A principios de marzo el gobierno federal confiaba que el confinamiento por el virus covid-19 logrará disminuir lo que no han podido: asesinatos. Sin embargo, las veladoras que prendió el gabinete de seguridad de nada sirvieron. Las múltiples ejecuciones, asesinatos en restaurantes, bares, salones de fiestas, centros de rehabilitación, cuerpos en fosas y emboscadas contra autoridades de los tres niveles de gobierno han dejado al descubierto que a los narcotraficantes y organizaciones criminales nadie los detiene.
- La estela de violencia en los dos primeros meses (marzo y abril) de confinamiento dejó a su paso cinco mil 960 victimas (niños, mujeres y hombres) lo que equivale a 98 muertes cada 24 horas según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad (SESNSP).
La estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador, de «pórtense bien», «abrazos, no balazos» o «fuchi, guácala», ha dejado al descubierto escenas violentas vistas al inicio de la llamada guerra contra el narco que comenzó Felipe Calderón Hinojosa.
De acuerdo con los datos del SESNSP, la batalla por el control del territorio durante los dos primeros meses de confinamiento se ha acentuado en 10 entidades del país: Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Chihuahua, Baja California, Jalisco, Ciudad de México, Guerrero, Veracruz y Sonora.
Guanajuato es el estado con el mayor número de asesinatos al registrar 724 crímenes, 12 cada 24 horas. En esa entidad la batalla que enfrentan los grupos criminales ha dejado a su paso escenas, como la muerte de 10 personas que permanecían en un Centro de Rehabilitación en Irapuato.
Los homicidios registrados en esa entidad, incluyen ataques con granadas, como el registrado en el bar «Las Muñecas», en la colonia Del Parque, Celaya, en el que murieron cinco personas. La pérdida de vidas se presenta en medio de la disputa que tienen los cárteles Jalisco Nueva Generación y Santa Rosa de Lima.
- En Michoacán, la disputa, principalmente por los municipios que integran Tierra Caliente, ha dejado 687 muertos, 11 cada 24 horas. Entre los crímenes registrados en ese estado se encuentran cuerpos dejados en camionetas, ejecuciones, cadáveres mutilados, fosas, así como ataques contra Marinos.
Entre las víctimas están cinco personas que fueron localizadas sin vida, con signos de violencia y el tiro de gracia en el municipio de Cotija
- En el Estado de México se han registrado 538 asesinatos, lo que equivale a nueve muertes cada 24 horas. La disputa por el control de los municipios y la venta de droga cobró la vida de siete personas luego de un ataque en el bar «La Banquetera», ubicado en la en calle Justo Sierra y Avenida Benito Juárez, colonia San Pablo de las Salinas, municipio de Tultitlán.
- La violencia en Chihuahua, duramente los dos primeros meses de confinamiento dejo un saldo de 518 homicidios violentos, 8.5 cada 24 horas.
Uno de los días más cruentos se registró el 4 de abril cuando se reportó la muerte de 35 personas. Entre ellas, Un grupo de 19 integrantes de la organización delictiva Gente Nueva, brazo armado del cártel del Pacífico, durante un enfrentamiento con La Línea del Nuevo Cártel de Juárez, en el municipio de Madera.
- En Baja California se tiene el registro de 496 muertes, ocho cada 24 horas. Entre las muertes registradas se encuentra el de seis personas en Mexicali, en un restaurante del poblado de Popotla, cuando un comando ingresó al lugar y comenzó a disparar.
- Los crímenes en Jalisco alcanzan la cifra de 369, lo que equivale a seis cada 24 horas. La entidad donde surgió el Cártel Jalisco Nueva Generación registró la muerte de nueve personas en abril en la colonia Las Huertas, municipio de San Pedro Tlaquepaque, durante un enfrentamiento entre personal de la Fiscalía General de Justicia de la entidad y criminales.
La estela de violencia registrada durante el confinamiento, también alcanza a la Ciudad de México, 281 asesinatos; Guerrero, 280; Veracruz, 249 y Sonora, 222.
Cómo se explica la creciente ola de homicidios en el país
A casi dos años del triunfo electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, México continúa con los pies atrapados en los eventos violentos.
- Antes de asumir la presidencia, a finales de 2018, López Obrador anunció que su plan para atajar la violencia apuntaría por un lado a las causas, la corrupción, la falta de oportunidades y calidad en la educación, el empleo y el acceso a la salud. Por otro lado explicó que su gobierno reformularía la guerra al narcotráfico del ex mandatario Felipe Calderón (2006-2012).
Con los programas sociales, aseguró López Obrador, enfrentaría las causas. Dieciocho meses más tarde, la situación es sin embargo igual o peor. Las ayudas sociales de López Obrador funcionan desde hace tiempo, pero los resultados no llegan. Las críticas a las fuerzas armadas han sido durísimas y continuas, sobre todo desde el Culiacanazo, cuando un grupo del Ejército intentó atrapar a Ovidio Guzmán, y luego también por la matanza de la familia mormona LeBarón.
Para el analista en seguridad, Ricardo Márquez Blas, existen dos factores que continúan impactando profundamente en el aumento de la violencia en México. “Las instituciones de seguridad pública mexicanas, al menos durante la última década, existe una tendencia sigilosa pero clara hacia una retirada funcional frente a la criminalidad, particularmente frente al crimen organizado. Este retiro funcional representa un factor importante para explicar los niveles muy altos de violencia en México”, escribió en su artículo Violencia criminal en México: entre los sigilosos y los no deseados.
- Márquez Blas añade: “Este retiro no se ha expresado en documentos oficiales de la política pública sobre seguridad. No es una estrategia oficial, sino una realidad sigilosa de la forma en que la policía del país opera a diario”.
- Esto quiere decir que la policía mexicana interviene cada vez menos en los crímenes ocurridos. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, durante el periodo de 2010 a 2018, el número total de delitos que ocurrieron aumentó 42.8 por ciento, mientras que la participación policíaca solo lo hizo en un 9.5 por ciento.
Dicho fenómeno, explica el analista, tiene sus variantes en el tipo de delito y la corporación policial. Por ejemplo, las acciones policíacas vinculadas al crimen organizado se redujeron 76.8 por ciento en ocho años, y los delitos de jurisdicción común en un 32.1 por ciento. En las corporaciones de la policía estatal, las intervenciones han sido menores que en las municipales.
La sensación de frustración en materia de seguridad es quizá una de las más dolorosas para el gobierno.
La encrucijada del narco
El narcotráfico representa el catálogo de males estructurales de México y las soluciones erradas de varios gobiernos. El pasado 1 de abril, las autoridades mexicanas y estadounidenses anunciaron que para evitar que los cárteles se aprovecharan de la pandemia, fortalecerían las operaciones antidrogas por aire y mar.
Sin embargo, la experiencia histórica advierte que las operaciones y acciones implementadas generarían consecuencias opuestas a lo planeado.
- Márquez Blas documenta que durante la administración del ex presidente de EEUU, Bill Clinton (1993-2001), este tipo de operaciones, sobre el bloqueo del tráfico de drogas por mar y aire, generó que el transporte de sustancias ilícitas se realizará por tierra. Esto sin duda abre la puerta al aumento de disputas por el control de los territorios, rutas de transporte, distribución y salida del país. En resumen, la continuidad e intensificación de la violencia letal en México./Agencias-PUNTOporPUNTO