En su eterna búsqueda de mercado, los traficantes de drogas intentan poner de moda en preparatorias y centros educativos universitarios las llamadas “drogas de diseño”.
Según reportes de las autoridades, existe una alerta acerca de un boom en la venta de estas drogas vía internet a través de chats o redes sociales, que se entregan a las afueras de los centros de enseñanza.
Un informe reciente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló que en los últimos tres años aumentó hasta 690 el número de páginas web que informaba sobre cómo conseguir las drogas de diseño, y las autoridades en México registraron un incremento del consumo de estos enervantes hasta en un 3 por ciento en los últimos 12 meses.
Pero ¿qué son, de dónde provienen, cómo alteran la percepción y el comportamiento, y cuáles son los riesgos de consumir estas sustancias?
Según expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México, la mayoría de los químicos que se dedican a la investigación farmacéutica diseñan moléculas, a partir de productos de la naturaleza, pensando en sus aplicaciones médicas.
Sin embargo, no todos los fármacos que se diseñan así son exitosos y algunos tienen demasiados efectos secundarios negativos, ya que tiende a repetir o incrementar los síntomas de las drogas naturales; éste es el origen de la mayoría de las llamadas «drogas de diseño», como el éxtasis.
Las drogas de diseño, también llamadas drogas rave, drogas de club, drogas tecno, drogasdance o drogas de fiesta, abarcan una gama de sustancias, entre las cuales las más conocidas son el éxtasis, el GHB, el Rohypnol, la Ketamina (Special K), el LSD y el PCP.
La metilendioximetamfetamina (MDMA), conocida como éxtasis, fue preparada en 1914 para reducir el apetito y combatir la obesidad. Como resultó poco efectiva, se mantuvo en el olvido hasta 1960, cuando comenzó a ser utilizada por siquiatras para ayudar a personas con desórdenes sicológicos sin éxito, ya que causaba más daños que beneficios.
Precisamente esta última propiedad la convirtió en una droga de diseño pues permitió obtener juntos los efectos de algunos estimulantes y alucinógenos en una sustancia que era aceptada legalmente.
También existen el GHB, Rohypnol y la Ketamina (Special K), que por sus efectos sedantes y generadoras de amnesia, además de su poco sabor y olor, se han utilizado como «drogas de violación» para cometer abusos sexuales.
Los efectos iniciales del GHB son alucinaciones sicodélicas que pueden durar hasta tres horas. Luego vienen la sedación intensa, la sensación de vértigo, depresión, alteraciones visuales y respiratorias, pérdida de la conciencia, coma y, eventualmente, la muerte.
El Rohypnol es un tranquilizante diseñado como medicina antidepresiva y contra la ansiedad, que pertenece a la familia de las benzodiazepinas (como el Valium y el Librium). Al principio reduce la ansiedad, y luego provoca sueño, dificultad al hablar y moverse; puede ocasionar confusión, depresión, alteraciones respiratorias y lagunas mentales.
La Ketamina, conocida como Special K, es un anestésico de uso veterinario prohibido para consumo humano. En las fiestas se le encuentra en forma líquida o como un polvo blanco que se aspira por la nariz o se fuma mezclado con tabaco o mariguana. Provoca alucinaciones intensas, desde relajación hasta pérdida total del control muscular, así como pérdida de la conciencia.
En este segmento también se incluye el famoso LSD, un alucinógeno potente que distorsiona las percepciones sensoriales y se le encuentra en en forma de pastillas, polvo o líquido. Durante el «viaje» con esta droga se dilatan las pupilas, se incrementan la temperatura corporal, la sudoración, el ritmo cardiaco y la presión sanguínea.
Y por último, también tenemos el PC, llamado también «polvo de ángel», que comenzó a estudiarse como anestésico en 1950, pero por sus efectos secundarios como alucinaciones, delirio y desorientación, se autorizó sólo como analgésico de uso veterinario. Frecuentemente se le emplea para adulterar o sustituir a otras drogas más caras, como la cocaína y el LSD.
Que esta alerta sirva para conocer la naturaleza de estas drogas clandestinas que se distribuyen en los lugares que frecuentan los adolescentes y los jóvenes. Según el Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), el segmento de riesgo está entre los 14 y los 18 años. Estemos atentos y cuidemos a la familia. Gracias y hasta mañana.