El viejo refrán “dime de qué presumes, y te diré lo que careces” parece quedarle como anillo al dedo al Gobierno Federal que tanto se ha esmerado en dar a conocer una supuesta baja en la criminalidad, con la esperanza de que se termine aceptando.
La víspera, el titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), Miguel Ángel Osorio Chong, aseguró que de acuerdo con cifras proporcionadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se pudo comprobar que el índice de homicidios en México ha logrado reducirse en un 16 por ciento durante los últimos dos años.
Según el funcionario, en 2011, se registraron 27 mil 213 asesinatos, y dos años más tarde se presentaron cuatro mil 481 homicidios menos, lo que refiere a que sólo dieron lugar a 22 mil 732.
Sin embargo, para algunas organizaciones no gubernamentales las cifras en cuanto a criminalidad simplemente no cuadran, y aseguran que los números oficiales pudieran no estar debidamente sustentados.
Según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal (CCSPyJ), el Inegi dio a conocer sus cifras preliminares de homicidios (dolosos) en 2013, con base en las actas de defunción.
El total nacional del Inegi es un 25% superior al del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), con base en los reportes de las procuradurías de las entidades federativas.
Pero respecto a 10 entidades federativas las cifras del Inegi son entre 30 y 158% más altas que las del SNSP. Los peores casos son los de Zacatecas (diferencia de 158%), Tabasco (74%), México (70%) y Tamaulipas (59%), Chihuahua (48%) y Distrito Federal (48%).
Las diferencias estriban en que el Inegi cuenta víctimas y el SNSP averiguaciones previas iniciadas, pero esta es una mentira a medias, ya que unas procuradurías sí han contado víctimas y otras, la mayoría, averiguaciones.
Lo cierto es que resulta inadmisible que en lugar de contar víctimas —según los usos universalmente aceptados— se cuenten averiguaciones previas y, sobre todo, queriendo hacer pasar averiguaciones por víctimas.
La verdad es que la mayoría de los gobiernos estatales reportan al SNSP cifras inferiores a las reales, para simular una incidencia criminal menor y aparentar eficacia ante la federación.
Las organizaciones que monitorean la criminalidad no están seguras de que las cifras del Inegi sean las exactas, ya que en el pasado se han documentado casos en que esta institución sub-registra homicidios y no por deshonestidad, sino porque su fuente (las actas de defunción) son manipulables por gobiernos locales empeñados en el engaño.
Según el análisis de CNSPyJ, respecto a los homicidios al menos se cuenta con la fuente alternativa de información del Inegi, y para aquellos que sí son denunciados, las cifras pueden estar siendo falsificadas a la baja.
Entonces, cuando los gobernantes proclaman la mejora súbita de la seguridad debido a sus políticas casi milagrosas, es de esperarse que esta organizaciones y la sociedad misma expresen fuertes reservas, ya que pueden estarse basando en estadística (parcialmente) manipulada.
Cabría aquí pedir como obligación y prioridad que el Gobierno Federal disponga de información verídica y confiable sobre incidencia criminal, ya que las cifras que pregonan un día sí y el otro también, no concuerdan con el nivel de inseguridad que vivimos a diario.
PARA EL REGISTRO Lío tremendo en el que se metió el hijo del gobernador Fausto Vallejo por andar visitando a Servando Gómez La Tuta, líder de Los Caballeros Templarios. Nos cuentan que este cártel acostumbra grabar todos sus encuentros con funcionarios y personalidades… ¿Quién más aparecerá? Gracias. Hasta mañana.