El dinero criminal en las campañas

Envueltos en este clima de preponderancia criminal, es inevitable pensar cúanto dinero del narco podría estar enquistado en las campañas electorales de candidatos locales.
La verdad es difícil determinar en esta etapa del proceso la cantidad de este daño en la financiación política, pero lo cierto es que en el pasado el narcotráfico ha acomodado a su antojo a políticos y es posible que esté pasando de nuevo.
Cabe preguntarnos entonces si México puede detener estos recursos, porque no es un problema nuevo y representa uno de los retos de seguridad persistentes que no se ha podido superar.
El Instituto Nacional Electoral (INE) no parece eficaz en impedir que las arcas electorales se surtan de dinero ilícito, a pesar de las reformas y de haber cumplido un periodo respetable desde que se ciudadanizó.
Recordemos que fue creado originalmente en 2013 para sustituir al Instituto Federal Electoral, y uno de los argumentos de dicha transformación fue precisamente el dotarlo de mayores recursos para impedir el dinero criminal en los procesos electorales. Cierto, el crimen no fue en sí la causa directa del cambio, pero la nueva institución, al menos en teoría, debe ayudar a limitar su presencia en las urnas.
Como parte de este esfuerzo, el INE centralizó el aparato electoral, y redujo el papel de los tribunales estatales que estaban en gran medida en deuda con los gobernadores; los gobiernos estatales son más susceptibles a la corrupción, en particular con respecto a la delincuencia organizada, y este cambio, insistimos, en teoría debería haber producido un marco electoral menos vulnerable.
Pero esta lógica parece no tener sentido cuando la comparamos con lo sucedido con las policías locales, ya que la teoría no probada de que la mera centralización de las fuerzas en 32 estados se traducirá en una policía más eficaz, pues simplemente no ha funcionado.
El reemplazo del INE por el IFE no deja de sonarnos como demasiado simplista, y los problemas persistentes en el Instituto demuestran que la reforma está resultando ser un proceso muy tedioso.
Líderes políticos no se cansan de recordar el viejo fetiche sobre la creación de nuevas agencias cuando las viejas fallan, y esto también pasa en el ámbito de la seguridad. México ha completado un ciclo a través de un sinnúmero de nuevos cuerpos de policía federal en los últimos veinte años, y ninguno de ellos es notablemente mejor que sus predecesores.
La razón es que el mero hecho de crear una nueva institución no hace nada para fortalecerla; por el contrario, a menudo las mismas patologías que afectan a la antigua agencia son absorbidas por la nueva.
Entonces, mientras que la mejora de las instituciones es a la vez una empresa loable y vital en México, no hay razón para esperar que ocurra simplemente decretando una nueva entidad de marca. Un nuevo nombre es poco más que un primer paso.
PARA EL REGISTRO Hay en México 53.9 millones de usuarios de internet que se conectan un promedio de seis horas al día; un gran porcentaje de ellos son niños y adolescentes entre los 11 y 17 años y desde hace algunos años sobrepasamos la barrera de los 20 millones de internautas… y a pesar de eso, la Asociación Mexicana de Internet A.C. (AMIPCI) reconoció apenas que la red se ha utilizado por gente con malas intenciones para cometer delitos y busca un convenio con la Policía Cibernética para frenarlos… ¡caray! descubierta el agua tibia pues. Gracias. Hasta mañana.
 
 

 

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