Es un movimiento social, anti sistémico y de carácter nacional.
Anti sistémico no quiere decir violento, pero si contiene gran fuerza de social para derribar estructuras, cambiarlas, transformarlas.
Incide en la vida social, política, económica, cultural, comunicativa y moral de la sociedad.
Llama la atención en el plano internacional por ser particular y extraordinario.
El gobierno y su estructura burocrática no pueden dimensionar su carácter anti sistémico por eso de su actuación errónea y a su reducida o nula credibilidad.
Al 43 de repente estallo el sistema de gobierno, el sistema político, el decálogo de reglas que no se cumplen, la máscara que simula fortaleza, el caparazón de un discurso de un alguien cuestionado de origen, la violencia, la marginación y la exclusión acumulada.
Las cosas han cambiado y nada sigue igual -para ellos, para las madres, los padres y los hermanos, la familia más próxima-; para la clase política del lugar, para el presidente municipal, primer caído, para el gobernador, segundo caído, para los partidos políticos, en donde hay y habrá terceros, cuartos y quintos caídos; para las instituciones, para los organismos que se dicen defensores de los derechos humanos, para los medios de comunicación, para el sistema; el orden y la aparente paz que ofrece el modelo político económico se descarrilo y la cotidianidad se ve alterada.
Hacia dentro se encuentra el miedo, la angustia, la irritación social contenida, hacia afuera el señalamiento y la vergüenza de ser notorios por hechos reprobables, de violencia, de salvajismo y barbarie, de abuso de poder, de mal gobierno.
Se ha roto la vasija de barro y los pedazos se riegan sueltos. Se ha cuestiona todo y abra que reconstruirnos todos. Mensajes, sentimientos y pensamientos se expresan, unos reclamando, otros acusando, otros implorando, otros más exigiendo, unos más proponiendo.
Dicen del gobierno incapaz que ha buscado y no encuentra; dicen del gobierno que busca, pero será para encontrar o para no encontrar. Dicen de si se ha buscado por todos lados y no se encuentran es porque el gobierno los tiene, y procura, dicen, de que no se busque en donde no quiere que se encuentre.
Una pancarta con toda contundencia dice: nosotros vamos juntos, como sociedad estamos unidos, los partidos son ellos.
El 20 de noviembre, en el aniversario de la revolución mexicana, a la sociedad toda las caravanas de normalistas que recorrieron en tres rutas el país, maestros que empiezan a ejercer enseñando a todos, nos convocaron a reunirnos en el zócalo dela ciudad de México.
Esta invitación abierta se hizo más por redes electrónicas sociales, asambleas y por la palabra de boca en boca, más que por caros desplegados de periódico, de spot en tiempo de radio o televisión. A un día antes era difícil hacer el estimado de cuantos, de donde y como asistirían.
Un día antes el impacto era muy incierto, sin embargo el gobierno federal suspende el desfile oficial conmemorativo de la revolución mexicana de 1910, el gobierno del Distrito Federal toma toda clase medidas, la Asamblea Legislativa del DF adelanta la sesión correspondiente a ese día, establecimientos comerciales y en el aeropuerto cierran sus puertas o toman medidas adelantando servicios o llamando a sus clientes a presentarse horas antes.
Qué elemento en común podemos encontrar para 1910 y 2014, al cumplirse el 104 aniversario de la revolución mexicana. Ese elemento es la lucha de la sociedad civil o del pueblo amplio, plural, noble como es su juventud creciente y pensante, de los padres por los hijos por la vida y contra la violencia, el crimen, el abuso del uso de la fuerza, contra el mal gobierno que significa ilegalidad, inmoralidad, miseria, explotación y sufrimiento. Esos son algunos elementos para dimensionar este movimiento social anti sistémico que tiene la suficiente fuerza para llevar a cambios.