En las últimas horas conocidos, familiares, amigos, y hasta no tan amigos, me han invadido con preguntas acerca de la utilidad de marchas como las que protagonizaron organizaciones civiles y estudiantiles en ciudades del país contra el tirano Trump y sus políticas racistas.
Alguien cercano fue muy crítico y tajante, afirmó que las marchas no sirven de nada, y el hecho de que la ciudadanía se manifieste no hará que renuncie este bravucón. Tiene parte de razón, pero la verdad me indigna su antipatía, y no quiero sonar romántico ni mucho menos, pero las personas así —que podemos contar en millones—, no se dan cuenta que todos somos un grano de arena de un desierto que puede cambiarlo todo.
Yo asistí a la marcha en la Ciudad de México, no creyendo por supuesto que Trump renunciaría al instante, sino como convicción personal. He cubierto cientos de manifestaciones en mis años de reportero, pero a pocas he asistido como gritón participante.
Les puedo decir que fue una gran marcha; asistieron personas convencidas, exigentes y entusiastas, y aquellos mentirosos de siempre que dijeron que sería una manifestación favorable al gobierno, nada más alejado de la verdad. La caminata estuvo repleta de cuestionamientos al presidente Enrique Peña Nieto, y fue un evento de libertad y unidad, porque a final de cuentas de eso se trataba.
¿Que fue un fracaso? No. Fracasada es la visión de aquellos que creen que una marcha soluciona todo y olvidan que estos ejercicios ciudadanos son como las encuestas: una fotografía del momento que no refleja una tendencia de la realidad; y simples y burdos aquellos que critican a esta expresión popular con el “no sirve de nada”, y a los que engloban el éxito o fracaso del clamor popular por la cantidad de gente que asistió.
Tristes estas personas que siguen esperando qué hacer sin saberlo, sin entender una realidad y, peor aún, criticando con rabia y malestar a quienes nos atrevimos a salir a la calle en un momento en el que el país necesita fuerza ante tanta división.
Lo importante de las marchas de este domingo en más de una decena de estados del país son las manifestaciones de hartazgo frente un Presidente que ha cometido serios desaciertos, y fueron un debate sobre una política soberbia y ciega encabezada por Enrique Peña Nieto frente a una nueva situación que vive el país, su vida interna y sus relaciones con un agresor en el exterior al que no ha confrontado.
Bien por quienes fuimos, porque estamos haciendo algo diferente para rechazar las políticas antiinmigrantes de Trump que comienzan a afectarnos, pero mal por quienes sólo critican y no hacen nada. De ellos, la verdad, no vale la pena hablar ya. He dicho.
PARA EL REGISTRO ¡Qué alegría leer estos encabezados!: “El estudiante de la UNAM, Yair Israel Piña López, y ahora investigador de la NASA, analizará la radiación del planeta rojo, a través de una misión que simulará un viaje a Marte”. Gracias y hasta mañana.
@betata75