ANTONIO BETANCOURT
Aceptémoslo, nuestro país está lo más lejano al mundo ideal para vivir. La descomposición de las estructuras sociales ha propiciado que México ocupe los primeros lugares de criminalidad en el mundo.
En 2012, uno de cada cuatro mexicanos era víctima de un crimen cada año. Hoy, es uno de cada tres y se prevé que dentro de un año, sea uno de cada dos.
Expertos aseguran que esta incidencia delictiva se debe a las complicadas condiciones que enfrenta la juventud, pues vive en relativa pobreza, violencia familiar, padece exclusión o deserción escolar y desempleo, cultura de violencia, alcoholismo en su entorno y facilidad para acceder a las armas.
No hay colonia, calle o casa que no haya padecido un delito común o de delincuencia organizada. A todos nos ha pasado.
Una de las soluciones posibles para este panorama es que el gobierno implemente estrategias que busquen reducir el delito, pero con un sistema de información acerca de las tendencias y causas de violencia. Esto, porque ya vimos que la confrontación ha dejado más muertes y caos.
La estrategia implementada desde gobiernos panistas no ha funcionado y si bien se han dado fuertes golpes al narco, no repercuten en la baja de los índices delictivos, que al final del día es lo que importa.
De acuerdo con estudios internacionales, la criminalidad en los últimos años aumentó en 107 países que focalizaron la lucha contra la delincuencia organizada con mecanismos represivos y no con preventivos, como sucede en México.
Especialistas aseguran que la prevención del delito no está estructurada ni en las secretarías de seguridad ni en instituciones del Poder Judicial, y debe enfocarse en otros factores que van encaminados en el desarrollo de las personas, como salud, educación, trabajo y desarrollo social.
Piden que el 2 por ciento del dinero que se gasta en represión se canalice a la prevención, con el único fin de frenar este aumento de la delincuencia.
Entonces, ¿no queda lugar seguro en nuestro país para vivir? Pues los estudiosos del tema aseguran que no; pero lo cierto es que sí existe un municipio ideal, sin inseguridad y con el poder adquisitivo que todos queremos, mucho de él encaminado hacia la prevención delincuencial.
En este municipio los índices de criminalidad están a la baja, la policía es bien pagada y confiable, y el crimen organizado mantiene al mínimo sus actividades.
Esta ciudad, a pesar de estar en medio de una de las zonas de México más azotadas por la violencia del narcotráfico, es famosa por su gran desarrollo social, económico e industrial.
Además, registra los índices más bajos en robo de vehículos, asesinatos y secuestros: sólo el 1% del total de delitos perpetrados en ese estado, de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia local.
La seguridad de la que gozan los más de 125 mil habitantes con que cuenta este municipio se ve reflejada en la afluencia de personas a los restaurantes por las noches y a espacios públicos familiares, con zonas recreativas utilizadas por personalidades de alto nivel socioeconómico.
No solo es el municipio más rico de Latinoamérica, sino también el más educado y civilizado. Aquí viven cientos de egresados de maestrías de todo el mundo. Tiene grandes corporativos y las clases sociales más altas.
Calles limpias y ordenadas, grandes residencias, centros comerciales vanguardistas y amplias zonas recreativas son algunas de las características de esta ciudad, además de ser sede de oficinas de empresas transnacionales como Vitro, Alfa, Cemex, Femsa y hogar de los importantes directivos de las firmas.
Estamos hablando del municipio de San Pedro Garza García, en Nuevo León. Forma parte del área metropolitana de Monterrey, y es uno de los lugares más seguros para vivir, donde los recursos económicos pagan una buena policía y mayor seguridad.
Aquí el común denominador es el dinero, y como la pobreza carcome a los mexicanos, este modo de vivir seguirá siendo inalcanzable para la generalidad. Pero la verdad podría mejorar la situación si el gobierno dedicara más de nuestros recursos a prevenir la delincuencia. Comprobado. Gracias. Hasta mañana.