Teo no quería ir al hospital. Empezó a sentir síntomas de gripa y se atendió con los medicamentos que conocía. Sin embargo, como no mejoraba se fue a hacer un estudio del tórax, del que los resultados fueron «intrusos alveolares» y «se recomienda hacer prueba de SARS-CoV-2».
Así fue como comenzó el final del hombre de 68 años, quien también tenía otros padecimientos como diabetes.
- El pasado 1 de agosto, Teo decidió ir al hospital, cuando su respiración y sus malestares ya habían empeorado. A horas de que ingresó, los doctores lo intubaron pues sus pulmones ya estaban seriamente dañados. Y tan solo 10 días después, los médicos informaron a la familia Fragoso que él ya había fallecido.
- De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal, el 88.57% personas fallecidas por COVID-19 ha estado hospitalizada, principalmente en unidades públicas, es decir, más de ocho de cada 10. Solo 11.43% de los fallecidos han sido casos ambulatorios.
Una investigación del doctor Héctor Hernández Bringas, del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, basada en las actas de defunción y presentada en el programa de Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula, señala en el mismo sentido que el 88% de las personas que han muerto por COVID estaba hospitalizado en instituciones del sector público.
- De las 54,666 defunciones contabilizadas hasta el miércoles, 48,106 decesos fueron registrados en hospitales de la Secretaría de Salud federal, del IMSS, de Pemex, de la Sedena y de la Semar; 1,639 personas (3%) han fallecido en hospitales privados, mientras que 3,826 personas (7%) han muerto en sus casas y 1,094 (2%) lo han hecho en la vía pública o en un lugar no especificado.
«La población que acude a estos establecimientos (públicos) es la que no tiene cobertura médica ligada a un empleo formal. Evidentemente, se trata de población con grandes carencias. También, cabe destacar que el IMSS, que da cobertura de salud a más de la mitad de la población nacional, solo ha cubierto el 30% de las defunciones registradas», señala el estudio Mortalidad por COVID-19 en México de la UNAM .
- Teo falleció en un hospital del IMSS en Veracruz. Dos semanas antes de su deceso, se atendió con homeopatía y se negó a aceptar que había adquirido el virus. Para cuando se internó, el SARS-CoV-2 ya había hecho sus estragos.
- A través de audios, los médicos enviaban a sus familiares el estatus del paciente. «Está grave», era la frase común en las llamadas que se hacían dos veces por día, hasta que Teo partió.
El subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, ha insistido en que quienes tienen enfermedades crónicas se tienen que evaluar tempranamente, es decir, acudir a una unidad de salud. «No se esperen, no se esperen», ha dicho en conferencias de prensa.
Alejandro Castillo, médico internista en el Hospital General, considera que «humanamente» el personal no cumple con las expectativas de las familias que pierden a un familiar, pero hace todo lo posible en esta pandemia.
«Quisiéramos complacer la parte humana de nuestros pacientes. De verdad quisiéramos pero no es así. Es una pandemia, es una guerra viral, es un algo que nadie sabe cómo pasó y qué pasará, y lo único que queremos es cuidar a todos, a pesar de que ustedes humanamente no lo hacen», escribió en su cuenta de Twitter./EXPANSIÓN-PUNTOporPUNTO