Para los trabajadores de la salud, médicos, doctoras y enfermeros el reto que significa atender a pacientes contagiados con el nuevo coronavirus COVID-19, no es cosa menor. Ellos mejor que nadie conocen cómo actuar. Día a día practican las medidas de sanidad básicas: lavado de manos, gel antibacterial base alcohol al 70 por ciento, toser o estornudo de etiqueta, y ahora, en la medida de lo posible, mantener la distancia con sus interlocutores.
- Son medidas de higiene básicas que todos conocen; sin embargo, cierto temor revive en algunos de ellos, sobre todo quienes vivieron la pandemia de 2009, con el virus de la Influenza y que prácticamente paralizó a la Ciudad de México, con imágenes de sitios tradicionalmente concurridos y que hace ya poco más de una década se observaban totalmente vacíos, como ocurre en la actualidad en muchos lugares emblemáticos de todo el mundo.
Algunos médicos consultados por este diario a las afueras del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), aceptaron compartir su experiencia ante esta nueva pandemia, aunque prefirieron guardar el anonimato.
INER NO ESTÁ PREPARADO
El doctor Rodrigo recordó que ya hace casi un mes, el 21 de febrero pasado, acudieron al INER el titular de la Secretaría de Salud, Jorge Alcocer Varela, y el titular de la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad (CCINSHAE), Gustavo Reyes Terán, para encabezar un curso informativo para capacitadores respecto a este virus, previo a la propagación del SARS-CoV-2, que comenzamos a afrontar.
- Sin embargo, no se ha determinado de manera puntual un protocolo de atención y manejo a los pacientes contagiados con este nuevo virus, debido a que falta mucho material y equipo para proteger a los empleados, médicos y enfermeras, así como a los propios pacientes.
- “Te puedo decir, que ahorita los ojos están puestos en el SARS-CoV-2, por todos los contagios y muertes a nivel mundial, pero la situación del instituto no es cosa menor. No es cierto que el INER está preparado para atender esta emergencia” acusó.
Además de un mayor número de pacientes por COVID-19 que pudieran estar llegando a este instituto, también atendemos pacientes con VIH, tuberculosis, e incluso pacientes enfermos de la influenza estacional que todavía hay en el país; entonces, la pregunta es ¿se van a morir estos pacientes por contagios de coronavirus, aunado al padecimiento que ya tienen, sólo porque no hay un buen control?, cuestionó el médico, al tiempo que lamentó que en la reciente visita del secretario de Salud no se le haya planteado la situación real del instituto.
TEMOR ANTE LO QUE VIENE
Rodrigo advirtió que él personalmente se siente con cierto temor por lo que pudiera venirse para el país, aunque, como médico, está capacitado, sabe de lo que se trata este nuevo virus, el cual es altamente contagioso por vía aérea, ante lo cual, resaltó, en su trabajo y en su casa ha reforzado las medidas higiénicas dadas a conocer hace casi un mes, cuando el problema comenzó a surgir en Wuhan, China, y que ahora ha llevado a comenzar con el distanciamiento social.
Aunado a lo anterior reconoce que su mayor temor es el cuidado de su mamá, quien ya suma ocho décadas de vida, “y debido a que ella vive conmigo, mi esposa también médico, y mis dos hijos adolescentes, debemos extremar precauciones porque los cuatro siempre andamos en la calle, por compromisos inevitables, como es el trabajo, y no quiero correr el riesgo de convertirnos en agentes transmisores del virus a mi mamá, así que es altamente probable que se vaya a vivir una temporada con mi hermana que vive sola y está pensionada, así que casi no sale a la calle”.
EL MIEDO LATENTE
En contraste, el enfermero José Miguel vive con miedo permanente desde que inició la fase uno para evitar la propagación del coronavirus y es que hace ya 10 años, “cuando lo de la influenza, mi papá se enfermó. Él es diabético e hipertenso y en aquella ocasión se vio muy grave. Tuvo que ser hospitalizado y sí, la verdad, vivo con miedo. Ahorita no se han visto muchos casos, porque no estamos ni siquiera en el inicio de lo que se pudiera registrar”, señaló, pero el riesgo de contagio está presente.
- Expuso que el protocolo de atención para pacientes con coronavirus, ya debería ser conocido por todos y cada uno de los empleados del instituto. “Imagínese que un trabajador, por error, por prisa, se le ocurre juntar material contaminado, o ropa de cama… o en una situación de emergencia, ¿a quien se le va a dar prioridad?, si no tenemos más personal, ¿qué hace un doctor, o incluso nosotros los enfermeros, a quién atendemos con mayor celeridad: a un enfermo de VIH, a uno con neumonía, o a uno con coronavirus?, ¿y si entre ellos se contagian?, porque no hay suficiente personal. Todas estas cosas son las que no se han puesto a ver, los de arriba, los que tienen que tomar las decisiones”.
VACACIONES FRUSTRADAS
Yolanda, enfermera casada pero sin hijos, encontró en su trabajo la manera de cristalizar una de sus mayores pasiones en la vida: viajar. Para la próxima Semana Santa tenía contemplado viajar al extranjero.
- Durante poco más de un año ahorró lo suficiente para irse de viaje, pero ahora con todo esto del coronavirus, los planes se cancelaron.
- Ahora, su mayor preocupación, es la situación que se vive en el INER. “No hay suficientes insumos para la protección del personal médico ni de enfermería cuando todo esto llegue a su tope máximo, porque nosotros aquí por experiencia con el virus de la influenza en el 2009 sabemos que no van a ser 10 pacientes los que tengamos que atender”.
“Para estas fechas, dijo, como ya se implementó la fase 1 del programa preventivo, y ante el incremento en el número de casos, que va creciendo día con día, y no tenemos suficientes cubrebocas ni respiradores, ni tapetes antimicrobianos, ni siquiera se ha hablado de contratación de más personal y necesitamos médicos, enfermeras, camilleros, y éstos son aspectos fundamentales que ya debieron haberse atendido desde el principio de esta contingencia”, lamentó.
ENFERMOS CUIDANDO A ENFERMOS
Para la doctora Josefina el riesgo de contagio no es menor, “por el contrario, es sumamente preocupante. Si yo te digo que en el INER tenemos a gente muy profesional, que de verdad trabajan por amor, por pasión a su trabajo, que les gusta lo que hacen y lo hacen bien, y además son responsables, eso es motivo de orgullo para cualquiera, el gran riesgo para ellos es que son enfermos, cuidando a enfermos: irónico, ¿verdad?, pero no lo es, es la realidad”.
- Si a esto le agregas el hecho de que no tenemos un protocolo de actuación para el manejo de los pacientes que se presenten en la institución, aquellos que no lleguen tan graves no tienen mayor problema, pues se les diagnostica y si se considera prudente se irán a su casa a hacer la cuarentena correspondiente, con los cuidados respectivos, para no exponerse y no propagar el virus entre amigos, conocidos y/o familiares.
- El grave riesgo son aquellos quienes necesiten ser hospitalizados. No contamos con suficientes camas ni respiradores, “de verdad, créeme, al día de hoy se han tomado medidas como evitar el saludo de mano, de beso, evitar acudir a lugares concurridos, se han cancelado eventos, suspendido clases, se ha dicho que los niños de educación básica tienen un receso de clases de dos semanas, casi un mes juntando la Semana Santa; y mientras en el INER ni el personal médico ni de enfermería, ni todo el personal que nos asiste, afanadoras, en fin, todos, no conocemos un protocolo de actuación.
No sé qué están esperando las autoridades de Salud. Si nosotros seremos los encargados de vigilar por la salud de todos los pacientes graves que lleguen a nuestro instituto enfermos de COVID-19, precisamente porque nuestra especialidad son las enfermedades respiratorias, y no sabemos cómo se va a actuar, francamente no sé qué esperan de nosotros”, concluyó, visiblemente molesta por la situación que se vive al interior del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias la doctora Josefina./LA CRONICA-PUNTOporPUNTO