En la entrega anterior hablamos sobre el asedio de criminales a las empresas, pero ¿qué pensarían si nos enteramos de que nosotros también contribuimos económicamente a la proliferación de la delincuencia organizada?
Las empresas ya hacen su parte al pagar una extorsión para poder seguir funcionando, y no lo harían si el gobierno dispusiera de una policía eficiente e incorruptible, pero no es así, y los empresarios abonan parte de sus ganancias a las actividades ilícitas.
Pues bien, nosotros hacemos una parte también; un atinado análisis de la organización internacional Diálogo Interamericano asegura que parte de lo que gastamos en la vida diaria va a parar irremediablemente a una organización criminal.
Todo el mundo sabe que la cocaína financia insurgentes colombianos y los cárteles mexicanos, y que los talibanes hacen mucho dinero en negocios fuera del comercio del opio, y la mayoría de nosotros que no usamos drogas duras podemos creer, erróneamente, que nuestro dinero no va a parar a los bolsillos de los delincuentes.
Lo cierto es que hay compras rutinarias que parecen inocuas, pero en la realidad financian algunas organizaciones en lugares inimaginables.
Muchos de nosotros no hemos oído hablar de los minerales tantalio o tungsten, pero lo usamos a diario y es como combustible para la criminalidad en todo el mundo.
Los componentes minerales de nuestros teléfonos móviles y computadoras —a saber, el estaño, tantalio, tungsteno y oro— son toda una empresa en pleno auge de los grupos armados en la República Democrática del Congo (RDC), Colombia, Perú y Venezuela.
A diferencia de los diamantes, estos minerales pueden ser fundidos en combinación con mineral extraído legalmente, por lo que es muy difícil rastrear su origen, y su extracción está enmarcada en condiciones deplorables y comandada por grupos guerrilleros que financian actividades ilícitas alrededor del mundo.
Aquí en México no nos salvamos. Cuando compramos un aguacate estamos financiando una lucha armada entre los autodefensas y el crimen organizado en Michoacán, entidad en donde crece más o menos la mitad de este vegetal que los estadounidenses y mexicanos comen.
Según estimaciones, el Cártel de los Caballeros Templarios extorsiona unos 150 millones de dólares al año a partir de la industria del aguacate mediante pagos de los productores o al hacerse cargo de las plantaciones ellos mismos.
Así, el consumidor estadounidense y el mexicano ahora paga más del 20 por ciento por los aguacates que hace un año. Un importante productor que quiso el anonimato nos confió que la mitad de esa alza en el precio es el resultado de extorsiones por el crimen organizado. Increíble.
PARA EL REGISTRO Muchos nos preguntan si estamos ante el principio del fin de los partidos políticos… mmmm, no lo creemos así, pero los destapes tres años antes, las candidaturas ciudadanas que poco a poco ganan terreno, los partidos satélites que pierden registro, una abstención de más del 50 por ciento, organizaciones políticas en las que pocas personas creen y compra de votos al por mayor nos dicen que estamos ante una severa crisis de partidos que ahora más que nunca deberán cambiar sus modos y maneras *** Todo parece indicar que el ex presidente Felipe Calderón busca a través de su esposa reelegirse en el gobierno. Sí, nuestra Constitución no lo permite, pero en los hechos la aspiración de su esposa a la Presidencia de la República refleja que ambos comparten un proyecto transexenal. Ojalá Calderón sepa que al querer un cargo público, Margarita Zavala pone a los ojos de la opinión pública y las críticas a su gobierno en el que no le fue tan bien. Por cierto, ¿cómo podría gobernar un país alguien que nunca ha tenido un cargo de gobierno? Gracias. Hasta mañana.