RITA MAGAÑA TORRES
La situación que vive la infancia en México es “dramática” y el país asciende en la lista mundial de primeros lugares en indicadores de violencia contra niñas, niños y adolescentes, que van desde el maltrato físico hasta el homicidio, afirmó la senadora de Nuevo Alianza, Mónica Arriola.
Mencionó que la violencia más extendida en el país en contra de los menores es el castigo corporal con fines disciplinarios, seguido por el maltrato infantil físico y sicológico, y por último la omisión de cuidados y los tratos humillantes.
Indicó que en el año 2011, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) elaboró un reporte donde se registraron más de 20 mil casos comprobados de maltrato infantil a través de sus instancias estatales.
Sin embargo, informó que en la actualidad es difícil cuantificar los casos de violencia contra niñas, niños y adolescentes, debido a que las denuncias no forman parte de una práctica social, hay desconocimiento sobre la ilegalidad y las instituciones que pueden brindar apoyo.
Por ello, dijo, es urgente que crear políticas y acciones que logren hacer realidad el respeto de los derechos de los niños en el país.
En este sentido, presentó una iniciativa para reformar diversos ordenamientos y prohibir la utilización del castigo físico o cualquier tipo de trato humillante, degradante, cruel e inhumano, como forma de corrección o disciplina.
Además, planteó la necesidad de aplicar penas de seis meses a cuatro años de prisión a padres, tutores o familiares que usen el castigo físico como medida de disciplina.
Arriola Gordillo señaló que en México el marco jurídico convalida el abuso contra infantes, ya que mantiene un diseño institucional que responde a una forma de ver a niñas y niños como seres dependientes en estado de minusvalía.
Agregó que muchos consideran que, en su forma leve, el castigo físico es útil para enseñar al niño lo que significa «no» y para que se comporte apropiadamente e incluso es útil para protegerlo de un peligro mayor ante urgencias.
Sin embargo, el castigo físico, cuando alcanza niveles de maltrato, se asocia, años después, a un riesgo elevado de presentar comportamientos violentos y psicopatologías.