Como periodista he vivido muchas cosas, buenas, malas y peores. He estado en numerosas coberturas que en ocasiones chocan con mis principios e ideales, pero es trabajo y debe hacerse.
La víspera, Paola Muñoz, una alumna de periodismo de la Benemérita Universidad de Puebla entabló comunicación con un servidor y preguntó sobre las cuestiones básicas del mejor oficio del mundo.
Con gusto colaboré, pero lo cierto es que si me preguntara lo mismo hoy debería añadir que el periodismo en los últimos años se ha teñido de sangre irremediablemente. Suena lógico. La situación del país y del mundo han ido en sentido de la nota roja y los periodistas, sin más, han enfilado hacia la cobertura de la violencia.
Yo mismo hago columnas sobre enfrentamientos, muertes y droga, y trato de hacerlo con el mejor tacto posible y siempre respetando a las víctimas y sus familias. Pero siendo sinceros, también tengo ese trato por respeto a mí mismo, porque no deseo hacer del periodismo una roja vocación.
Las imágenes difundidas por diarios de circulación nacional en la que se puede ver a un alumno del Colegio Americano del Noreste disparar a sus compañeros de clase, simple y sencillamente son deplorables.
El hecho está ahí, es crudo, sí, pero no es correcto para los periodistas mostrarlo, aún cuando tenga valor periodístico. Me asombra lo que compañeros a veces hacen con la nota roja. Insisto, estas tragedias no se pueden evitar, pero el periodismo y sus alcances son aspectos que controlamos nosotros los periodistas, y no debemos permitir que los hechos mismos o la morbosidad y perversión en ellos nos indiquen qué hacer.
Colegas de todo el país protagonizamos hace unas horas un intenso debate en torno al tema, y aunque hay voces distintas, la mayoría coincidió en que por ética profesional no deben difundirse tales imágenes, y reprobamos a los medios que no solo las difundieron, sino que las viralizaron en redes.
El burdo argumento de que debe darse a conocer para saber la realidad del país es tan torpe como equivocado. En el fondo todos sabemos que se quiere ganar audiencia a costa del sufrimiento ajeno.
Me atrevo a más, ese imbécil mercantilismo en el que han caído las empresas periodísticas obliga a hacer del morbo su arpón para conseguir audiencia. Ojo compañeros, el valor periodístico de imágenes como las de Monterrey no está por encima de ganar likes o vender más ejemplares.
Debe combatirse el tráfico de armas en el país para que menores de edad no tengan acceso a ellas y debe evitarse a toda costa facilitar su portación legal, pero lo que urge es reabrir el debate de la ética periodística de medios y profesionales de la comunicación en un país donde la violencia es el pan de cada día.
PARA EL REGISTRO Las quimioterapias falsas de Veracruz superan cualquier ficción que se nos pueda ocurrir. Escóndete más Javier Duarte, porque la justicia caerá sobre ti. Escóndete, porque con la salud no se juega. Escóndete, porque los niños son lo más sagrado y de más valor que tiene este país y te metiste con ellos. Escóndete, porque después de esto ya ni la justicia te protegerá de los propios ciudadanos. Gracias. Hasta mañana.
@betata75