** Numerosas comunicaciones, muchas de ellas críticas, provocó mi más reciente columna titulada “Entre las #MiseriasdelPeriodismo y #MiReinoporunClick”. Y aunque he contestado a todas ellas con amabilidad, les puedo decir a quienes fielmente leen mi colaboración que respeto la diversidad de opiniones y que una veintena de años en el periodismo respaldan mi manera de pensar. A todos gracias y buen fin de semana.
@betata75