Hoy Guerrero es noticia nacional e internacional, y la entidad se descompone día con día. Por lo pronto, el Gobierno Federal ya tomó la seguridad del municipio, en lo que se antoja una respuesta tibia a los sucesos en los que desaparecieron 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Conforme pasan las horas se sabe de mayores detalles en torno al grado de infiltración del narco en Iguala y se organizan marchas multitudinarias en numerosos estados de la República en apoyo a los familiares de los desaparecidos.
Los legisladores federales ya también tomaron cartas en el asunto al ver que las autoridades estatales han sido rebasadas por la impunidad y han formado una comisión que vigilará el rescate de la entidad. Es más, hasta el gobernador Angel Aguirre Rivero, duramente cuestionado, ha ofrecido su renuncia.
En este caos, el Ejército Popular Revolucionario, esa guerrilla olvidada, pero activa, ha anunciado que ante la ingobernabilidad que ha ocasionado la delincuencia organizada en amplias zonas, pasaran de una defensiva estratégica a la ofensiva generalizada. Lo que sea que eso signifique.
Para entender un poco lo que está pasando en ese estado, remontémonos a los orígenes de la violencia. Los problemas del narcotráfico iniciaron en 2005 con una pugna por controlar Acapulco, su localidad más próspera y poblada.
La violencia inició cuando Los Zetas intentaron arrebatar con balaceras y ejecuciones al Cártel de Sinaloa el dominio del puerto y de la Costa Grande, relevante para la introducción de droga al país y su salida hacia estados del centro.
El jefe de la plaza era el entonces capo Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, entonces socio de Joaquín El Chapo Guzmán, quien finalmente mantuvo el control de Acapulco.
Pero luego de que El Barbas fue abatido por la Armada de México en Cuernavaca, Morelos, el 16 de diciembre del 2009, su hermano, el recién capturado Héctor Beltrán Leyva, El H, y su lugarteniente, Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, iniciaron una disputa por quedarse con Acapulco.
A esta pelea se sumó que La Familia Michoacana, organización que también buscó entrar al estado y peleó a la dividida organización deBeltrán Leyva municipios de las regiones de Tierra Caliente y Costa Grande.
Las detenciones de La Barbie y de su socio, Gerardo Álvarez Vázquez, El Indio, ambas en el Estado de México, no detuvieron la violencia. El grupo de La Barbie se dividió en dos, Guerreros Unidos y Los Rojos, y esas facciones disputaban la plaza hasta hace unos días con la organización del ahora preso Héctor Beltrán.
Guerrero es uno de los estados más conflictivos y desiguales del país. Padece guerrillas, policías comunitarias, crimen organizado y gobiernos caciquiles interesados en mantener la presión social para su conveniencia.
La presencia del crimen organizado ha sido innegable por mucho tiempo, y no es achacable –como algunas autoridades insisten– al “efecto cucaracha” derivado de la intervención federal en Michoacán.
El crimen ha estado en la entidad desde hace más de una década ya que Acapulco es el punto neurálgico del tráfico de drogas y traza una línea recta al norte hacia el principal consumidor de estupefacientes del país: la Ciudad de México.
Entonces, vemos que no importa cuántos contingentes mande el Gobierno Federal, o si renuncia el gobernador, la situación no cambiará y trágicos sucesos como los de Ayotzinapa continuarán porque las condiciones para que ocurran seguirán ahí.
PARA EL REGISTRO Hay una versión que ha comenzado a circular en torno a los hechos de Iguala. Se dice que los normalistas estaban vinculados con el grupo de narcotraficantes Los Rojos, enemigos a muerte de Guerreros Unidos, y que en realidad fue un ajuste de cuentas. Lo cierto es que estos dichos los han tratado de “sembrar” gente allegada a funcionarios del municipio, por lo que se debe tomar con mucha reserva. *** Tibio y vacío es lo que se dice del mensaje del presidente Enrique Peña Nieto en torno a la violencia en tierras guerrerenses. Se esperaba más. Gracias. Hasta mañana.